- Empiezo a correr, mucho, hasta que ya no puedo más, y me escondo dentro de una habitación extraña, con estatuas y una lámpara colgando en el techo. Y, no sé por qué, pero me estaba riendo, como si no importase nada de aquello, como si el terror que me atenazaba no importase. Al fondo, una silueta me observa, atenta, pendiente de mis movimientos. Es aquello de lo que huyo, y sin embargo, no le cuesta trabajo alcanzarme. Aunque yo creo que realmente no hace nada por lograrlo, simplemente sucede.
- ¿Por qué dice eso señor Gunter?
- No lo sé, solo lo creo.
- ¿Y por qué lo cree?
- Eso debería saberlo usted, que para algo es la psicóloga. ¿Qué quiere decir todo eso?
- Puede ser que usted huya cuando en realidad no puede huir. O que no quiere.
- ¿Huir? ¿De qué?
- Bueno, seguro que hay algo. La gente huye de muchas cosas. La rutina, el pasado, los miedos...
- ¡Yo no huyo de nada! ¿Por qué no dice de una vez lo que es y deja de inventarse cosas?
- Yo no me invento las cosas señor Gunter, has estado todo el rato intentando escapar de mí.
- ¿De ti? ¿Cómo voy a estar escapando de ti si he venido a verte para contarte esto?
- Por esa misma razón, señor Gunter. Yo soy esa silueta, ¿verdad?
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