-No deberías pasar mucho tiempo aquí. Las muñecas están huecas, y terminamos convirtiéndonos en lo que nos rodea.-Dijo una voz a mis espaldas.
Me di la vuelta, y vi que las sombras le tapaban el rostro.
-¿A qué te refieres?-Pregunté.
-Míralas. No tienen brillo en sus ojos. Son armazones de madera, pintados al gusto del creador. No puedes venir aquí y salir inmune a todo este ambiente. Ellas devorarán tu alma y te irán convirtiendo en parte de esta habitación, de este lugar.
-Pero... Si acabo de llegar.
-Lo sé. Pero ya has estado aquí más veces. Y al final, terminarás viéndote en ellas. Cara a cara con la soledad.
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