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sábado, 17 de diciembre de 2016

Otra vuelta más

Hoy, como ayer, me encuentro en el punto incial del círculo. Y, como tantas otras veces, no recorrí los mismos paisajes, y aprendí cosas diferentes.

Es mentira aquello de que uno recoge lo que siembra. No existe tal principio de reciprocidad, y los boomerang de la vida, si regresan, quizá lo hagan a un plazo muy largo.

Es verdad que no he perdido las semillas, porque soy un labrador de la infinitud, aunque sí es cierto que mis manos se tornan tristes y cansadas frente a los eriales donde trabajan. A veces, se observan algunos brotes que devuelven la sonrisa, y quizá sólo por eso hay que seguir trabajando.

Puedo decir que no conozco los entresijos del mundo, y que las tormentas duran más que la calma entre estos valles olvidados por los que nadie transita.

Quisiera ser algo más que ceniza en la boca, algo más que la herida intratable. Pero no encuentro los resortes, ni tampoco luces que guíen los pasos. El aire ahoga y el mar libera, un cuchillo que desgarra el horizonte y el dolor, unos ojos que se apagan sin dejar de existir.

Y es que a veces la soledad no es ningún amuleto. 22 vueltas y el reloj sigue girando.

Que no se rompa.

https://youtu.be/u72aqP2_hxQ

 

viernes, 2 de diciembre de 2016

Fotografías

Sé que el humo
vaga por tu ventana,
corriendo como
ratas en la memoria,
como caras ocultas
bajo la luna.

Aún no sé quién 
eres, sólo lo que
has hecho habla,
en rimas asonantes,
en canciones 
de rap y de muerte,
en canciones
de ruinas y protestas.

Dime, ¿cómo son
los unicornios?
¿Fueron siempre blancos
y delicados?
Ambos sabemos que
eso no es cierto,
que ellos lo desconocen.

Dime, ¿cuando te vi
por primera vez?
¿Era la anarquía orden
o seguía siendo 
una mala lectura?
¿Era el cielo gris 
o existía algún tipo
de pasión?

Nada sé, sólo recuerdo,
piezas que se pierden,
olvidos que se marchan.

Nada sé, y cada vez menos,
canciones en la ducha,
sin querer ser amantes,
sin querer ser cristales.

Estas son mis fotografías,
sin cámara, sin práctica.

No supe hacerte otras.


Felicidades Yaiza :)



Palabras clave: Ratas, anarquía y rap.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Una historia del Metro

Ella caminaba por una ciudad con sangre, pero sin alma. Recordó que alguien le trastocó el sentido de la vista. No fue hace mucho, es cierto. Sin embargo, cuando iba por el metro, no había nadie. El silencio era interrumpido por sus pisadas y la llegada del transporte.

Los asientos, siempre vacíos. Se sentaba, y se quedaba pensativa. Aquella batalla nada tenía que ver con las guerras de los poderosos, aunque bien podía ser carne de cañón. La suya era una patria extraña, donde entraba a formar parte una élite de desesperanzados, de luchadores con camino y sin compañía.

Yo la conocí sin descubrirla, siendo aún la sombra que proyecto. Me senté enfrente, en la distancia. Es verdad que ella no me veía, aunque eso no era una novedad. ¿Acaso iba yo vestido de verde y amarillo? No lo recuerdo. Tal vez en un pasado que se nubla llevé esos colores.

Me dijo que quería escapar, aunque no tenía adonde. "No es la ciudad", murmuró, "es la ausencia que dibuja el horizonte". Yo asentía con la tristeza de quien ya ha recorrido esos páramos. "Quizá tengas razón", contesté, "aunque deberías recordar que nosotros también podemos pintar unos trazos". 

A veces me miraba, sin conocer el color de mis ojos, ni los rasgos de mis facciones. Yo creía ver sus miedos desaparecer por un instante, aunque luego volvían relampagueando. El metro se detenía y ella se apeaba en el destino de siempre. El de la bruma. Yo me bajaba también, y seguía sus pasos hacia el exterior. Lo que me aterraba por las noches era ver el plenilunio a su lado.

Me contaba que le encantaba, que (por unos instantes) se desvanecía en un mundo que no era el suyo. Yo, por desgracia, veía en la proyección del satélite una luz que no era la suya. Porque yo nunca tuve más que chispas, y no supe absorber ningún destello.

Supe entonces que no importaba lo negro que fuese mi sino, si por el viaje lograba evitar que se apagara alguna estrella. Supe que ella no me veía (ni lo hará) en el asiento de enfrente, pero entendí que se vería reflejada en los cristales del vagón.

Por ello, de vez en cuando, mi vaho empaña la ventana, y un dedo que no existe, escribe:

No te busqué,
aunque vivíamos
en la misma soledad.

Me parezco a ti,
no en la forma, sí
en la pregunta.



https://youtu.be/KYYzZzW1xxU 

Para Lara L.

   
Palabras clave: Horizonte, patria y plenilunio.

sábado, 5 de noviembre de 2016

La arquitecta del sonido

Una melodía triste impregnaba el ambiente. Las velas de la catedral se movían, agitadas, con cada timbre que devolvía el eco. Era tarde, pero no importaba, aquel lugar había sido un refugio frente a los peligros de la noche.

- ¿Otra vez esa canción? ¿No te hartas?

La música cesó. A lo lejos se distinguía una figura femenina, de espaldas. Llevaba una mata de pelo oscuro, lacio, que le cubría el cuello. Poco a poco la distancia se fue acortando.

- No. Ya deberías saberlo. Hacer esto... De alguna forma me libera.

- Sabes que está prohibido venir aquí. No sé siquiera por qué te dejo entrar.

La pianista se giró, esbozando una meliflua sonrisa. Los ojos, tan claros como bellos, le brillaban.

- Tal vez te gusta mi canción. Quizá te trae recuerdos de otros tiempos.- Respondió, mientras acariciaba las teclas del piano.

- Sí. Podría ser eso. Lo extraño es... Que no son buenos, y, sin embargo, es como si me limpiases por dentro. Y supongo que tú también vienes aquí por el mismo motivo.

Se acercó aún más, y sentó a su lado.  

- ¿Puedo acercarme a ti? Tranquila, no voy a hacerte nada.

Ella asintió, un poco nerviosa. Una parte de ella, la que le protegía de lo desconocido, le instaba a salir corriendo. La otra, descargaba ráfagas de curiosidad por todo el cuerpo. Tal vez por esa razón se sorprendió cuando se aproximó a su oreja y, en un susurro apenas audible, le dijo:

- Cuando vi tus ojos, reconocí en ellos los míos. Sé que tenemos colores muy distintos, en apariencia. Sin embargo, las personas que hemos vivido una temporada en la oscuridad, conservamos el rastro. ¿Quieres saber qué evoca tu canción?

La mujer, que había sujetado con fuerza el caballito de mar de su colgante durante las declaraciones, tenía el vello erizado, la piel congelada. Un miedo indescriptible a lo que vendría después le sacudía, al tiempo que una explosión de tranquilidad inmovilizaba su cuerpo. Aquellas sensaciones, aquella curiosa mezcla, por extraño que parezca, le gustaban.

- Sí. Quiero saberlo.- Murmuró.

Algunas velas de la catedral se apagaron. Se escuchaban golpes en las ventanas, leves crujidos en los cristales. Si había tenido su oportunidad de huir, la había perdido ya. Al menos eso pensaba.

- Veo marionetas rotas de mi infancia, un niño que llora en los rincones y la maldad del mundo devorando mis manos. Asesinos, aunque también defensores. Escucho el amor que no necesita tocar para existir, y la soledad que engulle al diferente.

Las velas se consumen. Los cristales ceden, llenando el suelo de pequeños trozos. Entran algunas ráfagas de luz del exterior, pero la zona del piano queda en penumbra. La figura rompe a sollozar, y la mujer abraza su cuerpo. Nota la humedad, el calor que desprenden las lágrimas.

Una atmósfera etérea define el lugar, e interviene a su gusto. Se escuchan las notas de la canción, pero nadie toca el piano. Ella cierra los ojos, y se deja llevar por la melodía.

Sus labios están llenos de agua salada, y, al abrir los ojos, se da cuenta de que allí no había nadie y que aquellas eran sus lágrimas.

Para Andrea A. 

https://youtu.be/H25ORRgLxdA   


Palabras clave: Susurro, melifluo y etéreo.

lunes, 17 de octubre de 2016

Aurora Borealis - Pelican / La búsqueda

Si puedes, escúchala mientras lees: https://youtu.be/UVDWMn7sfDY


Caen las primeras gotas de lluvia. Pasan los coches, mientras ella empieza a alejarse. La llamo, primero normal, luego cada vez más fuerte. Es inútil. Pareciera que nunca salió una palabra de mis labios.

Llueve cada vez más rápido, así como su figura se desvanece con increíble celeridad. La calma se rompe, y mi alrededor es caótico, frenético. Luces que parpadean, las prisas de la ciudad. Acabo corriendo detrás de ella, evitando a los peatones y los coches.

Nunca fuí un buen deportista, y los pulmones trabajan mucho más de lo que deberían. No la veo. Miro a mi alrededor, desesperado. El cuerpo tiembla, ¿acaso buscaba una sombra?

Pitidos de coches en la persecución, nunca he corrido tanto. Parece mentira que sean seis años los que he pasado en el camino. Me desespero, me desespero, miro en cada calle, en cada esquina, y su rostro no asoma. ¿Voy acaso detrás de alguien que no está?

Me detengo. Necesito un respiro mientras todo gira a mi alrededor. Pero entonces me doy cuenta de que, aunque yo estoy con los pies inactivos, mi corazón sigue latiendo con más fuerza.

En mi cabeza, mis pies siguen cruzando los pasos de cebra. En mi cabeza, no puedo dejar de buscarla.

Post-rock y post-metal, nueva sección

He decidido incorporar algo distinto a lo habitual. Mi idea es escribir con una canción de fondo y transmitir las sensaciones que puedan surgir. Obviamente influirá mi estado de ánimo en ese momento, y la reacción es subjetiva.

He decidido que esas canciones no pueden tener letra, y tampoco quiero poneros temas conocidos por todos, tipo "Moonlight Sonata", por lo que me he decantado por el post-rock y el post-metal, para que así también vayáis conociendo el género. Sé que los que me seguís de forma habitual habéis tenido contacto con el mismo en alguna ocasión en mis entradas, pero esto será un poco diferente.

Añadiré de vez en cuando música ambiental, de piano, siempre puramente instrumental, para no dejar esto cerrado sólo a dos géneros, pero es cierto que me centraré en ellos.

Cuando la entrada pertenezca a esta sección, os lo señalizaré, porque lo ideal sería que, mientras leéis, tengáis puesta la misma canción que yo escuchaba. (Os dejaré el enlace al principio, en vez de al final)

Espero que os guste la idea, y, aunque no puedo prometeros asiduidad, ya os adelanto que irá apareciendo. Cuando el tiempo me lo permita os traeré también análisis y recomendaciones de series y películas, que lo tengo aparcado y me gustaría retomarlo.

Nada más, un saludo.

domingo, 16 de octubre de 2016

Impotencia

A veces da la sensación de no ser nada en absoluto. Algo me come por dentro, algo muerde y desgarra, con leves vibraciones, con brisas murmurantes en la lejanía.

El silencio me ahoga. La realidad me aplasta. Siempre la misma estación, los mismos sentimientos. Aunque caminen diferentes personas por el andén. Aunque vaya a otros destinos. Mi vida es un círculo. Y, como en un círculo, se repiten las etapas. Con otras palabras y otras acciones, pero iguales resultados al final del día.

Quiero huir, y sin embargo permanezco. Es complicado escapar de la mente. Hay que aprovechar las sensaciones y crecer. He comprendido que nunca perdí a M, porque en ningún momento llegué a encontrarla. He aceptado que ella es el eco de aquello que proyecto.

Haré grandes cosas debido a su existencia, para seguir siendo yo mismo. Construiré para ella, sin su presencia. Ese es el destino imborrable escrito en el polvo de mis ruinas. No negaré que me gustaría tocar su estrella, aunque hay gente que ni siquiera puede verla, y sólo por eso agradeceré habérmela cruzado.

Sin embargo, eso no evita mi camino errático. Encerrado en mi cuerpo y en mis circunstancias, y me gustaría poder cambiarlo todo. No sabéis lo terrible que es saber que existen los paraísos y no poder pisarlos nunca. La ignorancia es una suerte de felicidad.

Lo bueno, quizá, es que aunque se lleve hasta el último ápice de lo que soy, las cosas seguirán así. Porque las emociones no se pueden robar, sólo se crean, y se comparten.

Hay veces en las que se pierde algo tan grande como lo que se gana.



https://youtu.be/pcYEN0mo6sE


 

jueves, 13 de octubre de 2016

LP - Into the wild

Are we on the lonely side say ohhh now the past long away
Are we so lost in the dark of hearts that ohhh there's no light of day

Somebody left the gate open
U know we got lost on the way
Come save us Runaway Train gone insane....

How do we how do we not fade
How do we how do we how do we not fade away
how do we go how do we all go!
Into the Wild
How are we livin'?livin livin livin
Into the Wild
How are we livin'?livin livin livin

Woah oh oh oh

Oh please believe me I'm more scared than not that ohhhh this isn't the way
Please be there I can barely hang on but ohhh I'll wait til I break

Somebody left the gate open
U know we got lost on the way
Come save us Runaway Train gone insane...

How do we how do we not fade
How do we how do we how do we not fade away
how do we go how do we all go!
Into the Wild

https://youtu.be/NRtWInxI1pg

martes, 11 de octubre de 2016

La espera

Hoy se han abierto las compuertas. Sí, los mensajeros dejaron en su puerta una bomba de relojería. Si alguien me hubiese abierto en canal, la sensación sería la misma.

Es algo mágico, ¿saben? Ser un avión despegando y poder decirlo. Que vuelas, y contar el por qué. Y querer que vuelen contigo. Aunque sea durante unos minutos.

Y, lo horrible de todo, es que, por primera vez en mucho tiempo, he sentido miedo. Al silencio. Al terrorífico paredón de las palabras inarticuladas. Oh, sí, ese destino sería mucho peor que cualquier otro. ¿Qué puede hacer un junta-letras con el vacío infinito? Nada.

Preferiría mil veces un tiro en la nuca, un empujón por el acantilado, o la certidumbre de que la letra M se encuentra más allá de mi alcance, y que cualquier esfuerzo es en vano.

Sí, me reitero. Saber que has ganado perdiendo es mucho mejor que no saber nada en absoluto.


https://youtu.be/o2zf28T0LFU

jueves, 6 de octubre de 2016

Casualidades

A veces suceden escenarios que no imaginamos, que rompen con la normalidad del día. Hay encuentros fortuitos que cambian por completo las líneas trazadas.

Y no deja de ser curioso, el papel de la casualidad. Pensar lo diferente que hubiera sido pasar por un lugar tres minutos después, o ir a un punto siguiendo otra ruta. Y que, sin embargo, las probabilidades que resultan son extraordinarias. Máxime cuando lo enlazas con otras variantes.

¿Qué puedo decir? Hay casualidades que son geniales a pesar de la brevedad. Y hoy me ha tocado vivir una de esas.

https://youtu.be/O_LbkYzxsyM

domingo, 2 de octubre de 2016

Fórmula del fuego griego

Todavía me busco, aunque a veces creo encontrarme en los rostros de otras personas. Aunque sólo durante unos instantes. Después de eso siempre llega la tristeza. Me sacude el cuerpo, nubla la vista. Yo no la llamo, lo juro, simplemente viene y se instala aquí. Hace que sienta la soledad aunque haya alguien conmigo.

Entonces me debato, cierro las puertas al mundo y me refugio en mi interior. Y caigo en los brazos de las ilusiones y de los trazos que dibujo para el futuro. ¿Qué futuro? ... Si siempre pienso que no queda nada, que el cuchillo del dolor usa mi cuerpo de afilador. Soy una explosión de emociones, y a cambio me dan pequeños retazos de calor. Y no es justo. Quiero arder y apenas me dan yesca. Quiero que me vean los ciegos, y que los cojos corran detrás de mí. Quizá he equivocado los pasos, no lo sé.

Lo que sí tengo por seguro es que al final del día, el sueño viene a por mí, y me muestra un mundo que ya he visto, pero que desconozco. Me enseña a ver cosas que en realidad no puedo vislumbrar. Es extraño, lo sé. Pero, ¿qué no lo es? Aquí, en la realidad alternativa, abro mis alas y atravieso Tesalónica sin esfuerzo. Mi fuego lo consume todo.

Creo que soy una bomba encerrada en un cuerpo finito. Que soy sin ser, que vivo sin expandirme. Aunque lo haré, acabaré liberándome.

Como cada año. 



Muchas felicidades Miriam :3


https://youtu.be/4N3N1MlvVc4

Palabras clave: Tristeza, sueño y brazos

Sobre el amor

Usamos muchas veces las palabras sin saber realmente qué significan. Jugamos con ellas, las pervertimos y las trasformamos. Pero un árbol es un árbol, no importa cuánto lo pensemos de otra manera.

Y, del mismo modo, creemos a menudo que amar implica posesión, que sólo se fabrica ese estado cuando hay reciprocidad o cuando se da una situación de control por ambas partes.

Sin embargo, eso no es así. El amor puede ser multidireccional, agrupar a varias personas, en diferentes grados. No es exclusivo. Puede vivirse en solitario, aunque lo ideal sea que haya una correspondencia. Y, lo más importante de todo, es, que no duele. El amor no muerde, no angustia, al menos no más allá de breves episodios. Esos agentes son distintos. Los celos, la inseguridad, por mencionar algunos, son los culpables.

El amor, en el lado más puro, no corta las alas de quien le hace volar, ni siquiera cuando no miran en su dirección. Se aprende a querer las espinas de la rosa, y se aprecian las pocas gotas de lluvia que se esparcen en nuestro terreno. Alcanzar un estado similar es complicado, incluso habrá quien no lo comprenda jamás.

Llegar a ese punto es querer crecer, al tiempo que te das cuenta de lo que has crecido gracias a ese sentimiento. Hay quien tiene la suerte de que, una vez alcanzada la cúspide, puede seguir explorando. Las espinas permiten que la mano se abrace a ellas.

Otras veces, bueno, esos caminos se encuentran cerrados. Sin embargo, aún con esa impotencia, seremos capaces de valorar lo que hemos obtenido. Y nos daremos cuenta de que sólo han sido cosas positivas. Y así se lo haremos saber a la rosa que permanece al otro lado del barranco. Porque lo que no se comparte, muere con nosotros mismos.

Y el amor, el amor no muere.

https://youtu.be/UxRlN4GWtmk




domingo, 25 de septiembre de 2016

Control

Queremos controlarlo todo. Por eso inventamos los relojes, los calendarios, las escuelas y las prisiones. Pero al final, ese control es ilusorio. Compartimentamos la vida, y esperamos que las agendas se cumplan, y, sin embargo, miles de variables pueden dar al traste con lo que tenemos en mente.

Es por eso que no hay que postergar hasta lo indecible aquello que queremos hacer. Actuar, bañarse en la vida. Las mejores cosas que nos ocurren no se planean. Suceden.  Lo que ya esperamos no rompe cristales, ni transforma situaciones. La sorpresa, eso es lo que puede sacudirnos. Puede cambiar los caminos que teníamos trazados. Los planes.

Porque, dime, ¿acaso hay algo más aburrido que una vida que cumple con tus planificaciones? Así jamás crecerías, serías un simple misil dirigido. Un principio, y un final, una línea recta.

Y son los círculos los que gobiernan el mundo.

https://youtu.be/i1bSGpR5bac

sábado, 24 de septiembre de 2016

Hombres sin mujeres

"Intento obtener siquiera algún retazo de ella en distintos lugares, a través de distintas personas. Pero, por supuesto, no son más que fragmentos. Un fragmento es un fragmento, por muchos que se reúnan. El núcleo de M siempre me rehúye, como un espejismo. Y el horizonte es infinito. Tanto en la tierra como en el mar. Yo sigo desplazándome incansablemente tras ella."

Haruki Murakami. 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Conexiones

Aquel día, en el que las puertas del cerebro se abrieron, cerré los ojos. Me encontré con un rombo azul, alargado, en lo alto de la oscuridad. Diversas figuras se configuraron, círculos de madera adornados giraban, todo fluía sin esfuerzo.

Vi a dos cisnes blancos idénticos, mirándose, acercándose y alejándose, como si de un flash contínuo se tratase. Entonces cambió el sonido de la música, y apareció el simple ruido del agua estrellándose contra el suelo. La lluvia.

Fue entonces cuando cambiaron las imágenes, y se tornaron vívidas, reales. Apareció ella, aún cuando ni siquiera la pensaba. Sonreía, caminaba hacia mí y deshacía los pasos.

A partir de entonces ha cambiado la forma en que percibo las cosas. Tal vez hay una conexión más profunda entre todo lo que existe, algo similar al panteísmo de Spinoza. Esa visión me hizo querer moverme, usar los pocos medios que tengo para que esa figura no se marche.

No es que considere que hay energías negativas y positivas, ni nada por el estilo, pero sí me he encontrado conmigo mismo en ese momento. Es una sensación inexplicable, que sólo pueden entender quienes la hayan vivido.

Open your mind. 

https://youtu.be/xV-V_wtv2lY 

jueves, 22 de septiembre de 2016

El señor Jaw


Aún lo recuerdo con claridad. Mis padres me habían mandado a casa de mis abuelos durante el verano porque ellos tenían turnos dobles en el trabajo y no podían quedarse conmigo. Yo tendría unos diez años.

La casa, situada a las afueras de un pueblo llamado Alnea, sólo tenía otro edificio limítrofe. Todo lo demás era un enorme cañaveral con aguas estancadas que, en época de lluvias, inundaba la zona, y a veces también las viviendas. Aquel día habían muchos mosquitos; y, posados sobre el tendido eléctrico, muchos cuervos graznaban y revoloteaban. Me ubicaron en una habitación del segundo piso, sobria, con pocos adornos. Los pies de mi cama daban a una ventana desde la que se podía ver el cañaveral, y también la luna por la noche, cuando la había.

Todo transcurrió con normalidad los dos primeros días, aunque no había mucho que hacer. A veces mi abuelo me llevaba con el coche a su huerta, que estaba a unos 15 minutos de allí. Otras, me quedaba leyendo una colección de fábulas que me habían regalado por mi cumpleaños. También veíamos la televisión, pero nunca me dieron a elegir canal alguno.

Sin embargo, ese halo de normalidad se perdió en la tercera noche. Ahí empezaron los problemas. Debo decir antes de nada que mi sueño es (y era) muy ligero. Desde siempre me ha despertado el más mínimo ruido. Es por ello que lo que ocurrió a continuación no fue fruto de una mera ilusión. Estoy seguro de lo que vi aquellos días.
Como decía, en la tercera noche sucedió algo que yo no esperaba. Un ruido sordo, similar al golpeteo de una ventana, me despertó. Entonces, al abrir los ojos, me encontré con una figura que me observaba desde el cristal.

Estaba oscuro y no había luz artificial en las afueras, pero podía ver con claridad gracias a la luz de la luna. Su expresión era horrible, y me miraba con unos ojos llenos de terror. Tenía una mandíbula desencajada y toda esa parte de la cara estaba con un color morado similar al de los cardenales.
El caso es que, al verme despierto, se llevó el dedo a la boca. Me pedía que guardase silencio. Yo no podía moverme. Los músculos, paralizados por el miedo, me aprisionaban a la cama como cuerdas invisibles. La voz, aunque hubiese querido hacer uso de ella, se había escondido en el último rincón del cuerpo.

A los pocos segundos, que bien pudieron haber sido horas, la sombra desapareció. Aguardé un poco a que se calmasen mis nervios, y me asomé a la ventana. No había nadie allí. Tampoco en la zona que alcanzaba la vista. ¿Se había esfumado? ¿O había tenido una pesadilla?

Al día siguiente les conté a mis abuelos lo ocurrido y me regañaron. Me dijeron que no había ningún hombre allí, y que, por supuesto, nadie había estado en la ventana. Que no me asustase por tonterías. En ese momento pensé: “Si lo dicen ellos, será”. El desengaño llegó dos noches después.

Convencido como estaba de lo que me habían asegurado mis abuelos, pasé con tranquilidad esas dos noches, sin ver a nadie, y reforzando mi convicción de que todo había sido un mal sueño.
Quizá por eso, en la sexta madrugada, mis sentidos se negaron a creer lo que percibían. Otra vez ese golpe. La mirada llena de pavor en unos ojos acuosos y negros. La petición de silencio, y la posterior desaparición. Tuve que aguantar las lágrimas. Mis abuelos me habían engañado y yo me encontraba solo frente a un peligro cuya magnitud desconocía. Me negué a contarlo al día siguiente, pues temía la ira de mis abuelos.

Esa situación se iba repitiendo de forma regular y con pocas variaciones: Después de la noche donde aparecía el extraño visitante, existían dos en las que dormía tranquilo. Esto continuó así durante nueve días más. Transcurrido medio mes, algo cambió.

Mis abuelos me notaban apagado, triste. Apenas comía. Aunque parezca fácil acostumbrarse a esa rutina, el caso es que mi cuerpo y mi mente no lo asimilaban. Tanto era así, que la tregua de cuarenta y ocho horas que se me concedía la pasaba aterrorizado, pensando que pronto me tocaría vivir aquella situación. Las broncas de mis abuelos ya no me hacían efecto. Había veces en las que sólo quería volver a casa, aunque me repetían que no podía hacerlo.

En el quinceavo día, sin embargo, noté una cosa distinta. Yo ni siquiera estaba durmiendo, pues mi cuerpo, alerta como estaba, ya no podía pernoctar en las fechas señaladas como visita. Llegó, como de costumbre, el hombre extraño. Ahí vi que no tenía el brillo del miedo en sus ojos. Una alegría le llenaba el alma por completo. No como a mí, que parecía estar perdiendo la dicha y las ganas de vivir. Tras hacer su gesto, se marchó.

A la mañana siguiente, le pregunté a mi abuelo por las personas que vivían al lado. “No vive nadie”, me contestó. “Sin embargo, puedo llevarte a ver la casa, tengo una copia de las llaves”. Accedí a su petición, consciente de que él no habría propuesto eso en circunstancias normales. Sabía que accedía porque mi estado de salud parecía preocupante y quería animarme.

Una vez dentro, me llamó la atención un cuadro que había colocado sobre una chimenea. En él se veía a un hombre sonriente que guardaba mucho parecido con el que veía yo cada tres días. “Qué raro”, mencionó mi abuelo. “Jaw siempre ha sido un hombre serio y huidizo desde que volvió de la guerra”.

Al ocaso del día siguiente, aprovechando que mis abuelos habían salido a comprar, cogí las llaves de la casa contigua, algo de leña, pastillas incendiarias y cerillas. Tenía prohibido usar fósforos pero en aquellos momentos me daba igual. Entonces, una vez encendido el fuego en la chimenea, cogí el cuadro.

Lo observé por última vez, pero lo solté de inmediato al suelo. El hombre que allí aparecía me escrutaba con una expresión de temor y tristeza que nada tenían que ver con la que tenía el día anterior. Me sobrepuse a aquella visión, y lo lancé al fuego. El furor de las llamas lo lamieron hasta consumirlo. Poco después llegó mi abuelo y me llevé un par de azotes. A pesar de todo, en mi interior bullía una calma increíble. Me sentía liberado de un peso enorme, como cuando algo que te aprieta el cuello deja que vuelvas a respirar.

Después de aquel suceso, no volví a ver aquella figura en la ventana, y el resto del verano transcurrió con normalidad. Ya no me asustaba, y volvía a sentirme feliz, pues ya nada molestaba mis noches.

Quizá lo que más me aterroriza de todo es que hay días, cuando me siento triste, en los que el espejo me muestra el rostro de Jaw observándome con una sonrisa. 



Seleccionado en concurso de relatos de terror, "En la oscuridad", de Carpa de Sueños.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Grandes esperanzas

He pintado en la ventana
los besos que te debo,
y todo se ha cubierto
de color rojo.

No veo el sol, sí la luna,
como cuando confundo
tus ojos con el agua
que inunda mis días.

Todavía te busco entre
las palabras y las olas,
allí donde podemos ser
aquello que perdimos.



El faro

A veces, lo casual, lo aparentemente efímero, es lo que permanece. Queda un rumor que completa las piezas, que encaja en la periferia del contacto. Porque sí, por parecidos que sean los momentos y los lugares, cada persona los vive de una forma, y recuerda unas cosas.

Ante el vuelo de una mariposa, habrá quien se fije en las alas, otros en la velocidad, y habrá quien preste atención a la flor donde estaba posada. En un mismo segundo, las percepciones son distintas.

Yo me topé con las luces del horizonte, con el faro que ilumina sin saber que al otro lado del mar hay barcos. Lo vi hace tiempo, en las islas de la zarza y el espino, y como el marinero que era, no pude acercarme. Me quedaba allí, en el agua, mirando el girar estroboscópico de aquella guía nocturna, la intensidad con que iluminaba.

La tripulación desertó. "Se ha enamorado del faro, está loco", decían. Yo sólo pude asentir con la cabeza, y reir hasta el último aliento cuando el último grumete se hubo marchado.

"Estúpidos ilusos", murmuré. "No saben que si el faro funciona, es porque hay alguien dentro haciéndolo brillar".

martes, 20 de septiembre de 2016

#yoIBEXtigo con La Marea

En una coyuntura en la que el periodismo tradicional está perdiendo fuerza, donde cada vez más avanza hacia el amarillismo y se aleja del rigor y la independencia, fue para mí una agradable sorpresa encontrarme con el proyecto de La Marea, y por eso decidí participar de alguna manera, no quedarme sin hacer nada.

Hoy he recibido de ellos un libro de relatos, llamado "Compro oro", y una camiseta que llevaré con orgullo, aún a la espera de los resultados de la investigación, que espero con muchas ganas. Estoy encantado de formar parte de la campaña.


sábado, 17 de septiembre de 2016

What it all could be

La angustia sacude el cuerpo, y las olas engullen los restos. Una coraza vacía, trazos rojos en el horizonte. Intento escribir su nombre, pero lo he olvidado. Sus ojos me taladran, y su sonrisa me relaja, aunque no sé quién es. Perdí su rastro hace siglos, como un perro que deja de oler en una batida de caza.

Como casi todo lo que es grandioso, tropecé con ella por casualidad. Una explosión que te rehace. Te sacude hasta los cimientos. Sin embargo, la vida tira unos dados mientras nosotros esperamos otros resultados.

Pasan los años, y mentía el que dijo que el tiempo se llevaba consigo las huellas de la arena. Bucearé en otras aguas y beberé en distintas copas. Y ninguna será como la primera.

Se pierde el atardecer en el horizonte, tal y como ella se perdió entre las sombras de los días. Ha llovido mucho desde la primera vez que la vi, han cambiado las mareas y los vientos, aunque otras cosas permanecen igual.  A pesar de todo.

Al final, sobre la hoja alcanzo a dibujar una M.

https://youtu.be/WT0MUdY9yFM

viernes, 16 de septiembre de 2016

Figuras


La nieve quema y seca,
en habitaciones desnudas,
en recuerdos que vuelan.

Algo murió ahí dentro,
lo sentí marcharse
hoy, después de tanto
y tantos años.

Tapo las ventanas
y enciendo tenues
bombillas imaginarias.

Con mis manos hago
dos humanos,
dos personas en la pared,
así no me siento solo.

Pero tarde o temprano
una mano se cansa
y desaparece de la escena.

Y nos miramos ambos,
tan distintos, tan vulnerables,
una sombra que también
se irá y se hartará.

¿Se verá ella reflejada en mí?
La calma, la calma llenando
otro Sobibor en mi mente.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Los cuervos


Mandé dos cuervos
atados a un cordel,
tu ventana aguarda
lejos de la mía.

Los veo marcharse,
negra incertidumbre,
en esta vieja silla
esperaré una vez más.

Ya sé, mujer, que no estoy
entre tus líneas,
que mi voz no resuena
en tu complicada cabeza.

Yo nunca fui vencedor
en ninguna de mis empresas,
aunque llevase proezas
sobre mis hombros.

Y, sin embargo, una
respuesta tuya del color
de las alas mensajeras
sería una flecha mortal.

Tú no conocerás el mañana,
y yo despertaré sabiendo
que no hay lágrimas
suficientes entre las sábanas.

Ya probé los labios del rechazo,
y quisiera ahora sentir
los tuyos, apretando fuerte,
como en el tercer sueño.

No lo sé, mujer, si los cuervos
volverán aquí, conmigo,
ni si tú te quedarás allí,
olvidándote de mí, conmigo.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Retornar

He vuelto a caer en el círculo que nunca se cierra. He mandado los cuervos, y espero sellar mi destino con sangre y fuego. Necesito la bala mortal atravesándome de lado a lado para poder revivir. Y en todo este tiempo sólo he recibido laceraciones.

Moribundo, dejo que las luces de la ciudad me cieguen, tal vez así aparezca su silueta en la lejanía. Da igual dónde la busque, sólo aparece en los rincones de mi alma, entre las voces que un día cruzaron el cielo.

No podré borrar lo que soy, ni lo que he sido; aunque me haya vuelto a escribir, subrayando mis errores con el color rojo, hasta romper las hojas. Es mentira eso de que cuando empieza el año hay una vida nueva. Lo único que te da una vida nueva es una brusca sacudida, un cambio que rompe lo que eres y lo que te rodea. Puede ser bueno, o no. Quizá las dos cosas.

A veces quisiera no ser yo, salir de este cuerpo y alejarme de la vida, adentrarme en el nirvana. Bucear en un mar libre de culpas, reiniciar el mundo. Tal vez lo logre, algún día. Cuando no sienta este amargor en la boca, esta mordedura venenosa que hicieron mis pecados. No los religiosos, no, hay cosas peores.

A veces crecemos de la peor forma posible.







https://youtu.be/oWejQuzHdRM

jueves, 8 de septiembre de 2016

La brocha

He viajado por los caminos del tiempo y me he quedado flotando en los ríos donde nadan los cisnes, en los bosques llenos de lobos. A veces una voz me grita que no puedo permanecer, que la senda sigue adelante y yo me quedo atrás.

"Y no es cierto", le digo. Sigo caminando, pero con una brocha nueva voy cogiendo los colores de los bosques, la humedad de los ríos, y voy dibujando la vereda. Ya no me pierdo entre los árboles, ni me ahogo entre las aguas. Es el olor del recuerdo, la visión de los fantasmas lo que me acompaña. Es lo máximo a lo que puedo aspirar. Yo quisiera romper mi realidad y viajar a mi antojo por las eras del tiempo, cambiar las acciones y colorear el mundo con el brillo de sus ojos.

Pero hace años que quebré los espejos, que sequé las aguas y marchité a los árboles. Mi castigo ha sido vagar sin rumbo por la oscuridad de los laberintos. La inmortalidad desde mis manos serían una maldición, y tal vez fue eso lo que se me concedió. Vivir en la eternidad sin el ángel que un día quiso abrir sus alas y volar, que cesó el vuelo cuando las arranqué de su espalda.

Volverán a mí las agujas, allí donde los comesueños no atrapan nada, salvo la alegría que se filtra entre las rendijas.


https://youtu.be/3gp4AC1L2BE

martes, 6 de septiembre de 2016

La entrada

- El bosque devorará tu alma, y lo sabes. ¿Por qué quieres adentrarte? Fuiste tú el que se marchó, el que le prendió fuego. ¿Por qué te extraña que las viejas raíces no te dejen pasar?

- No... No me sorprende. Pero tengo que pasar. Me gustaría al menos repoblarlo. No podré irme de aquí hasta que haya hecho eso. ¿No podrías tú hablar con los árboles?

- Por desgracia yo sólo soy un eco que se te proyecta. Después de lo que has hecho, el bosque te recompensa con esto. Conmigo. Una voz cuando no hay voces. Un cuerpo cuando no hay cuerpos. Por eso te digo, que no esperes una bienvenida.

- Tiene que haber alguna forma en la que la naturaleza vuelva a confiar en mí.

- Ningún ser se arriesgaría a ser quemado de nuevo. Eso que pides es muy complicado. Y no estoy segura de que puedas lograrlo. Aunque tus palabras sean sinceras, y tus acciones se hagan desde el corazón, no hay forma de que ahí adentro sepan que eso es así.

- ¿Sabes?, el otro día, cuando fuí al río y observé mi cara, vi tus ojos en lugar de los míos. Cuando me marché a dormir, soñé contigo, y no con monstruos sanguinarios. Y cuando puse atención para escuchar el canto de los pájaros, era el eco de tu voz el que resonaba.

- Vaya, no debe haber sido un buen día para ti.- Contestó con sorna.

- ¿Y si te dijera que eso me ocurre día tras día? Todos los meses, en cada paso de las estaciones. Bajo el sol, con lluvia, nieve o niebla. Con las hojas verdes, marrones, o marchitas en el suelo. Vivo sin ser, y las quemaduras de mis propias antorchas todavía siguen marcadas. Ojalá hubiese sido perfecto, porque hay errores que no caducan, al igual que hay sentimientos que no perecen aunque pasen los años. ¿Entiendes ahora que quiera entrar ahí? Aunque la respuesta sea la muerte, debo hacerlo.

- Adelante, pues. No digas que no te lo avisé.

https://youtu.be/peg9vC_kcIU


sábado, 3 de septiembre de 2016

Repoblar

No se pueden devolver los bosques que quemamos al mismo lugar al que estaban. Inconscientes, lanzamos antorchas sin saber que el daño durará por mucho tiempo, y que lo que tarda tanto en alzarse, puede ser arruinado en días.

Se puede intentar repoblar el bosque, aunque no será un proceso sencillo, aún contando con que las viejas raíces te permitan pasar de nuevo. Siempre fue más sencillo destruir que crear.

Y los pájaros desgarrarán el alma con canciones que antaño poblaban la zona, y la lluvia descenderá, salada, ácida, para recordarte que accionaste un botón de no retorno, que ponía en peligro la eternidad a cambio de nada. No importa qué nos lleve a cometerlos, algunos errores devastadores podían haberse evitado, y el bosque no habría sucumbido al fuego.

¿Qué fuegos puedo yo apagar ahora que no queda nada? Puedo intentar, tal vez, plantar una semilla, y si la vida me da otra oportunidad, intentar reparar el daño, devolver la belleza a lo que destrocé.

Y si no, seguiré entre las cenizas un día más. Viviendo en el hogar que formé.


https://youtu.be/iV_vsR3jtiE

jueves, 1 de septiembre de 2016

Recomponer errores

A veces, creyendo hacer lo mejor, causamos daños irreparables. Lo que parecía la solución, se vuelve un error mayor que lo arrasa todo a su paso. Nos equivocamos, aunque sea sin intención. Demonios, es decir, ¿quién quiere joder algo?

Y habrá ocasiones en que las grietas sean enormes, y pensemos que lo mejor es dejar las acciones que crearon esa situación ahí, e intentar seguir adelante. El problema es que eso no es sencillo, y no puede quedarse así. No importa qué, si realmente te importa la persona a la que hiciste daño, la sensación de haber actuando mal te perseguirá a través del tiempo. Da igual si ha pasado un día, un mes, un año... Hay que tomar responsabilidad e intentar vaciar el dolor.

Con seguridad apenas conseguiremos algo, porque es sabido que volver a rearmar un puzzle complejo es costoso y requiere de no pocos días. Incluso es posible que no tengamos las piezas, y que hayamos perdido por siempre la oportunidad de rehacer el puzzle.

Pero merece la pena intentarlo, dar cada ápice de lo que tenemos, e intentar demostrar que no era el camino del infierno lo que queríamos para la otra persona. Aunque parezca imposible, y no nos crean. Aunque de la sensación de que no tenemos orgullo propio.

Nada importa si se consigue arreglar aunque sea una sola pieza del puzzle.


https://youtu.be/9iQtvF9I848



miércoles, 3 de agosto de 2016

La demonización de Pokémon Go


Hemos visto estos días el auge que ha tenido el juego de realidad aumentada creado por Niantic Labs y, como suele ocurrir con estas cosas, han aparecido un gran número de detractores del videojuego.

Para quien no lo conozca, Pokémon Go funciona con geolocalización y consiste en capturar pokémons, formar equipo, ir a gimnasios... Pero con el detalle de que debes moverte, salir a la calle, porque el juego se desarrolla en el entorno en el que te encuentras.

Pues bien, a uno puede gustarle o no, sin embargo, lo que molesta son algunas opiniones extendidas así como la cantidad de ataques injustificados que ha recibido. La más común es una que me encanta: “Dejad de buscar pokémons y haced algo de provecho”. También se ha demonizado utilizando los accidentes que han tenido lugar por parte de algunas personas mientras jugaban.

Sin embargo, esas opiniones están sesgadas. Y os explicaré por qué. Estoy seguro de que nadie está todo el día haciendo cosas de provecho. Empleamos el tiempo para la productividad, pero también para el ocio, y otras cosas. Y no es malo que ocurra, es necesario. ¿Quiénes somos para burlarnos de aquellos que quieren usar ese tiempo para jugar a un videojuego? Igual la persona que se burla luego se pone a jugar en su móvil a un juego.

Porque esa es otra, resulta que, después de quejarnos del sedentarismo que provocan los ordenadores y las consolas en las generaciones del milenio, aparece algo (que no es nuevo, hay antecedentes, como Ingress, de la misma empresa) que tiene éxito y hace que tengas que andar, e incluso lo convierte en algo divertido. Y ahora resulta que eso es ridículo.
No he jugado a Pokémon Go y quizá no lo haga nunca, pero el beneficio de algo así frente a un videojuego tradicional es innegable. Respecto a los accidentes, eso es culpa de las personas: uno tiene que ser consciente del lugar en que se encuentra y de sus limitaciones.

No podemos matar al ruiseñor sin motivo.

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/basta-demonizar-pokemon-80599

jueves, 21 de julio de 2016

How to disappear

Apareció un día en el que quería no existir. Me recordaba a una canción de Radiohead, titulada "How to disappear completely". Y, al igual que me ocurrió con el ritmo de la música, acabé por aficionarme a ella. Otro ultra más en la hinchada, observando sus movimientos a lo lejos.

Y me siento aquí, en el estadio, un lugar casi vacío. La veo a ella pasear con el poni, y enfrentarse a vallas de hípica más altas de lo que le gustaría. Pelea, pero a veces el aburrimiento y el hastío pueden ser más fuertes que todo lo demás. Quizá no sea su culpa. Tal vez sus alicientes se encuentran en otras plazas, en otras orillas.

De vez en cuando regatea a la mala suerte. Pero ya no es esa chica triste. Tal vez tiene sus malas rachas, como todos, pero no quiere desaparecer, ni tampoco lo hará. Si lo hiciese, el mar que pisan sus pies se secaría, y sólo quedaría la sal.

Y, dime, ¿quién va a querer bañarse en la sal pudiendo ahogarse en sus ojos?


Muchas felicidades María :33

miércoles, 20 de julio de 2016

El ruido más doloroso

- He vuelto a hacerlo. Lo he dejado.

- ¿Por qué?

- No sabría decirte. Podría echarle toda la culpa a otra persona pero...

- ¿Pero?

- Tal vez sea problema mío. Nunca me abro lo suficiente, y la comunicación en ese ámbito se me hace complicada. Y la razón es que necesito que la otra parte del juego también se vuelque como yo. Sin embargo, eso nunca ocurre. Pierdo las ganas, a pesar de que una parte de mí quiere proyectar aquello que siente alrededor de dicha persona.

- ¿No revelas tus sentimientos?

- No. No es eso. Lo hago. Únicamente si veo algo de interés en ese ámbito. Y, por desgracia, todo se diluye. Lo que podría resultar un empujón hacia la felicidad, se transforma en una escalera a la tristeza. El rechazo me hace temblar de pavor, y las acciones se vuelven inseguras.

- ¿Qué provoca eso?

- El silencio. Ante mis palabras, las respuestas que obtengo son un amargo cuchillo cubierto de silencio. No importa qué. Ni quién. Al final, lo que acaba rodeando mi vida no son las palabras, sino la ausencia de ellas.

Pausa.

- Una soledad que me aísla cada vez más.



Seleccionado en Concurso de Relatos "Sentimientos II", de Letras con Arte.

martes, 19 de julio de 2016

Huellas enterradas

Nunca había cogido un tren. Aquel día lo hice. Fui a parar a una ciudad que engullía a la gente entre sus fauces. Tú ya me habías visto antes, en las diminutas salas de lo que yo podía ofrecerte. Solías decirme que era un regalo de cumpleaños que te había hecho tu madre, y, sin embargo, para mí también lo fue.

Se paró el reloj en el andén, aunque tú nunca te diste cuenta. Estoy seguro de que sin ti me habría perdido entre la marea de gente y los laberintos artificiales. Los parques eran una constante en nuestras rutas, y el colorido que le faltaba al verde de la zona lo llenaban tus ojos y tu sonrisa. Siempre nos quedábamos fuera de los palacios, viendo la fachada y a los guardias, porque sabíamos que algo tan grande sólo podía guardar frialdad en el interior.

Recuerdo las flores cerradas, las veladas nocturnas y las risas haciendo eco. Pero tuve que marcharme, y ya no volví a verte. Las olas me traían tu nombre, y las cartas que nunca escribimos quedaron en la memoria. Tuve que aprender a ser la persona solitaria que era, despegarme de la ausencia.

No funcionó por completo, ya lo ves, sigo aquí años después, pensando en ti y en lo que pudo haber sido. El amor que trepa por las ramas no es aquella explosión de fuego y agua, sino un apacible río que jamás se seca ni se desborda. Un sentimiento de cariño frente a la locura del abandono.

Y sé que las palabras ya no acarician como antes, y que el pulso no vibra de la misma manera. Podría decir que son restos de edificios más grandes lo que contemplo, aunque me estaría engañando. Porque los recuerdos se pierden por el camino, y lo que se rompe lo tiramos.

Ninguna de las dos cosas ocurrió aquí dentro.


Seleccionado en el Concurso de relatos "Recuerdos", de Letras con Arte.

miércoles, 29 de junio de 2016

Perderse

A veces me pierdo entre las fauces de un mundo que no comprendo, que se queda atrás; y mis huellas no pueden abrir los caminos que quisiera. Desconozco lo que se esconde tras el hormiguero de las ciudades, tras el ruido de los pueblos.

Y creo que hace falta valor para mirar la oscuridad de frente, cuando otros cierran sus ojos y eligen al enemigo equivocado. Y creo que es mejor estar así, aunque a veces quisiera no saber nada y perderme en las nubes de la más pura ignorancia.

Y pienso que terminaremos perdiendo la guerra de tanto batallar, de tanto jugar a engañar con el adalid de la sinceridad. Las mentiras que disparamos pueden detectarse, y a pesar de ello hacen mella. No hablo de esos espejismos que necesitamos, como la falsa belleza que dibuja el poeta, o la desgarradora realidad que escribe el pintor. De lo que hablo aquí es de quemar la luna, de congelar el sol.

A veces siento la sangre correr libre, es cierto, la hoja de los puñales es afilada. No por ello pierdo la confianza, aunque a mi sombra la observe cada vez que aparece la luz, aunque mida bien las acciones y las palabras. No podría desconfiar de mí misma, porque si llegase ese momento, podría decir que las olas me arrastran y me ahogan, y entonces no sería necesaria mi magia en las voces de la gente, y mi sonrisa no quebraría las cárceles de los humanos.

A veces me pierdo, y, sin embargo, cuanto más lo hago, más me encuentro.



Para Sandra, felicidades bonita :3



Palabras clave: Confianza, valor y sinceridad.

jueves, 23 de junio de 2016

De espadas y palabras

- Mira Adriano, mira, ha llegado un cuervo de tu prima Carmen, pidiendo la ayuda de los caballeros del Valle. Procedemos al ataque, ¿no?- Inquirió José María.

- Por supuesto. Pero primero quiero disparar un par de veces más.- Dijo Adriano, sorbiéndose los mocos.

Mientras el señor de Valle lanzaba su primer disparo (con escaso éxito), José María releyó la carta:

"Querido José María, nuestro ejército es bastante reducido en comparación con el de Toribio. Hemos conseguido la ayuda de Lucía, de la isla del Oso, pero apenas hemos rascado 60 soldados. El pez negro Javier no vendrá en nuestra ayuda, y me temo que José Carlos desconoce el modo de actuar que tiene la mente de Toribio.

La batalla está perdida antes de empezar, y así José Carlos ignora mis consejos y pretende seguir adelante con su amigo, el salvaje Pepe.

Sé que rechacé tu ayuda debido a mi enfado por dejarme caer en manos de mis enemigos, pero te doy la oportunidad de rehacer nuestra relación anterior, pidiéndote para ello tu participación en esta lucha aciaga que se avecina.

Con cariño, Carmen."


- Muy bien, señor, ya habéis lanzado vuestras flechas. Debo decir que habéis avanzado mucho. Pronto seréis tan buen guerrero como lo era vuestro padre.- Dijo José María mientras recogía las flechas clavadas en la hierba, para regocijo de Adriano.

Se dirijieron al castillo, y José María ordenó iniciar los preparativos para marchar. Carmen era una pieza muy importante del tablero, y, de una forma u otra, también había empezado a sentir algo por ella.

- Tío José María, ¿yo podré ir a luchar también? 

- ¡Oh!, lo siento Adriano, será una pelea muy aburrida y no podemos permitir que le pase nada al señor del Valle, ¿verdad? Te quedarás aquí, y jugarás con Senior. Ya te llevaré a luchar en otra ocación.

- Está bien... Pero quiero que me traigas algún regalo, ¿de acuerdo?

- De acuerdo. Así se hará.

Aquello apaciguó al muchacho, y por ello aprovechó para ir a los aposentos. Allí le estaba esperando Senior.

- ¡José María! ¿Cómo puedes hacer esto? Arrastrarnos a la guerra, cuando el Valle se ha mantenido siempre neutral. Llegas aquí, un don nadie que se aupa haciendo carantoñas y manejando al podre Adriano, y esperas que todos bailen al son de tu música.

- Maldito gordo ingrato, te he salvado hace poco de caer por la puerta del cielo, ¿y así me lo agradeces? Un gruñón cobarde como tú nunca entraría en guerra porque desde que naciste lo tenías todo, cuando en realidad no es nada comparado con lo que hay allá afuera. Yo tuve que escalar siendo un don nadie, en efecto, pero, ¿no sería el mundo aburrido si ya nos lo diesen todo hecho? No puedes hablar si no has recorrido los mismos senderos que yo. ¿Crees que sobreviví siendo neutral? Desengáñate, el mundo les pertenece a los que no se anda con medias tintas.

Pausa.

- Te voy a contar una cosa. En mi estancia en la capital, había una persona parecida a mí, Miguel Ángel. Era un eunuco muy listo, él tenía sus pajaritos, y yo los míos. Sin embargo, él sólo buscaba mantener el orden, y permanecer en su posición, complaciendo a todo el mundo. Yo tenía que hacer lo mismo, claro, pero nunca estuve de acuerdo con su forma de pensar. El caos es lo que permite a las cosas moverse, Senior. El desorden aupa a la gente que estaba en los infiernos, y hace descender a los que estaban en lo alto. Que se lo digan si no a Lady Belén y a Lord Isra, que ya no están entre los vivos. La estabilidad sólo la quieren los que ya viven bien, como tú. Y como es estabilidad lo que quieres, escúchame bien, porque no lo repetiré. Harás lo que yo te diga, sin quejas, y te aseguraré una mejor posición cuando las cosas acaben. Pero llévame la contraria una vez más, y me las arreglaré para que tengas un viaje gratis por la puerta de la Luna. Ahora lárgate.

- Sí, sí...- Titubeó Senior.

Mientras comenzaba la cuenta atrás para el inicio de la batalla en los campos del norte, José María reflexionaba sobre las noticias que le llegaban desde el otro lado del mar. Al parecer Sara, la reina de dragones, se había hecho amiga de Miguel Ángel y el gnomo. Un viejo caballero venido a menos como Novoa no le suponía preocupación alguna, pero aquello... Aquello era otra historia. El mapa de los acontecimientos se le antojaba impredecible, pues algo le decía que lo que ocurría allí terminaría por repercutir en el continente. Eso podría trastocar sus planes. 


- Y es que los reyes mueven las tropas, pero Miguel Ángel y yo movemos la información. Y eso, golpea más fuerte que la espada.



Palabras clave: Gruñón e impredecible


Para José María, muchas felicidades ;)

sábado, 18 de junio de 2016

Elecciones

Se acercaban las elecciones, y los cuatro grandes partidos de humanos presentaban sus propuestas. Estos partidos eran los siguientes:

- El Poder Penetrante. Se trataba del partido que había gobernado en los últimos cuatro años. Tenía muchos antecedentes por haber traficado ilegalmente con cerebros y haber restaurado el cementerio de la sede con cerebros negros.

- El Poder Silencioso de Orejas Enormes. Había sido el principal partido de la oposición hasta que irrumpieron otros nuevos. También tenían sus sospechas de tráfico ilegal, y en su bastión del sur los orejunos tenían instalada una auténtica estructura de poder basado en conceder a dedo las licencias para la construcción de necrópolis nuevas.

- Comegramos. Habían sido hasta hace poco un partido de carácter regional, muy parecidos a El Poder Penetrante, pero con el salto al ámbito nacional, consiguieron que en Zombielandia parecieran una opción de refresco.

- Unos Picarones.  Se forjaron bajo la coyuntura ocurrida durante la Cerebrada Zombie, donde los zombies reclamaban más cerebros. Sin embargo, sólo llevaban el nombre de Picarones, ha sido la reciente unión a varios partidos lo que lleva al cambio de siglas. Al parecer les financia el antidemocrático régimen de los vampiros y el de los orcos, aunque no se sabe a ciencia cierta.


El caso es, que el líder de Poder Penetrante, Mardiano Rajabas, ha pedido el voto zombie para evitar que ganen Unos Picarones, y lo mismo han hecho desde El Poder Silencioso. Ésto ha provocado una sensación de malestar en un sistema en el que gobiernan los humanos, en un país con una mayoría zombie, que no duda en ir a votar.

Lo que me pregunto es, ¿qué ocurrirá el día en que los zombies se den cuenta de esto? Aunque no creo que llegue dicho momento, los zombies no tienen cerebro.
Aquí Jordi Petado, informando para PeneCinco.



Para José Manuel, muchas felicidades :))



Palabras clave: El voto zombie



jueves, 16 de junio de 2016

El telón de espino









Hoy han venido otra vez los camiones que dan comida. Khamal dice que no aguanta más y que quiere volver a casa. Papá le riñe y le contesta que es imposible. Es algo que se repite casi todos los días. Lo peor de estar aquí no es el frío que tengo a veces, cuando llueve y se moja el suelo de la tienda; ni el hambre. Es la sensación de estar en una rueda que no cesa de girar.

Juego junto a los demás niños del campamento con los alambres y los palos que encontramos, aunque ya nadie quiere imitar una guerra medieval. Hacemos figuras en el suelo e imaginamos que estamos de nuevo en casa. Shamira nos contó que la suya había sido destruida por las bombas, y que sus padres habían muerto en el derrumbe. Se pudo venir con su tío Hasam montada en unos barcos pequeños, donde estaban muy apretados.

Por las noches escucho a algunos adultos llorar, mientras los bebés se mantienen callados. No sé qué nos retiene aquí, pero papá nos dice que hay que esperar, que ahora mismo no podemos irnos a una nueva casa en Europa.

Es todo muy extraño, ¿sabes? Sucedió de golpe. Yo tenía una vida normal en Deir Ezzor, hasta que un día mi padre llegó a casa, acelerado, y nos dijo que nos teníamos que ir. A mamá le habían disparado por la calle.

Ahora me pregunto si algún día podré irme de aquí...



"Nos vemos en la alambrada".

Clara es la noche

Espero un momento que no llega, el deshielo de otras horas que ya no están. Basta un día para destruir los años, aún cuando se apuntaló hasta el último devorador de sueños.

A veces creo ver una bengala marcando mi lugar, pero sólo es otra estrella caída, un punto negro más en el cielo. Quizá este desierto lo crearon mis manos: Nunca supe que leer tanto formase un erial a mi alrededor. Y mientras el bosque crecía en mi cabeza, las manos sostuvieron el hacha de la soledad.

Yo marcho, con los fantasmas arremolinando sus ecos sobre mi corazón. Me dieron una pistola, y gasté las balas disparando a lo que ya no estaba. Por eso no me extraña que los monstruos devorasen mi alma en la primera noche, cuando ya el frío había empapado mis oscuros iris.

¿Qué quieres que haga? Mis dedos crean, aunque sólo destruyan. Ningún círculo se cierra. Ninguna puerta se abre. Y ante las murallas, no hay arqueros más fieros que los míos. Sin pasar hambre, ni sed. No pueden sucumbir ante lo que ya padecen.

Desconozco si las vallas estaban ahí o las puse yo, ya no lo recuerdo. Lo único que sé es que no puedo pasar. No puedo cruzar al mundo de la normalidad. Y hacer llover en la mirada no sirve, porque ya nada me hace sentir.

Es cierto que hago fluir los ríos, que los ejércitos salen de mi mente. Y pareciera que se desgarra la piel, las entrañas. Que el dolor de estas palabras frena el desbordamiento del agua. Sin embargo, nada se encuentra tras la hoja y el cristal. Un vacío que campa a sus anchas y dibuja la niebla de los tiempos.

No obstante, debo decir que a veces encuentro una leve chispa que hace arder lo que soy. Y apaga mi sombra. Ojalá durase más de lo equivalente a un suspiro.

Qué espero, me preguntas. Cuando ya las cosas no vienen dadas ni logradas. Cuando las espinas atraviesan las rosas y los lagos se ahogan.

Te espero a ti, que has visto pasar las mismas cuchillas frente a tus ojos. Y no quiero salvarte, ni ser salvado. Me basta ser lo que jamás pude ser. Una mano en tu cuerpo, un recuerdo en tu olvido.

Seleccionado en Concurso de Relatos breves "Espero...", de Letras con Arte.

viernes, 10 de junio de 2016

Selectividad: Cuando el enemigo es el saber y no la ignorancia

Ya llegan las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad), y cientos de personas se dedican con furor a estudiar para lograr una nota aceptable con la que entrar en la carrera deseada.

Sin embargo, no deja de resultar paradójico que todo esto se hace para que las personas aprendan. Y yo os pregunto: ¿desde cuándo adquirir conocimientos va de la mano de la ansiedad, los trastornos alimenticios o los nervios asfixiantes?

¿Lo estamos haciendo bien o hay que replantearse el modelo del sistema educativo actual? ¿Queremos que los estudiantes aprendan o que memoricen como robots que buscan un número en su expediente?

Si es lo segundo, tranquilos, lo estamos haciendo estupendamente. El criterio del alumno medio se basa en la nota numérica, no en los conocimientos adquiridos. Es por ello que se busca muy a menudo hacer trampas en los exámenes, y también copiar. Tampoco faltan los que tienen buena memoria y aprovechan dicha virtud para calcar palabras sin saber lo que están leyendo.

La otra cara de la moneda es un grupo de gente con ganas, ilusión, y con menor capacidad de retención de la información. Quizá desempeñarían mejor un trabajo que las personas de los notables, pero no se puede saber, porque el único criterio que se usa es una nota estándar basada esencialmente en la memorización.

Si el objetivo que perseguimos es que los alumnos aprendan, entonces hay que enfocar esto de otra manera. En vez de presionar y ahogar, el objetivo debe ser que las personas se encuentren felices desarrollándose. Que les mueva la curiosidad, que sean críticos. Que no vean en el aprendizaje un lobo amenazador que puede devorarles.

Si alguien considera que adquirir conocimientos es igual al desagrado y al hastío, es que algo no funciona como debiera. Si el enemigo es el propio saber, y no la ignorancia, entonces habrá que reconocer que hemos fallado.

Y es que las notas, al fin y al cabo, no miden las capacidades ni la inteligencia.

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/selectividad-cuando-enemigo-saber-ignorancia-algo-falla-71839

Batallas modernas

Ya se hunden las estrellas
en el mar del óxido,
allí donde el silencio
militaba en otras guerras.

He perdido el fusil,
y no he ganado sus ojos;
sobre la calma que viene
cae otro soldado en el Somme.


Seleccionado en I Certamen de Poesía "Arte Libros". 

martes, 17 de mayo de 2016

Algo hace crack

Serviré para ti en el
olvido; extiende
la mano y
enciende el fuego
del pasado,
arderán así mis
días de gloria.

Ya vienen a buscarme.

Asiste a tu obra,
pues perderé el
aliento, rendido,
tirando alegrías,
inspirando sueños
ajenos y anejos.

Miro el reloj, ya
es tarde para salvarme.

Incluso en estos
nuevos tiempos
una maldición
negra se agita, allí
donde quise dar todo
a quien no pidió
nada de mis manos.

lunes, 16 de mayo de 2016

La culpa cambia de manos

- ¡Mira por donde vas, cenutrio!.- Espetó un hombre.

Miguel Ángel iba por la calle, camino de su casa después de su jornada en la universidad, y se chocó con un joven que iba corriendo. Lo que le sorprendió fue que el indignado no era otro sino el que había causado el agravio. Por ello se calló y lo vio alejarse.

Al poco rato, otra persona, con gafas de sol, sombrero negro y bien vestida, apareció corriendo. Aunque ésta vez no hubo ningún roce.

Semanas después, mientras leía el periódico durante el desayuno, observó una noticia que se vio tentado a contar a su mujer.

- Mira lo que dice aquí. Ha aparecido un joven muerto a pocas calles de aquí. Alguien le aplastó la cabeza en el cerviguillo*. Parece ser que le hicieron abrir la boca en el borde y le pegaron una patada. Es el mismo muchacho que se tropezó conmigo la otra noche.

- ¿Lo conocías?

- No, sólo nos vimos una vez. Pero son cosas que impactan, ¿sabes? Quizá yo fuese una de las últimas personas en verlo con vida.

En eso estaban, cuando sonó el timbre. La mujer, que se encontraba de pie, fue a abrir. Desde el asiento, a Miguel Ángel le llegaron las voces.

- Buenos días, señora. ¿Se encuentra su marido en casa? Querríamos hablar con él.

- ¿Mi marido? Bueno, sí, pero... ¿Qué ocurre?

- Nada malo, se lo aseguro, sólo queremos hacerle unas preguntas. ¿Podemos pasar?

- Sí, claro. Adelante.

Se escucharon los pasos, y el "clonk" de la puerta al cerrarse. Antes de poder pensar en quién podía ser, Miguel Ángel vio a dos policías uniformados delante suya.

- ¿Es usted Miguel Ángel?

- Sí, así es. ¿Qué ocurre?- Inquirió, preocupado.

- Antes de nada, quisieramos presentarnos. Él es el agente Pepe, y yo me llamo Javier. Somos del departamento de homicidios. Está usted bajo sospecha de asesinato de José Carlos, un ex-convicto que estaba en el programa de protección de testigos.

- Pero, pero... ¿Por qué yo?

- Alguien lo vio a usted la noche del asesinato con la víctima. De todas formas, aclararemos esto mejor en el cuartelillo. Venga con nosotros y no intente nada raro.

- De acuerdo, de acuerdo. No tardaré en volver, cariño, seguro que es todo un error.

Así, lo metieron en el coche y se lo llevaron al cuartel. Allí, en una habitación preparada para los interrogatorios, lo metieron. Era un cuarto oscuro, con una lamparita potente, en la que aguardaba un hombre sentado.

- Traedlo aquí y ponedle las esposas. Después marchaos y que no entre nadie.- Dijo con voz grave.

- Sí, don Adriano.

Los policías obedecieron la orden y, tras colocarle las esposas, se marcharon.

- Bueno, Miguel Ángel, si es que te llamas así. Ahora mismo me vas a contar quién te dio la información de que José Carlos estaba en protección de testigos.

- ¿Pero cómo quiere que lo sepa? Si yo no le he hecho nada...

- ¿Niegas haber estado con la víctima en la noche del crímen?

- No, pero...

- Entonces no hay ningún pero. No estoy aquí para juegos. He mirado tu expediente y estás limpio. Tú no eres al que buscamos, queremos al que hay por encima tuya. Si me lo cuentas te solteramos. Si no... Mucho me temo que te quedarás aquí bastante tiempo, como culpable de asesinato en primer grado.

- Eso no puede ser, quiero a mi abogado ahora mismo.

- Claro que sí. Toma, ahí tienes el móvil. Si puedes, llámalo.

- Pues quíteme las esposas primero.

- No tengo las llaves. Lo siento.

Pausa.

- ¿No quieres llamarlo? Bien, entonces sigamos nuestra conversación.

Miguel Ángel sentía un sudor frío cayéndole por la espalda. Algo le decía que aquello no iba bien y que no debía estar pasando.

- Bien, al parecer José Carlos había molestado a miembros del ćartel Mojo Picón y eso ha activado todos los mecanismos para eliminarlo. Por tu culpa ahora yo me tengo que comer el marrón de su muerte, porque los gringos están que trinan. Así que, o me dices quién te envía por las buenas, o por las malas. Sólo quiero un nombre, una dirección, algo sólido, y podrás irte a tu casa.

- Vi a un hombre. Un hombre vestido de negro, con traje y sombrero.

- Sí. ¿Qué más?

- Ya está. Ese hombre iba corriendo. No pude verle bien.

- ¿Te crees que soy tonto y me chupo el dedo?- Inquirió mientras le daba un guantazo.

- ¡Pero bueno! ¿Qué clase de policía eres para hacerme eso? Cuando salga de aquí te voy a meter un puro que pa' qué.

- Pues soy uno con inmunidad. Así que te vas callando, chisgarabís miserable.

Miguel Ángel se quedó mudo. No entendía cómo aquel hombre no se daba cuenta de que si él fuese el asesino se habría largado ya de allí. Sin embargo, Miguel ángel desconocía que, a cientos de kilómetros de allí, el asesino de José Carlos, un capo conocido por el nombre de Senior, realizaba otro trabajo para el cártel.


Feliz cumpleaños Miguel Ángel :)




Palabras clave: Chisgarabís, cenutrio y cerviguillo.

*Cerviguillo: En este caso, expresión popular que significa "borde de la acera".

domingo, 15 de mayo de 2016

¿Donde...?

Ahoga el tiempo, y la certidumbre del dolor aprisiona cualquier avance. Se han quemado las flores, y ha ardido la arena. Un desierto que se materializa. No diré que he perdido, porque para ello hay que ganar alguna vez.

Y yo no gané ningún rincón de tu cuerpo, dentro o fuera. Una luna triste en la mirada, y basta un minuto para que se desmorone la torre más alta. La angustia recorre las venas, allí donde el alcohol no alcanza; los ojos se empañan.

Un monstruo me devora por dentro; donde hubo palabras queda el vacío; donde había ganas resta la apatía. Una frontera más nos separa, avanzar se hace complicado. Hay huellas que aprietan, que se hunden en las aguas más profundas del llanto.

Vuela, vuela alto, y alcanza el cielo que para mí está techado; acaricia las emociones que desconoceré por siempre. Y, dime, ¿donde guardaré los trenes que pasan por mi cabeza?

¿Dónde dejaré los besos que te debo?

https://youtu.be/sUVPjy_McKk

sábado, 14 de mayo de 2016

Fichas de dominó

He quemado muchos lazos, y mis manos han ardido con ellos. He caído, y a pesar de volver a levantar el cuerpo, algo de mí se perdía en cada agujero. Por eso, ver ahora un abismo infranqueable no me resulta nuevo.

Observé mal, y confundí la noche con el día, ya lo ves, sólo soy un estúpido que nunca supo nada. Quizá la venda de las sacudidas me hacía vivir otro mundo. Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, y yo sólo veía fuegos artificiales en medio de una tormenta.

Tal vez me engañaron tus ojos, que atraen a las polillas solitarias. Puede que fuera tu piel, un viejo sueño por el que caminan las caricias que nunca di. O tu cabello, sobre el que trepan las ganas de volver a luchar.

No lo sé, ignoro muchas cosas. Es posible que fuese tu belleza, esa que sabes guardar bien adentro; ¿o se tratará de la alegría que se lleva mi tristeza? Es mucho lo que cambias. Si fuese una piedra, me volverías polvo. Si fuese hierro; lava candente. He vuelto a sentir por unos días.

Yo no decido nada. Las cosas se mueven y se transforman. Las fichas del dominó caen, y dibujan tu rostro. Siempre estuvo ahí, aunque con menos fuerza. Las flechas vuelan y te pillan en medio, pero no es lo que buscaba. Lamento disparar cuando tus escudos ya estaban activados. No es sangre lo que quiero sentir en tu cuerpo; es el tacto de mis dedos.

Aunque antes que perder tu voz, prefiero perder la guerra. Y querré ver tus sonrisas, a pesar de que no te veré tal y como me muestro ahora. Dejaré de lado la búsqueda del arcoiris para poder ver el sol brillar en tus labios. Ya son demasiado grises los segundos como para traer más lluvia.

Uno no puede echar de menos aquello que jamás consiguió.

https://youtu.be/yRkz8Y-qkhw

viernes, 13 de mayo de 2016

Incomunicados

Palabras que chocan con silencios, ya nada se construye. Igual que un camaleón, las letras se callan también, y sólo quedan dos islas separadas en medio de la tierra. Sé que en la mía llueve, aunque nada sé de la otra.

A veces el asesino de la tinta y la voz es más peligroso que su hermana, la ira vociferante. Dejaré de lado las ilusiones, esas ratoneras sin salida que atrapan y consumen a los incautos. Que vuelvan los búnkeres, odio salir a luchar.

Y es que soy un pésimo tirador; nunca acierto, y ante lo que parece un tiro perfecto sólo hay un casco levantado por la tabla de la soledad. Es cierto que así no ganaré guerra alguna, pero tampoco perderé. Uno se cansa de rendiciones incondicionales.

No, no saldré al campo de minas, y tampoco me meteré en las trincheras. Que traiga la bandera blanca quien quiera, pues aunque la mía ondea en lo alto siempre es ametrallada.

Corto y cierro.

jueves, 12 de mayo de 2016

Temblores

Se ha roto el fino equilibrio que mantenía las mareas a salvo, ahora el agua lo inunda todo. Existen tsunamis creados por la apatía que derriban convicciones enteras. La esperanza, nadando en el barro, intentará ser la última superviviente de un naufragio mortal.

No existen refugios, y las palabras no envuelven como antes. Todo pierde su fuerza. Siempre pisando sin saber cuál es el camino. Se desgarran las emociones, y jamás existieron cicatrices. La humanidad camina, y yo me dejo caer sobre montañas de universos rotos, como mi cabeza.

Que venga la lluvia, que caiga la noche sobre mis ojos. Borré de mis ojos los colores del arcoiris y coloqué el sepia de las películas de terror. Así da menos miedo la realidad. Y sé que correrán las partículas a juntarse, pero yo nunca lo haré.

Temblores. A veces quisiera que fuese el frío, o una extraña enfermedad que me nubla los sentidos. Aunque no es otra cosa que la vida que habita tras estas manos. Lo que se escapa y que nunca tendré.

Unos dedos que entrelacen los míos.


https://youtu.be/w2mKRjPHUNg

miércoles, 11 de mayo de 2016

El segador

"Y vino el segador, y toda la alegría del valle se la llevó". Así rezaba la entrada de la casa. Un boomerang que vuelve y golpea, allí donde no hay lugar para la cordura. Tropecé con mis propias piedras, no debería quejarme del dolor que causan los golpes.

¿Donde está la guadaña? Esa que nunca se vuelve roma por mucho que se utilice. No reconozco la seguridad del suelo que piso, no comprendo nada y pesan los días para un Atlas anémico. Siempre pierdo, siempre pierdo. ¿Qué es ganar cuando el triunfo es efímero?

Volví a verme, entre las cárceles sin barrotes, entre la última lucha. Sucumbir. ¿A quién culpar? A mí, el devorador de almas. Allí donde crezcan los campos en flor pasaré el acero afilado. No lo puedo evitar.

Crecí con la derrota en la mano.

https://youtu.be/3UuzkX8FWV0


sábado, 7 de mayo de 2016

Placeres

He tenido placeres que se encuentran con relativa rapidez. Desde la primera mirada, a retozar varias veces en un día. Es algo a lo que estamos predispuestos. Un punto de gozo que se expande. Y, sin embargo, por grande que parezca, no es el principal.

Cada persona tiene sus propias fuentes de satisfacción. Su forma de llenar los vacíos que surgen en el día a día. Y para mí una de ellas se resume en una palabra: el perro. Así, en general. No sabría decir por qué. Podría intentar explicar que aparece un vínculo entre los perros y yo. Y cuando me tengo que separar de ellos, se siente como si perdiera un amigo que nunca traiciona.

Me llega a la memoria un entrañable compañero, Simba, que fue acogido por una familia alemana después del tiempo que pasé con él. Y recuerdo sus movimientos, sus gustos (por ejemplo, las croquetas le encantaban), como si todavía estuviera aquí.

Creo que algún día se nos caerá la venda de los ojos y empezaremos a ver las cosas desde la empatía, y no desde la frialdad del inhumano. Entonces los podencos sólo irían a cazar conejos de peluche, y los animales abandonados serían un vago recuerdo de un pasado vergonzoso.

Como ya dije, todos tenemos nuestra forma de ser felices.

La mía es ver que ellos también pueden serlo.

Para Sara, muchas felicidades =)


Palabras clave: Retozar, perro, croqueta

Follow your heart

Nunca supe cambiar la dirección del viento, ni la frecuencia de las mareas. Una mano sola no basta para derribar un siglo, aunque una palabra sí puede transformar una vida. Al final, somos pequeños peones dentro de un grano de arena, y es ahí donde podemos movernos.

Sé que mis impactos son leves, aunque mis lazos abarquen kilómetros. Sin embargo, la rueda ya ha comenzado a girar, y no parece que algo vaya a detenerla. Ambos comenzamos a construir puntas sobre la madera del tejo. Y tal vez terminemos siendo una extensión del otro, una bola de fuego que no arde ni se consume.

No puedo modificar mucho, eso también lo he aprendido. Pero si tus ojos quieren ver los míos, los encontrarás en cada reflejo. Si crees que tu piel puede encontrar un hogar en la mía, sentirás mis dedos rozarte en cada brisa. Y no hay peores lágrimas que aquellas que no pueden ser borradas, ni peor prisión que una tristeza a la que ningún acto hace mella.

A veces desearía estar y no permanecer, humedecer el estado de unos labios que jamás se han tocado; pues por todos es sabido que la belleza que eclipsa no es igual a la que enamora. Pero cuidado, cada ladrillo que se coloque en esta dirección nunca podrá volver a su lugar original.

Yo lucharé, asentándome en todos esos rincones vacíos que amenazan con ocupar días enteros. Y la victoria llegará, sólo si tú lanzas la primera piedra. Un punto de no retorno es eso: una nueva etapa en la que eliges entrar, bloqueando otras del pasado.

Ya sabrás que tus huellas caminan por los valles de mi mente, y espero que algo de mí se haya impregnado en tu alegría, haber matado alguna vez la eunoia que te destroza.
Ahora, quizá, si nos robamos el aliento, tendremos una flecha que atraviese el corazón de lado a lado.

De nosotros depende que, al tocarla, no se desangre.

https://youtu.be/rW8biWyQKUY

jueves, 5 de mayo de 2016

Peldaños

Ya he llegado al final de una carrera donde la movilidad de mis piernas no importaba nada. Tampoco tenía impacto alguno el tener una buena moto o girar bien en las curvas a toda velocidad. Aquí entraban en juego otros factores. Las relaciones, el cerebro, el bienestar emocional.

Y es que hace falta valentía para dejar atrás aquellas etapas que tuvimos que abandonar. Dejar la puerta cerrada y ver que existen muchas ventanas a veces no es tan sencillo. El sentimiento que atraviesa los rincones no suele ser el adecuado, y veo enemigos en las sombras que existen. Sé que me equivoco y que no se pueden desandar los errores, sólo aprender de ellos.

Me he levantado y he visto detrás de una lux aeterna una mano en la que aferrarme, junto a otros pilares que no siempre están pero que nunca desaparecen. Y sé que ahora, alcanzar otro peldaño no me dará lo que busco, aunque reconozco que ayuda. Nada es fácil y lo difícil no ha llegado todavía.

Permaneceré luchando, con espadas que no cortan, contra enemigos que no fallan. Sé que venceré.
 
Para Ana Belén, muchas felicidades :3



Palabras clave: Valentía, sentimiento y velocidad.

sábado, 30 de abril de 2016

Un nuevo amanecer

La alegría se escapa como el agua que recogen mis manos; quizá soy un recipiente inadecuado. Tras la cortina se ven los ojos que observan y vigilan; y, al igual que semillas en el granero, guardo las palabras que no pueden ser olvidadas.

No soy fuerte, nada lo es. Hasta la imponente montaña se vuelve cañón. Hasta la roca más poderosa torna en arenilla, horadada por el agua y el viento. Las corazas sólo son monstruos que detienen bestias; un enemigo que abate posibles peligros. Y eso no sirve. La espada del doble filo es sangrienta a más no poder. ¿Dónde he dejado tiradas mis viejas ilusiones?

Espero un mes que se aproxima, largo como los días y corto como la vida. Entre la maleza del recuerdo existe una mujer que peleó y que aún se corta; y allí donde los caminos se rompieron supimos mantener un pie al lado de la línea.

Rodeados de paraísos perdidos seguimos pisando la misma tierra que juramos defender, y las olas que derriben el barco serán las últimas. Tal vez se convierta en una armadura si mi cuerpo es su espada; en el filo del olvido necesitamos la voz de la llama.

Voy en su busca, y quiero pensar que yo soy buscado; entre los pasos que avanzan y los que retroceden hay un trecho. Puedo entregar más de lo que hay en los muros y la tinta; y a cada dicha responderé con otra mayor. Pero si mis manos tocan ceniza y mis labios besan cristales, entonces me ahogaré en otros mares. Y no arrastraré a nadie a las profundidades.

El arcoiris nunca refleja el negro de tus ojos.


https://youtu.be/XbthRHKOuo8

martes, 26 de abril de 2016

Las dos puertas


Yo también viví cuando
los aullidos del lobo
inundaban el bosque,
helaban las venas.

Encontré las piedras
allí puestas, en fila,
sobre las viejas ilusiones
de un viejo continente.

Vinieron conmigo
acompañantes crueles,
y me dejé familia atrás,
no se puede elegir.

Vinieron conmigo,
aunque yo no quise:
sobre mi hombro, el miedo,
sobre mi cabeza, el hambre.

No monté en los barcos
de la sal y la locura,
de la huida hacia delante,
nunca pude pagarlos.

La costa de Kos es sólo
otro despeñadero,
el primero de muchos
que aguardan detrás.

No, yo no monté, quise
gastar esta suela de piel
llena de rajas y sangre,
besando el pasado.

Había vallas tras las rocas,
pero yo las trepé,
aunque el rumor lejano
del guardián acudía.

Escuchaba los cuernos
de guerra llenar el cielo,
las manos desconocidas
sujetando las ganas de seguir.

Me golpearon, es cierto,
entre los maizales
también caminan los
soldados de la tierra.
Y atrapan las voces,
los gritos angustiosos
han sido un eco eterno
sobre los oídos del mundo.

También los niños
juegan a sobrevivir,
allí donde las reglas
las ponen otros jugadores.

Y espero aquí, sentado,
frente a una puerta
que no puedo ya abrir,
inexpugnable salvación.

Un juez al otro lado
dictará sentencia a mi
despreciable delito:
abandonar la muerte.

Y entre la miseria que
trae el barro, aparece
la vida que se avergüenza,
que se debate.

Las serpientes más peligrosas
no reptan sobre las manos
de los infantes que fallecen:
se esconden lejos.

En el suelo yacen las lágrimas
de los que cayeron por el camino,
las súplicas de los que
se quedaron a la espera de noticias.

Y por las noches llegan
siete jinetes oscuros,
arrasando la moral y la fuerza,
con sus espadas invisibles.

Dicen que llevamos marcado
un estigma, una huella, y es
que en el imperio de la suerte
nacimos en otro sitio.

Pero, dejadme,
¿es que no lo veis?,
el odio y la indiferencia
matan más que las bombas.

Cerraré los ojos una vez
más, deseando que al
despertar, las puertas
que se hayan abierto
no sean aquellas que
guarda San Pedro.