A veces da la sensación de no ser nada en absoluto. Algo me come por dentro, algo muerde y desgarra, con leves vibraciones, con brisas murmurantes en la lejanía.
El silencio me ahoga. La realidad me aplasta. Siempre la misma estación, los mismos sentimientos. Aunque caminen diferentes personas por el andén. Aunque vaya a otros destinos. Mi vida es un círculo. Y, como en un círculo, se repiten las etapas. Con otras palabras y otras acciones, pero iguales resultados al final del día.
Quiero huir, y sin embargo permanezco. Es complicado escapar de la mente. Hay que aprovechar las sensaciones y crecer. He comprendido que nunca perdí a M, porque en ningún momento llegué a encontrarla. He aceptado que ella es el eco de aquello que proyecto.
Haré grandes cosas debido a su existencia, para seguir siendo yo mismo. Construiré para ella, sin su presencia. Ese es el destino imborrable escrito en el polvo de mis ruinas. No negaré que me gustaría tocar su estrella, aunque hay gente que ni siquiera puede verla, y sólo por eso agradeceré habérmela cruzado.
Sin embargo, eso no evita mi camino errático. Encerrado en mi cuerpo y en mis circunstancias, y me gustaría poder cambiarlo todo. No sabéis lo terrible que es saber que existen los paraísos y no poder pisarlos nunca. La ignorancia es una suerte de felicidad.
Lo bueno, quizá, es que aunque se lleve hasta el último ápice de lo que soy, las cosas seguirán así. Porque las emociones no se pueden robar, sólo se crean, y se comparten.
Hay veces en las que se pierde algo tan grande como lo que se gana.
https://youtu.be/pcYEN0mo6sE
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