Es curioso ver cómo cosas que no estaban dentro del círculo de la normalidad, un buen día entran y se instalan, pero cuando deciden salir, aunque sea durante un corto período de tiempo, uno siente que algo se marcha de adentro. Y, si la conexión era intensa, comienza a darse una sensación de vacío, igual que un ciego que pierde a su guía, dando tumbos, sin rumbo fijo. No obstante, si aquello que se ha marchado, regresa, o, al menos, se acerca al círculo, notamos cambios relevantes. Se oprime el pecho, la adrenalina se desborda, y gran parte de ese terreno de nadie, vuelve a recuperar las pautas de un camino a seguir.
Decimos que el tiempo es unidireccional, pero, ¿y si no lo fuera? Imaginen un montón de líneas representando el tiempo, y, ahora, una escena aparte: Una persona rechazando a otra. La única dirección temporal nos dice que "A" es así, que no hay otra posibilidad alternativa en ese momento. Pero, ¿y si de forma paralela sí se está aceptando a esa persona, en la línea "B"?
Del mismo modo en que la eternidad no es infinita, sino que es una expansión enorme del tiempo (pero siempre tiene un final), la ausencia de emociones, o de personas que las provoquen, no es interminable, y siempre se encuentran formas de recuperación de las mismas, aunque sea utilizando los recuerdos.
http://youtu.be/aBp5uaqK_BE
No hay comentarios:
Publicar un comentario