Se sentía como un ejército de jinetes descendiendo a toda velocidad por la cuesta de una colina. Sin líneas enemigas al fondo, sin nada en lo que chocar, nada que destruir. Vértigo incesante. Los cuernos que resuenan por todas partes llaman a la guerra contra el hastío que habita bajo las piedras del valle.
Quieres saber lo que se oculta bajo las capas superfluas que habitan en el núcleo, y necesitarás más que acero y cañones para entrar ahí. De nada sirve hacer sangrar a los habitantes de un cementerio. Inútil tomar sus fuertes. ¿Para qué? Si ahí no está lo que andas buscando. No. Si usted quiere desnudarme, tendrá que empezar por entrar sin ropa a los límites de la frontera.
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