Me corté con los cristales,
bola de acero que rompe
el espejo engañoso.
Cicatriz abierta, dulce,
riega el sueño olvidado,
riega el desengaño.
Yo quise disparar, lo juro,
y se encasquilló el mundo
junto con la verdad.
No vi el monstruo que
me agarraba de frente,
absorto como estaba
en un futuro inerte.
Y grito, y callo, solo,
nadie más en casa,
nadie más asustado.
Lo juro, creí en la
coraza de la risa,
y hoy sólo conservo
un olvido recordado.
Lo juro, creí que
veía mi rostro reflejado,
y ahora descubro
que rompí la barrera
que nos unía.
Poema finalista en II Certamen de poesía "Piezas de misterio", de Cuponeta Editorial.
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