En este punto en que nos encontramos,
el que no aprende es porque no quiere. Nunca antes han habido tantos
recursos para hacerlo. El precio de los libros puede llegar a ser muy
asequible, e incluso existen lugares en la red donde se pueden
conseguir de forma gratuita. No nos engañemos. Es inculto el que
quiere, quitando excepciones donde las condiciones de vida obligan a
trabajar desde una edad más temprana. Pero no es a ellos a quienes
van dirigidas estas palabras.
Esto va para el que elige ver programas
basura en vez de intentar ser menos ignorante, para aquellas personas
fácilmente manipulables y que luego se quejan de que esté el país
en estas condiciones. La cultura es poder, y, sobre todo, las
palabras son un arma muy poderosa.
En una coyuntura donde ni siquiera
adquirir un título te garantiza un futuro digno, es triste ver que
no hay un esfuerzo por cambiar las cosas, por mejorar como personas.
Antes, existían las ganas de aprender
en la gente que no tenía medios. Ahora que tenemos los medios, nos
encontramos que no hay ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario