No somos granitos de arena solitarios
esparcidos por lugares remotos. Interactuamos. Nuestras acciones, por
leves que sean, afectan a otras personas. Incluso cosas que no
imaginamos ni de la forma más remota. Una enorme red que se toca de
lado a lado, y cada porción tiene una vibración que hace temblar al
resto, con mayor o menor intensidad. Y tú haces que vibre con más
fuerza cada vez, como si alguien tocase un arpa y el sonido estuviese
constantemente llegando. No dejes de cantar, si la melodía se
detiene, la telaraña arderá en llamas.
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