Aquí te amo.
En los
oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales
persiguiéndose.
Se desciñe la niebla en
danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un
barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena,
resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano
te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como
estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la
tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con
los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos
las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
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