El espectro de la ciudad es un árbol con ramificaciones extrañas, perturbadoras. Un murmullo de oscuridad corroe los callejones y las alcantarillas exteriores. Figuras grises, no hay matiz, no hay conocimiento sobre el tamaño del monstruo o de la cuchilla. Da igual que quieras protegerte el cuello, si no tienes cuidado, el farolillo rojo te atraerá hacia la misma puerta de las tinieblas.
Las sombras de la ciudad están ahí, aunque no puedas verlas, aunque no quieras verlas. Tú eres parte de ellas, en mayor o menor medida. De ti depende que te absorban o luchar contra ellas. Es cierto que no sabes cuales son, pero de algún modo, se distinguen de lo demás porque rompen con lo que esperabas. Seguridad, armonía, olvida eso. Si no puedes ver la brecha en las pisadas del asfalto es que realmente ya te ha devorado la ciudad.
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