No encontré más
que una marioneta,
sonriente palidez.
Ni siquiera un
ventrilocuo triunfa
ante tu barrera,
sonriente tristeza.
Ni siquiera el
eco conversa,
amueblada cabeza
que detiene la voz.
Y tus disparos
cercenan fieros,
te escondes bien
tras la muralla.
¡Oh, tremendo alboroto!,
¡oh, tremenda algarabía!,
que tu silencio retumba
y destroza mis tímpanos,
sonriente espejo.
Finalista en Certamen de Poesía "Letras Como Espada", de Letras como Espada.
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