- ¿Qué ocurre?
- Me preguntaba si seremos extraños para siempre. Hay días en los que puedo convivir con eso. Pero hay otros... Hay otros en los que no. No quisiera que tuvieses jamás esa sensación.
- A veces quisiera que no lo fuésemos. Sin embargo, no creo que sea acertado dar ese paso. Lo siento.
- ¿No hay ninguna solución a todo este lío?
- La hay. Aunque tú no la aceptarías.
- ¿Cuál?
- Vete. Aléjate de aquí. Piérdete en otros cuerpos. Cometes un error al estancarte aquí.
- No es un error. Y lo sabes.
- No. No tiene sentido aferrarse a una ilusión. ¿Cómo puedes encontrar placer alguno en ello?
- Es sencillo. Ninguna cosa es segura. Yo he clavado puñales. Tú llevas aún uno clavado, mío. Pero a mí también me han acuchillado. Y tú ya has lanzado tus dagas.
- Yo no he lanzado nada.
- ¿Cómo que no? Si cada vez que te veo noto el acero. A veces me agrada el sabor de la sangre, pero otras todo sabe horrible. La inmovilidad. No poder avanzar y no querer huir. ¿Has visto alguna vez un guerra de posiciones? Pues así se desarrolla todo esto. Un frente abierto que nunca cambia, donde sólo hay desgaste y tropas de refresco. Una y otra vez. Hasta el fin.
https://www.youtube.com/watch?v=iy2exT1exkU
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