Quise coger un avión y visitar los entrañables rincones de
tu cuerpo. No pienses mal, es solo que el único paisaje que me gusta es el que
veo en tu cabeza, cubierta por esos hilos que, como flechas lanzadas al sol,
despuntan al alba. Cierto es que iría a cualquier selva, pero no hay ninguna
como la que guardas celosamente entre atolones que soportan las embestidas del
mar.
Las carreteras de tu piel son las más cuidadas, las que
permiten a los coches de mis manos ir veloces a cualquier parte. Puede ser que
encuentre alguna pequeña grieta, o algunos agujeros donde los vehículos caen al
vacío, más no debes preocuparte, pues se puede salir de ellos, a pesar de que
no sea fácil, dada la atracción gravitatoria que ejercen.
No me preguntes cuál es mi destino preferido, porque
entonces te arriesgas a que deje de ser un turista, y decida obtener la
nacionalidad que pueden ofrecerme tus húmedos parajes llenos de vida y belleza.
Microrrelato seleccionado en V concurso de narrativa "Viajes", de Letras con Arte.
Microrrelato seleccionado en V concurso de narrativa "Viajes", de Letras con Arte.
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