Antes de nada mencionar que no hay muchas películas de producción nacional que me gusten, al menos no de las más actuales (lejos quedan aquellas joyas como Amanece que no es poco o La escopeta nacional)
Sin embargo, hay películas que se salvan y pueden ser bastante mágicas, y ese es el caso de Los amantes del círculo polar. Ésta trata sobre la vida de Otto y Ana, en un arco temporal que va desde la infancia, donde se conocen, hasta que son mayores, en una edad ya más avanzada.
Con un argumento bien montado, veremos con mucha ternura (sí, creo que esa es la palabra) cómo se van conociendo, en un ambiente familiar que no es el más adecuado, y que, sin embargo, termina propiciando la conexión.
Incluso - (spoiler pequeño) - notaremos el toque real al ver que las cosas no van siempre bien, y hay un punto en que las vidas de ambos se separan. No obstante, esto no será impedimento para que, al cabo de los años, esa chispa de la juventud siga prendida, y decidan reencontrarse.
No peca de excesos ni se dibuja un escenario que parece sacado de un cuento de hadas, aunque sí es cierto que el amor tendrá un peso importante, no es el único elemento que observaremos en el filme.
Para terminar, deciros que esta película la tenéis que ver en castellano, su VO correspondiente. Y, si decidís verla, decir que esta ha sido una bonita casualidad, y que sois unos valientes por saltar a esta ventana :)
Bienvenido a un mundo tan abstracto como lo que pasa por mi cabeza. Literatura rompecabezas que significa cualquier cosa menos la que es. O puede que veas la realidad.
martes, 28 de julio de 2015
lunes, 27 de julio de 2015
La fortaleza
- Eso que cuentas es muy extraño.- Replicó.- Me niego a creer que te muevas entre esos dos polos tan extremos.
- Que sea extraño no quita que sea verdad.- Respondí.- Es como haber estado rodeado de enormes murallas durante muchos años. Fosos, arqueros preparados en las almenas. Todo un ejército bien pertrechado para largos períodos de asedios. Nadie se atreve a entrar. Nadie intenta cruzar el puente. Y, quien lo hace, termina siendo expulsado poco a poco de mis dominios. No me gustan los caballos de Troya. Un abrazo con la soledad, eso es lo que había. Voluntario, agradable. Solo las conexiones de rigor. El saludo educado. El mar de palabras que dice mucho pero que cuenta poco. Había incluso momentos en los que rehuir de la gente era necesario. No siempre, claro. Solo cuando había objetivos concretos y no quería distracciones. Sí, eso es. Rehuía de esas distracciones. No me malinterpretes, en realidad soy extrovertido, aunque si no hay un tema que encaje conmigo, solo gobierna la parquedad. Por eso parezco tan tímido. Tan huraño. A veces no es lo que eres, sino lo que tu alrededor hace de ti. Aunque no importa. Uno se adapta. Fluye por el agua, por pútrida que sea, y se moldea. O perece.
- Hasta ahí bien. Puede ser raro, pero no es increíble. El problema viene cuando me cuentas que todo eso se difumina, se pierde. Se voltea por completo, a causa de una persona que apenas conoces, como si un huracán pudiese llevar al traste todo lo que eres y has sido. ¿Cómo esperas que piense que ese pensamiento es serio?
- ¿Y qué quieres que haga? Ella no era un caballo de Troya. Ni siquiera pasó del puente. Y entonces todo se vino abajo. Con una mirada.
- ¿Con una mirada? ¡Já! Eso no raspa ni la pintura de las almenas.
- No era solo eso. Tiró una piedra al río. Y algo de ella vino a mí a través de las ondas. Un reflejo, una mera sombra de lo que era ella. Y eso bastaba. No era suficiente, pero bastaba. Y toda defensa caía. Siendo sincero, no toda, pero sí la mayor parte. Entonces le contaba cosas que no le contaba a nadie. Le mandaba mensajeros. Ponía todos los esfuerzos en hacer algo alrededor de su figura. De construir dentro algún edificio que no fuese solo para militares o pensadores. Todo se abría, como si fuese algo natural, igual que un chorro de agua al accionar el grifo.
- ¿Y qué ocurrió? - Inquirió, interesado, sin recordar que hace nada había dicho que eso era imposible.
- No lo sé.- Musité.
https://youtu.be/fAgPPoPBXQg
- Que sea extraño no quita que sea verdad.- Respondí.- Es como haber estado rodeado de enormes murallas durante muchos años. Fosos, arqueros preparados en las almenas. Todo un ejército bien pertrechado para largos períodos de asedios. Nadie se atreve a entrar. Nadie intenta cruzar el puente. Y, quien lo hace, termina siendo expulsado poco a poco de mis dominios. No me gustan los caballos de Troya. Un abrazo con la soledad, eso es lo que había. Voluntario, agradable. Solo las conexiones de rigor. El saludo educado. El mar de palabras que dice mucho pero que cuenta poco. Había incluso momentos en los que rehuir de la gente era necesario. No siempre, claro. Solo cuando había objetivos concretos y no quería distracciones. Sí, eso es. Rehuía de esas distracciones. No me malinterpretes, en realidad soy extrovertido, aunque si no hay un tema que encaje conmigo, solo gobierna la parquedad. Por eso parezco tan tímido. Tan huraño. A veces no es lo que eres, sino lo que tu alrededor hace de ti. Aunque no importa. Uno se adapta. Fluye por el agua, por pútrida que sea, y se moldea. O perece.
- Hasta ahí bien. Puede ser raro, pero no es increíble. El problema viene cuando me cuentas que todo eso se difumina, se pierde. Se voltea por completo, a causa de una persona que apenas conoces, como si un huracán pudiese llevar al traste todo lo que eres y has sido. ¿Cómo esperas que piense que ese pensamiento es serio?
- ¿Y qué quieres que haga? Ella no era un caballo de Troya. Ni siquiera pasó del puente. Y entonces todo se vino abajo. Con una mirada.
- ¿Con una mirada? ¡Já! Eso no raspa ni la pintura de las almenas.
- No era solo eso. Tiró una piedra al río. Y algo de ella vino a mí a través de las ondas. Un reflejo, una mera sombra de lo que era ella. Y eso bastaba. No era suficiente, pero bastaba. Y toda defensa caía. Siendo sincero, no toda, pero sí la mayor parte. Entonces le contaba cosas que no le contaba a nadie. Le mandaba mensajeros. Ponía todos los esfuerzos en hacer algo alrededor de su figura. De construir dentro algún edificio que no fuese solo para militares o pensadores. Todo se abría, como si fuese algo natural, igual que un chorro de agua al accionar el grifo.
- ¿Y qué ocurrió? - Inquirió, interesado, sin recordar que hace nada había dicho que eso era imposible.
- No lo sé.- Musité.
https://youtu.be/fAgPPoPBXQg
viernes, 24 de julio de 2015
El túnel
"La observé todo el tiempo con
ansiedad. Después desapareció en la multitud, mientras yo vacilaba entre
un miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla. ¿Miedo de qué?
Quizá, algo así como miedo de jugar todo el dinero de que se dispone en
la vida a un solo número. Sin embargo, cuando desapareció, me sentí
irritado, infeliz, pensando que podría no verla más, perdida entre los
millones de habitantes anónimos de Buenos Aires."
"Con ella, que había sido como alguien detrás de un impenetrable muro de vidrio, a quien yo podía ver, pero no oír ni tocar; y así, separados por el muro de vidrio, habíamos vivido ansiosamente, melancólicamente."
"Yo tenía la certeza de que, en ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego solo quedaba más desesperadamente solo que antes, con esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño."
"Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado."
Fragmentos de la novela de Ernesto Sábato, "El túnel".
"Con ella, que había sido como alguien detrás de un impenetrable muro de vidrio, a quien yo podía ver, pero no oír ni tocar; y así, separados por el muro de vidrio, habíamos vivido ansiosamente, melancólicamente."
"Yo tenía la certeza de que, en ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego solo quedaba más desesperadamente solo que antes, con esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño."
"Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado."
Fragmentos de la novela de Ernesto Sábato, "El túnel".
martes, 21 de julio de 2015
Cicatrices
- ¿Y ésta? ¿Donde te la hiciste?
Ella no pudo evitar escuchar la conversación que se daba a pocos pasos. Era la noche del Windest End, y había ido al bosque cercano para ver el espectáculo de las luciérnagas. Se había colocado en un árbol caído, en un lugar apartado, pero claro, al ir mucha gente, era inevitable el escenario.
- Ah, esa fue durante el asalto a la fortaleza de Lemer. La flecha me pasó rozando, por poco no la diño.
- Tienes mucha suerte. Estás todo lleno de señales y estás vivo, aquí, hablando con nosotros. Brindo por eso.
Se escuchó el tintineo de unas jarras. Con seguridad se trataría de cerveza.
- Dicen que el ejército de los grises se aproxima. ¿Qué opináis de eso?
- Que vengan, que vengan. ¿Qué son unas heridas más?
- Te envidio, con todo lo que has pasado y sigues con ganas de pelear. Eres muy fuerte.
- Bueno, bueno, no te preocupes, algún día llegarás a parecerte a mí, si dejas de estar escuchimizao'.
- Qué humilde eres.
Risas.
Ya no pudo aguantar más. Se levantó del tronco y se acercó a los desconocidos.
- No sabéis de lo que habláis. Dejad de decir payasadas. - Dijo la mujer.
- ¿Y quién eres tú para decirnos de qué tenemos que hablar? ¿Acaso además de fisgona tienes que dar órdenes? - Preguntó uno.
- ¿De qué se supone que no hemos de hablar, moza? - Inquirió el de las cicatrices.
- De lo fuerte que eres. De lo mal que lo has pasado. Porque no tienes ni idea.
- 'Amos, ande', pero si ni siquiera tienes cicatriz alguna. Tú sí que no sabes nada.
- Eso, lárgate, que ni pinchas ni cortas aquí.
Las lágrimas aparecieron tímidamente en la cara. Se dió la vuelta y se alejó. En el fondo sabía que no tenía que haberse acercado. Entró al bosque, y, ante el espectáculo de las luciérnagas, sus negros ojos, todavía húmedos, relumbraron en la oscuridad. Entonces murmuró:
- Que vosotros no las veáis no quiere decir que no las tenga. Y acaso sean peores que el roce de una flecha. Las cicatrices que se guardan adentro.
https://youtu.be/2iknSyuTwZ0?list=PLHGgUQ3I6mwArWFKRikzbbU2VGldjcEaW
Ella no pudo evitar escuchar la conversación que se daba a pocos pasos. Era la noche del Windest End, y había ido al bosque cercano para ver el espectáculo de las luciérnagas. Se había colocado en un árbol caído, en un lugar apartado, pero claro, al ir mucha gente, era inevitable el escenario.
- Ah, esa fue durante el asalto a la fortaleza de Lemer. La flecha me pasó rozando, por poco no la diño.
- Tienes mucha suerte. Estás todo lleno de señales y estás vivo, aquí, hablando con nosotros. Brindo por eso.
Se escuchó el tintineo de unas jarras. Con seguridad se trataría de cerveza.
- Dicen que el ejército de los grises se aproxima. ¿Qué opináis de eso?
- Que vengan, que vengan. ¿Qué son unas heridas más?
- Te envidio, con todo lo que has pasado y sigues con ganas de pelear. Eres muy fuerte.
- Bueno, bueno, no te preocupes, algún día llegarás a parecerte a mí, si dejas de estar escuchimizao'.
- Qué humilde eres.
Risas.
Ya no pudo aguantar más. Se levantó del tronco y se acercó a los desconocidos.
- No sabéis de lo que habláis. Dejad de decir payasadas. - Dijo la mujer.
- ¿Y quién eres tú para decirnos de qué tenemos que hablar? ¿Acaso además de fisgona tienes que dar órdenes? - Preguntó uno.
- ¿De qué se supone que no hemos de hablar, moza? - Inquirió el de las cicatrices.
- De lo fuerte que eres. De lo mal que lo has pasado. Porque no tienes ni idea.
- 'Amos, ande', pero si ni siquiera tienes cicatriz alguna. Tú sí que no sabes nada.
- Eso, lárgate, que ni pinchas ni cortas aquí.
Las lágrimas aparecieron tímidamente en la cara. Se dió la vuelta y se alejó. En el fondo sabía que no tenía que haberse acercado. Entró al bosque, y, ante el espectáculo de las luciérnagas, sus negros ojos, todavía húmedos, relumbraron en la oscuridad. Entonces murmuró:
- Que vosotros no las veáis no quiere decir que no las tenga. Y acaso sean peores que el roce de una flecha. Las cicatrices que se guardan adentro.
https://youtu.be/2iknSyuTwZ0?list=PLHGgUQ3I6mwArWFKRikzbbU2VGldjcEaW
Code Geass
Este anime pasó desapercibido durante bastante tiempo, hasta que me decidí a verlo. Grosso modo todo gira en torno a la figura de Lelouch Lamperouge, un muchacho que vive en un Japón distópico, donde el Imperio de Britannia lo ha conquistado y ahora los habitantes de Japón son llamados eleven, dado que es el distrito 11 del Imperio.
Un día, y tras una serie de sucesos, Lelouch se encuentra con una chica que le da un poder, el Geass, que permite controlar las mentes y manejarlas al antojo, creando posteriormente una orden, usando para ello un personaje simbólico llamado Zero. A partir de ahí se irá fraguando esta magnífica serie.
Si bien no la calificaría como mi serie favorita, sí que es cierto que es la que más me enganchó. Y es que es totalmente adictiva. El protagonista tiene una personalidad y una inteligencia que recuerda a Light Yagami y a L, en Death Note, y, por supuesto, sin la demencia del primero, ni la falta de cautela del segundo. Claro que, no es perfecto, y lo iremos viendo.
Además, si te gustan las batallas con mechas, los juegos de poder en la política, y los giros de guión, así como referencias al uso y manejo del tiempo, esta es tu serie. Y, de todos los finales que he visto en un anime, el que aparece aquí es el más impactante para mí, y, cuanto menos, magnífico.
¿Mi consejo? No la veas si estás viendo una serie o algo, porque la abandonarás con tal de poder disfrutar Code Geass. Y, cómo no, me la vean en VOSE.
Un día, y tras una serie de sucesos, Lelouch se encuentra con una chica que le da un poder, el Geass, que permite controlar las mentes y manejarlas al antojo, creando posteriormente una orden, usando para ello un personaje simbólico llamado Zero. A partir de ahí se irá fraguando esta magnífica serie.
Si bien no la calificaría como mi serie favorita, sí que es cierto que es la que más me enganchó. Y es que es totalmente adictiva. El protagonista tiene una personalidad y una inteligencia que recuerda a Light Yagami y a L, en Death Note, y, por supuesto, sin la demencia del primero, ni la falta de cautela del segundo. Claro que, no es perfecto, y lo iremos viendo.
Además, si te gustan las batallas con mechas, los juegos de poder en la política, y los giros de guión, así como referencias al uso y manejo del tiempo, esta es tu serie. Y, de todos los finales que he visto en un anime, el que aparece aquí es el más impactante para mí, y, cuanto menos, magnífico.
¿Mi consejo? No la veas si estás viendo una serie o algo, porque la abandonarás con tal de poder disfrutar Code Geass. Y, cómo no, me la vean en VOSE.
sábado, 18 de julio de 2015
Ecos en el mar
Me senté en la arena. El agua mojaba la planta de los pies, y el sol se había puesto hacía ya rato. Apenas quedaba gente por la playa.
- ¿Crees que cuando hablamos el sonido se lo llevan las olas y luego lo traen aquí, de vuelta a nuestros pies? Ven, acércate. Sé que estás ahí, aunque no hables. Siéntate. - Dije, de espaldas a la otra persona.
Llevaba una mata de pelo negro que se confundía con el color oscuro que iba tomando el cielo, y una sonrisa tímida que se dibujaba en diversas ocasiones. Se sentó, sin decir nada, y se quedó mirando a las olas.
- Hace tiempo que te vengo observando, y no logro entender cuales son tus propósitos. Dime, ¿de qué sirve que yo hable y tú lo hagas solo a veces? Ni siquiera sé si es por ignorancia, dejadez, o hastío. Intento dar un paso y me doy de bruces contra un muro. Que se supone que no está. Escuchar tu propia voz en el eco muchas veces no es bueno, y te diré por qué. Te recuerda que estás solo. Que sigues solo.
Me detengo un momento. Ya no tiene la vista fija en el horizonte. Me mira a mí. Sus ojos tienen un brillo extraño. ¿Interés? ¿Tristeza? No logro descifrarlo.
- Sé que no es algo nuevo, ¿sabes? Pero cuando te das cuenta, es duro. No por el hecho en sí, sino porque quieres cambiarlo, de una forma especial, y ves que no se puede. Y vuelve a aparecer el muro, que solo se salva con las palomas mensajeras. Y tú, estás ahí, presente, y no haces ninguna señal. Me miras, te miro, y dudamos. Porque el mar es peligroso, y nadie quiere tormentas en un naufragio. ¿Dirás algo esta vez? ¿O me hablarás de nuevo con el silencio?
- El mar... Está hoy precioso. ¿No crees? Quizá salga más tarde a navegar. Y quizá te pida que vengas conmigo.
https://youtu.be/JAruwBxhZoI
- ¿Crees que cuando hablamos el sonido se lo llevan las olas y luego lo traen aquí, de vuelta a nuestros pies? Ven, acércate. Sé que estás ahí, aunque no hables. Siéntate. - Dije, de espaldas a la otra persona.
Llevaba una mata de pelo negro que se confundía con el color oscuro que iba tomando el cielo, y una sonrisa tímida que se dibujaba en diversas ocasiones. Se sentó, sin decir nada, y se quedó mirando a las olas.
- Hace tiempo que te vengo observando, y no logro entender cuales son tus propósitos. Dime, ¿de qué sirve que yo hable y tú lo hagas solo a veces? Ni siquiera sé si es por ignorancia, dejadez, o hastío. Intento dar un paso y me doy de bruces contra un muro. Que se supone que no está. Escuchar tu propia voz en el eco muchas veces no es bueno, y te diré por qué. Te recuerda que estás solo. Que sigues solo.
Me detengo un momento. Ya no tiene la vista fija en el horizonte. Me mira a mí. Sus ojos tienen un brillo extraño. ¿Interés? ¿Tristeza? No logro descifrarlo.
- Sé que no es algo nuevo, ¿sabes? Pero cuando te das cuenta, es duro. No por el hecho en sí, sino porque quieres cambiarlo, de una forma especial, y ves que no se puede. Y vuelve a aparecer el muro, que solo se salva con las palomas mensajeras. Y tú, estás ahí, presente, y no haces ninguna señal. Me miras, te miro, y dudamos. Porque el mar es peligroso, y nadie quiere tormentas en un naufragio. ¿Dirás algo esta vez? ¿O me hablarás de nuevo con el silencio?
- El mar... Está hoy precioso. ¿No crees? Quizá salga más tarde a navegar. Y quizá te pida que vengas conmigo.
https://youtu.be/JAruwBxhZoI
jueves, 16 de julio de 2015
The Wire (Bajo escucha)
Cuando supe de esta serie he de decir que apenas le di importancia. Mucha gente hablaba de ella, sí, pero, los elementos externos no tenían mucho poder atractivo. Es decir, una imagen de portada normalita, un nombre que por sí solo no tiene gancho, y el hecho de saber que es una serie de policías hace que pienses en CSI, o alguna cosa por el estilo.
Así que fue una de esas series que tienes ahí y que le darás tu oportunidad algún día. Y, la verdad, me alegro mucho de haberle dado una, a pesar de las apariencias. Tanto es así, que es mi serie favorita.
Uno no puede terminar The Wire y quedarse igual que el día que la empezó. Ya no es solo por la estructura y el contenido, que lo detallaré un poco, sino por el golpe tan fuerte de realidad que te da la serie, siendo el final algo magnífico, y no por el final en sí, sino porque es un final que se va viendo a lo largo de la serie, no es algo demoledor, sino construido poco a poco.
Aquí nos adentraremos en la vida de varios personajes, a saber: Detectives, policías, narcotraficantes, miembros del sindicato portuario, y políticos.
Todos los personajes estarán dotados de una profundidad exquisita, con problemas que no son nada inusuales, vidas que podrían tener de verdad, tanto es así que no parece una serie de ficción.
Los ejes sobre los que se mueve la serie no abarcan solo la droga, sino que va mucho más allá y plantea un mundo que podría ser trasladable al nuestro. Problemas como la corrupción, la imposibilidad de ejercer un trabajo verdadero como policía, las consecuencias de las jerarquías, el problema de la reconversión industrial y la globalización, o el cómo los paraísos fiscales son un perfecto lavadero de dinero negro; así como la decadencia del periodismo que tiene que adaptarse a nuevos tiempos y para sobrevivir se contenta con mentir y engañar, evitando un mínimo de rigor.
Todo esto aparecerá de fondo, es cierto, porque la trama principal será la que articule la serie, pero estará ahí, haciendo ruido, señalándote los problemas, y los notarás siempre que prestes atención a los detalles.
Para terminar, añadir que hay actores que lo bordan, como K. Willians, haciendo de Omar (también hace un papelón en Boardwalk Empire) y también Dominic West, como McNulty.
Los fans de Games of Thrones se encontrarán a Aidan Gillen, que hace de Petyr Baelish (Meñique) y seguramente les chocará un poco.
Asimismo, el opening, si bien no varía y puede terminar resultando cargante, se convierte en un símbolo de la serie, sobre todo la de la primera temporada, donde, si no recuerdo mal, la canta Tom Waits (las demás son covers)
Y, cómo no, me la vean en VO o en VOSE, "shiiiiiitt"
Así que fue una de esas series que tienes ahí y que le darás tu oportunidad algún día. Y, la verdad, me alegro mucho de haberle dado una, a pesar de las apariencias. Tanto es así, que es mi serie favorita.
Uno no puede terminar The Wire y quedarse igual que el día que la empezó. Ya no es solo por la estructura y el contenido, que lo detallaré un poco, sino por el golpe tan fuerte de realidad que te da la serie, siendo el final algo magnífico, y no por el final en sí, sino porque es un final que se va viendo a lo largo de la serie, no es algo demoledor, sino construido poco a poco.
Aquí nos adentraremos en la vida de varios personajes, a saber: Detectives, policías, narcotraficantes, miembros del sindicato portuario, y políticos.
Todos los personajes estarán dotados de una profundidad exquisita, con problemas que no son nada inusuales, vidas que podrían tener de verdad, tanto es así que no parece una serie de ficción.
Los ejes sobre los que se mueve la serie no abarcan solo la droga, sino que va mucho más allá y plantea un mundo que podría ser trasladable al nuestro. Problemas como la corrupción, la imposibilidad de ejercer un trabajo verdadero como policía, las consecuencias de las jerarquías, el problema de la reconversión industrial y la globalización, o el cómo los paraísos fiscales son un perfecto lavadero de dinero negro; así como la decadencia del periodismo que tiene que adaptarse a nuevos tiempos y para sobrevivir se contenta con mentir y engañar, evitando un mínimo de rigor.
Todo esto aparecerá de fondo, es cierto, porque la trama principal será la que articule la serie, pero estará ahí, haciendo ruido, señalándote los problemas, y los notarás siempre que prestes atención a los detalles.
Para terminar, añadir que hay actores que lo bordan, como K. Willians, haciendo de Omar (también hace un papelón en Boardwalk Empire) y también Dominic West, como McNulty.
Los fans de Games of Thrones se encontrarán a Aidan Gillen, que hace de Petyr Baelish (Meñique) y seguramente les chocará un poco.
Asimismo, el opening, si bien no varía y puede terminar resultando cargante, se convierte en un símbolo de la serie, sobre todo la de la primera temporada, donde, si no recuerdo mal, la canta Tom Waits (las demás son covers)
Y, cómo no, me la vean en VO o en VOSE, "shiiiiiitt"
domingo, 12 de julio de 2015
La partida de ajedrez
Al mover la pieza, echó un vistazo al tablero. Ya había perdido las torres, un alfil, y un caballo. Le gustaba pensar en el ajedrez como si se tratase de una guerra de desgaste. "¿Por qué ir rápido a ganar? Eso no es emocionante.", pensaba.
Lo que no sabía es que él podía perder. Que la supremacía total no existe, y que la persona sentada enfrente podía no pensar igual. Y él, él iba por delante en piezas, pero bastante detrás en estrategia.
Y es que, cuando llegaba el turno de su contrincante, este se quedaba pensando, sin decir palabra. El reloj, parado, hacía de ese tiempo algo interminable.
"¿Por qué no mueve ya?", "¿Por qué se piensa tanto el hacer algo, incluso cuando le dejo en bandeja mis piezas?"
Aaah, ¿cómo no va a reflexionar si haces eso? "Es una trampa", piensa el rival. Y estudia movimientos. Y se queda al margen del juego. Crea incertidumbre. La inseguridad de quien no quiere perder, frente a la impaciencia del que quiere ganar. Cosas parecidas, no iguales.
Y en esta partida, vencer puede significar perder, y una derrota puede traer una victoria. La pregunta es, ¿quién debe ganar?, ¿pueden ganar ambos?, ¿y perder?
Lo único que se saca en claro es, que si ellos se levantan de la silla, y dejan el tablero así, cuando vuelvan a sentarse, todo seguirá igual.
Aunque también pueden dejar la partida y comenzar la victoria.
Lo que no sabía es que él podía perder. Que la supremacía total no existe, y que la persona sentada enfrente podía no pensar igual. Y él, él iba por delante en piezas, pero bastante detrás en estrategia.
Y es que, cuando llegaba el turno de su contrincante, este se quedaba pensando, sin decir palabra. El reloj, parado, hacía de ese tiempo algo interminable.
"¿Por qué no mueve ya?", "¿Por qué se piensa tanto el hacer algo, incluso cuando le dejo en bandeja mis piezas?"
Aaah, ¿cómo no va a reflexionar si haces eso? "Es una trampa", piensa el rival. Y estudia movimientos. Y se queda al margen del juego. Crea incertidumbre. La inseguridad de quien no quiere perder, frente a la impaciencia del que quiere ganar. Cosas parecidas, no iguales.
Y en esta partida, vencer puede significar perder, y una derrota puede traer una victoria. La pregunta es, ¿quién debe ganar?, ¿pueden ganar ambos?, ¿y perder?
Lo único que se saca en claro es, que si ellos se levantan de la silla, y dejan el tablero así, cuando vuelvan a sentarse, todo seguirá igual.
Aunque también pueden dejar la partida y comenzar la victoria.
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ajedrez,
incertidumbre,
pensar,
tiempo
Los pájaros
La primera vez que me saludó, recuerdo que el desierto era lo único que se veía. Estaba sentada en la arena, al lado de un cactus enorme, donde se posaban dos pájaros de color azul, cada uno a los extremos de la planta.
Quizá lo extraño no era cómo podían estar en un cactus, piando, sino cómo podía ser posible encontrar unos pájaros así en un terreno tan hostil.
- ¿Te has perdido? - Inquirió, con una mezcla de curiosidad y timidez.- Hace tiempo que no viene nadie por aquí.
- No. El camino me ha traído hasta este lugar, pero no me he perdido. Aún.- Respondí.
Se quedó un rato pensativa, sin saber qué decir.
- ¿Por qué no te sientas aquí un rato? Así puedes descansar.
- De acuerdo.
Me senté a su lado, y nos quedamos en silencio, mirando a los dos pájaros, escuchándolos trinar.
- Ese pájaro azul... Es tuyo, ¿verdad? Vino esta mañana, se puso ahí, en el cactus, y... Y el mío también quiso salir.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Has venido ahora, ¿no? No hay nadie más aquí. Quiero decir... Mira a tu alrededor.
- ¿Y si así fuese?
- No lo sé. - Contestó, al cabo de un rato.- Como ves, aquí no queda mucho. Ni siquiera hay agua.
Esbocé una sonrisa.
- ¿Te refieres a esto?- Inquirí, abarcando con los brazos los alrededores.- Este sitio, antes no era así. Es cierto que no sé cómo era, pero que así no estaba, de eso estoy seguro. Y este lugar, esta atmósfera, no son permanentes. Puede cambiar.
- ¿Cómo puedes saberlo tú? ¿Cómo puedes demostrar eso?
Me levanté, y le extendí la mano.
- Vamos, te lo diré.
Una vez estuvo conmigo, le señalé su pájaro azul.
- Fíjate en él. ¿Escuchas el sonido? Es un sonido alegre. Mira su pelaje, y su cuerpo. Está sano. El día en que tu pájaro no quiera cantar de ninguna de las maneras, ese día sabrás que el paisaje que haya no puede tranformarse.
La miré a los ojos, y, sin que se lo esperase, la abracé. Fuerte, suave. Y devolvió el abrazo. Ahora los pájaros revoloteaban.
- Y esto, demuestra que el desierto no será permanente.- Le susurré al oído.
Ella no lo veía porque tenía los ojos cerrados, pero de haberlos abiertos, habría visto que, en el suelo, y en un círculo que los rodeaba, había brotado hierba cubierta de rocío, y, en el cactus, de entre las espinas, surgieron flores.
https://youtu.be/-1tppqa62W8
Quizá lo extraño no era cómo podían estar en un cactus, piando, sino cómo podía ser posible encontrar unos pájaros así en un terreno tan hostil.
- ¿Te has perdido? - Inquirió, con una mezcla de curiosidad y timidez.- Hace tiempo que no viene nadie por aquí.
- No. El camino me ha traído hasta este lugar, pero no me he perdido. Aún.- Respondí.
Se quedó un rato pensativa, sin saber qué decir.
- ¿Por qué no te sientas aquí un rato? Así puedes descansar.
- De acuerdo.
Me senté a su lado, y nos quedamos en silencio, mirando a los dos pájaros, escuchándolos trinar.
- Ese pájaro azul... Es tuyo, ¿verdad? Vino esta mañana, se puso ahí, en el cactus, y... Y el mío también quiso salir.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Has venido ahora, ¿no? No hay nadie más aquí. Quiero decir... Mira a tu alrededor.
- ¿Y si así fuese?
- No lo sé. - Contestó, al cabo de un rato.- Como ves, aquí no queda mucho. Ni siquiera hay agua.
Esbocé una sonrisa.
- ¿Te refieres a esto?- Inquirí, abarcando con los brazos los alrededores.- Este sitio, antes no era así. Es cierto que no sé cómo era, pero que así no estaba, de eso estoy seguro. Y este lugar, esta atmósfera, no son permanentes. Puede cambiar.
- ¿Cómo puedes saberlo tú? ¿Cómo puedes demostrar eso?
Me levanté, y le extendí la mano.
- Vamos, te lo diré.
Una vez estuvo conmigo, le señalé su pájaro azul.
- Fíjate en él. ¿Escuchas el sonido? Es un sonido alegre. Mira su pelaje, y su cuerpo. Está sano. El día en que tu pájaro no quiera cantar de ninguna de las maneras, ese día sabrás que el paisaje que haya no puede tranformarse.
La miré a los ojos, y, sin que se lo esperase, la abracé. Fuerte, suave. Y devolvió el abrazo. Ahora los pájaros revoloteaban.
- Y esto, demuestra que el desierto no será permanente.- Le susurré al oído.
Ella no lo veía porque tenía los ojos cerrados, pero de haberlos abiertos, habría visto que, en el suelo, y en un círculo que los rodeaba, había brotado hierba cubierta de rocío, y, en el cactus, de entre las espinas, surgieron flores.
https://youtu.be/-1tppqa62W8
jueves, 9 de julio de 2015
Let me in (Déjame entrar)
No es una historia de amor convencional, ni supone algo típico. En todo momento nos vamos a encontrar con unos personajes que se sienten solos, y que se necesitan entre ellos, a pesar de sus diferencias. Y lo sentiremos real, a pesar del elemento tan fantástico que aparece (el vampirismo)
Se nos muestra también una lucha por tener lugar en un mundo que tiene miedo de lo desconocido, de lo que es distinto, y que aparta a lo que no es igual.
Veremos una conexión bella, y un universo que fascina, tanto por la fotografía, como por la estructura. Es, seguramente, una de las mejores películas del género que he visto.
Mi recomendación si te decides a ver esta película, es que no veas la versión norteamericana (pierde todo el encanto) sino la original, sueca. Y, por supuesto, es imprescindible que las voces sean las originales. Vedla en VOSE, porque doblada se estropea, y mucho.
Como consejo general, sin dejarlo solo para esta película, es que cualquier cosa que veáis, lo veáis con su idioma original. ¿Por qué? No es porque tenga una manía o siga una moda, sino porque no es lo mismo estar ahí, actuando mientras hablas, metido en la escena; que hacerlo desde un estudio. Es cierto que hay doblajes buenos, pero lo normal es que siempre sea mejor la versión original. Las emociones, las sensaciones, cambian mucho de una situación a otra. Haced la prueba.
Nuevas incorporaciones
A partir de ahora, añadiré al blog reseñas sobre películas y series que, a mí personalmente, me hayan parecido notables cuanto menos. No serán reseñas técnicas, sino bastante personales, y, obviamente, nadie tiene que tener mis gustos. Haré esto de forma semanal, e incluiré también anime. Se irán intercalando series con películas, aunque lo más abundante serán las películas.
Me han preguntado que por qué no hago lo mismo con libros, y la razón es, que analizar un libro es incluso más personal que una película o serie. Y, siendo sincero, me resultaría difícil hablar mal de lo que leo, más allá de aquellos libros que son malos per se, y que estarían descartados para comentarlos.
Y nada más, espero que guste la idea, y que de aquí salga algo bueno si os gusta el cine o el anime.
Me han preguntado que por qué no hago lo mismo con libros, y la razón es, que analizar un libro es incluso más personal que una película o serie. Y, siendo sincero, me resultaría difícil hablar mal de lo que leo, más allá de aquellos libros que son malos per se, y que estarían descartados para comentarlos.
Y nada más, espero que guste la idea, y que de aquí salga algo bueno si os gusta el cine o el anime.
jueves, 2 de julio de 2015
El trapecista en el mar
A veces, la tormenta que hay sobre nuestras cabezas, no es otra cosa que el sol. Los ojos son traicioneros, sí, pero la mente lo es aún más. Y suceden cosas que no sabías que podrían ser reales. Y los mapas que ya estaban dibujados tienes que volver a hacerlos, porque resulta que las fronteras estaban más lejos de lo que imaginabas.
Sobre el puente de las decisiones nos engañamos creyendo que ante los pies solo hay una delgada cuerda, solo apta para los equilibristas. Que más valdría quemarla antes de dar con nuestros huesos en el profundo abismo. Y si no fuese por esa vocecilla que te dice, famélica, "no incendies las salidas, solo toma el camino que, dices, es mejor", entonces lo hubieras echado todo a perder cuando descubres que tu camino era puro cristal resquebrajado.
Y es que, al final, el agua que roza tu rostro no es la del terror de los marineros, sino el rocío de la esperanza.
¿Y la cuerda?, te preguntarás. La cuerda tiene el simple mecanismo de ir despacio, y una mano a la que sujetarse durante el camino. No soy un trapecista, es cierto, pero la cuerda tiene más grosor del que pensaba.
https://youtu.be/O02HLzlnGxE
Sobre el puente de las decisiones nos engañamos creyendo que ante los pies solo hay una delgada cuerda, solo apta para los equilibristas. Que más valdría quemarla antes de dar con nuestros huesos en el profundo abismo. Y si no fuese por esa vocecilla que te dice, famélica, "no incendies las salidas, solo toma el camino que, dices, es mejor", entonces lo hubieras echado todo a perder cuando descubres que tu camino era puro cristal resquebrajado.
Y es que, al final, el agua que roza tu rostro no es la del terror de los marineros, sino el rocío de la esperanza.
¿Y la cuerda?, te preguntarás. La cuerda tiene el simple mecanismo de ir despacio, y una mano a la que sujetarse durante el camino. No soy un trapecista, es cierto, pero la cuerda tiene más grosor del que pensaba.
https://youtu.be/O02HLzlnGxE
miércoles, 1 de julio de 2015
El asesino de obras
Marcos
siguió el rastro de la sangre. La herida debía estar en una parte
elevada del cuerpo, posiblemente en la cabeza. Lo sabía porque las
gotas a esa altura, al caer al suelo, son más grandes que si están
abajo. Cosas de la gravedad.
Conociendo
esto, supo que el criminal no habría ido muy lejos. Como
investigador jefe de la división Fahrenheit, era consciente de la
importancia de ese caso. Todo esfuerzo era poco. Y fue allí, en la
farola encendida de un sucio callejón, donde lo encontró. Marcos no
lo distinguía muy bien desde esa distancia, pero parecía que,
efectivamente, el origen de la sangre procedía de la cabeza. La
cara, roja de la misma, cansada y macilenta, indicaba que no había
muchas esperanzas en aquel individuo. Los ojos, ya sin brillo,
observaban fijamente la figura que se acercaba a darle caza.
- No
esperaba que fueses a cogerme tan tarde. - Le dijo a Marcos, tosiendo
violentamente, con una leve sonrisa.
El
agente se acerca al herido.
- Ni yo
que te rindieses tan pronto, viejo amigo. Sabes que esto acaba aquí,
¿no? - Contestó el aludido, con un deje de tristeza.
- Sí.
Hazlo rápido. Mejor tú que otro.
Un
momento de titubeo, y, al fin, el jefe de la división Fahrenheit
saca el arma, y apunta a la cabeza. Suena un disparo, expandido su
sonido por el eco.
Con
lágrimas en los ojos, Marcos apunta en su libreta: "14 de
Noviembre a las 12:30 pm. El asesino prófugo ha sido ajusticiado.
Delito producido: Eliminar la coma de un fragmento de La Divina
Comedia. Pena impuesta originalmente por el tribunal: Tortura
ortográfica durante veinte años. Fin del parte policial."
Microrrelato seleccionado en I Concurso de Historias Cortas "Relatos Policíacos", de Letras con Arte.
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