Podemos gastar dinero, teniendo la certeza de que alguna vez regresará a nosotros. Compraremos un regalo, un capricho, o tal vez comida, ropa u otras cosas. Pero, a diferencia del dinero, el tiempo no vuelve. No tiene esa capacidad. Por ello conviene elegir cuidadosamente en qué lo gastamos. Mi consejo en este punto es que lo aproveche al máximo. No lo pierda dejando que el cerebro se vuelva un encefalograma plano frente a la televisión. Hay muchas cosas. Úselo para leer, dedíquelo a otras personas, o a alguien especial. Mejore como persona, no se aborregue, no se quede por detrás en el camino. Y, sobre todo, haga lo que haga, procure que le guste. Si empieza a hacer cosas que le desagradan será como colocar a las personas del mundo de las horas en un pelotón de fusilamiento, donde usted mismo da la orden de abrir fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario