Hoy quiero hablarles sobre un cantautor magnífico, aunque con una fama tan ínfima que no le hace justicia. Se trata de Nick Drake.
Nació en Birmania, en 1948, en el seno de una familia de clase acomodada, y a sus cuatro años compuso su primera canción. Conforme fue creciendo, creció su gusto por la música, y le gustaba sobre todo el folk y el rock. Pidió que le regalasen una guitarra, y fue practicando con ella, hasta el punto de crear melodías asombrosamente tristes.
Fue un gran atleta a los 13 años, y aprendió a tocar otros instrumentos, como el clarinete o el acordeón. Sin embargo, tenía baja autoestima, y evitaba el contacto físico con la gente, y, en especial, con las chicas. Muy posiblemente solo se declaró a una en su corta vida, y con resultados desastrosos. Para escapar de esta realidad frustrante, se refugia en su propio mundo, el de las canciones, lleno de pensamientos románticos.
Cuando va a Cambridge, su melancolía se dispara, y comienza a dejar de lado el atletismo para leer poesía francesa, fumar hachís, escuchar música y tocar con la guitarra.
Edita su primer álbum en 1968, Fives Leaves Left, de la mano de Joe Boyd, y un año después ya estaba a la venta. Era un álbum con sonidos barrocos, con bastante carga instrumental. A pesar de recibir muy buenas críticas, no se vendió bien.
En 1970 realizó su segundo disco, más alegre que el anterior, Bryter Later, aunque el escaso éxito de venta decepcionó a Nick, que tenía expectativas mayores.
Con el tiempo, y con la marcha de Joe Boyd de su vida como motivo poderoso, Nick se fue volviendo depresivo, y tuvo que acudir a un psiquiatra. Se medicaba, pero no era constante: Cuando se sentía mejor, dejaba de lado las pastillas, alegando que saldría él solo de aquello.
Solía sentarse en la silla durante horas, moviendo de forma nerviosa sus manos sobre las rodillas, mientras miraba fijamente la ventana o a sus zapatos.
Su amigo Paul Wheeler recuerda: «Estaba muy distante. Se fue alejando, y alejando, y alejando,
hasta que simplemente desapareció»
Su último disco, fue Pink Moon (1971), lo hizo en poco tiempo, usando una voz susurrante, con pocos arreglos, y en una atmósfera de poesía, pesadumbre, tristeza, y una oleada de metáforas que encajaban con su estado de ánimo.
Tiempo después se marchó a casa de sus padres a vivir, y en 1974 escribió sus últimas 4 canciones. En el estudio, una vez terminadas las pistas
instrumentales, Wood le dijo: «Estás teniendo problemas
con las palabras». «Sí –replicó él–,
no puedo pensar en palabras. No siento ninguna emoción respecto
de nada. No quiero reír ni llorar. Estoy insensible, muerto
por dentro».
El 25 de noviembre de ese mismo año, su madre, Molly, lo encontró muerto de madrugada, en la cama, debido a una sobredosis de Tryptizol (antidepresivo)
Se desconoce si fue un suicidio, pues no dejó ninguna nota.
No obstante, si quieren conocer más su vida y sus canciones, hay un documental precioso, que puede verse en Youtube, y que lleva el título de la entrada. Sin más, les dejo con Nick Drake.
http://youtu.be/3BagOmL_Sv4
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