- ¿Qué esperas encontrar aquí? ¿Por qué has venido?- Preguntó el guardián.
- No
lo sé... Las palabras de este enorme lugar me atrajeron con una fuerza
que no podía reprimir. Me cogieron de la mano y me trajeron aquí.
Supongo que lo que busco es un lugar donde cobijar mi mente, un sitio
donde poder sentirme abrazado frente a todos los peligros de ahí afuera.
- Podrás atravesar la puerta de entrada, pero no el resto. Te quedarás en el rellano.
El guardia se apartó y dejó que entrase dentro del inmenso castillo.
Allí, había otra puerta custodiada, pero no por un hombre, sino por una bestia.
- ¿Qué buscas aquí? El acceso está vedado para aquellos que vagan errantes por este mundo.
- Aún
lo desconozco... El agradable cantar que despedían las notas de este
rincón del universo me hicieron venir aquí casi de forma inconsciente.
Creo que lo que busco es poder escuchar esas melodías, y dejar que
invadan mi cabeza y mi alma.
- Podrás pasar, pero solo se te dejará entrar a las habitaciones secundarias.
Continué avanzando, y, tal
como me había dicho el último centinela, solo podía entrar a
habitaciones pequeñas y sin mucha complejidad. Hasta que llegué a otra
puerta, esta guardada por dos gigantes, al final de una enorme sala de
baile, coronada por una enorme lámpara. Al llegar allí, surgieron los
improvistos de antaño.
- ¿Quién eres? ¿Qué deseas de este lugar? El camino está cerrado para aquellos que buscan lo que no les pertenece.
- Mi
nombre... Poco importa. Pero, a decir verdad, no sé por qué he llegado
aquí. Imagino que fueron los agradables paisajes y las hermosas flores
que crecían por este lugar, todo ese colorido y esa explosión de
armonías visuales deben ser las que me han traído de cabeza a este
magnífico edificio.
- De acuerdo, pasa.- Respondieron mientras me dejaban paso.
Entré
en una habitación plenamente iluminada, y allí había una chica, con un
libro cerrado en sus manos. Al notar mi presencia, alzó la mirada.
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué esperas encontrar en este rincón del mundo?
- Cuando
llegué a este palacio no lo sabía muy bien. Al principio creía que era
por las palabras, luego, que era por el sonido que emanaba, después
opiné que sería por lo que había visto. Pero ahora que he llegado hasta
aquí, puedo decir casi con toda seguridad que no vine por nada de eso.
Entré en este palacio porque quise formar parte de ese libro que guardas
entre tus manos, porque este mundo no es otro que el de tu mente, y yo
no quiero ser un intruso, sino parte de estas habitaciones, y parte de
esas hojas. ¿Me dejas pasar?
http://youtu.be/J9IYkgstMEM
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