III
Una barrera, una barrera
que desinfle este deshonor,
ya basta de besar el suelo,
el polvo no sabe nada bien.
Equivoqué el camino, lo sé,
siguen pasando
la factura a diario, ya
pagaré esa acción.
Prender fuego al tiempo,
allí donde las manos
me quitan el frío mortal,
allí donde nunca fui.
Me pierdo entre los cuerpos,
confunden los aromas,
un lobo solitario no
vuelve bien a la manada.
He coloreado mis horas
con las pinturas del ayer,
dudo entre el gris y el rojo,
tal vez negro, como mi cabeza.
No hay lugar aquí, demasiado
ruido, mucho movimiento,
la mujer que busco es la brisa,
una gota que ondea el agua.
Sólo quería una explosión
dentro de mi cuerpo, no
la secuela de una bomba,
quizá apreté el detonador.
Abandoné la realidad
para buscar un deseo,
y lo único que es verdad
es que me contaba mentiras.
Formaré otros lazos, quizá,
con alguien que no teme el
filo que forman mis manos,
una flecha que atraviesa.
Entonces segaré los árboles,
prenderé fuego a las hojas,
pero jamás olvidaré las
raíces que me llevaron hasta aquí.
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