Decía Borges que la literatura no es otra cosa que un sueño dirigido, pero puede ser muchas cosas más. Una extensión de nosotros mismos, un brazo, una pierna. Quizá algo más importante.
Uno puede jugar, y hacer partícipe del juego a los demás. Jugadores desconocidos, personas que lanzan apuestas, pero que realmente no sabrán de verdad qué se esconde tras la piel de ese miembro más del cuerpo.
Ni siquiera nos llegamos a comprender a nosotros mismos. Dudo que en algún momento podamos llegar a conocer los entresijos que esconde la mente. Es curioso, sobre todo, eso de cambiar sin darse cuenta. Entonces, miras hacia atrás, y te percatas. Habrá cosas que no se notan, claro. Aunque eso no quita que sea asombroso.
Existe también otra proyección, pero que es mucho más compleja, y ahí entraría el mundo de los sueños. Los de verdad. Esos que salen cuando duermes. Las cosas que aparecen ahí tienen de algún modo conexión con nosotros. Hasta la más extraña. Pero, ¿qué significan realmente? Porque las visiones no suelen ser lógicas, y no existen leyes de ningún tipo ahí dentro.
Incluso uno puede darse cuenta de que está soñando y vivir dentro del sueño. Y tener consciencia. Y hacer cosas como si estuvieras despierto, cuando sabes que no es así. Es, sencillamente, magnífico.
¿Puede alguien realmente explicar lo que ocurre aquí dentro? Yo diría que no.
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