Fantasías que bailan con la esperanza a un baile de cojos, con música para sordos, y luces para ciegos. Se trata de una danza cuidadosa, donde el camino se traza lentamente, y se palpan los barrotes de las celdas. No sabes lo que hay tras las murallas hasta que no las atraviesas, y es por eso que los murmullos del agua dejaron paso a un eco estruendoso, en el que dos voces querían tocarse, y finalmente se fundieron en una sola. Una mano que se aferra a la otra, titubeante, hasta que ve la sonrisa en el rostro de la portadora, y es entonces cuando sabe que no importa si la mano se suelta: Ella estará ahí para impedir que caiga al vacío.
http://youtu.be/6Wg_JpVHkio
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