Ahoga el tiempo, y la certidumbre del dolor aprisiona cualquier avance. Se han quemado las flores, y ha ardido la arena. Un desierto que se materializa. No diré que he perdido, porque para ello hay que ganar alguna vez.
Y yo no gané ningún rincón de tu cuerpo, dentro o fuera. Una luna triste en la mirada, y basta un minuto para que se desmorone la torre más alta. La angustia recorre las venas, allí donde el alcohol no alcanza; los ojos se empañan.
Un monstruo me devora por dentro; donde hubo palabras queda el vacío; donde había ganas resta la apatía. Una frontera más nos separa, avanzar se hace complicado. Hay huellas que aprietan, que se hunden en las aguas más profundas del llanto.
Vuela, vuela alto, y alcanza el cielo que para mí está techado; acaricia las emociones que desconoceré por siempre. Y, dime, ¿donde guardaré los trenes que pasan por mi cabeza?
¿Dónde dejaré los besos que te debo?
https://youtu.be/sUVPjy_McKk
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