Últimamente me encuentro con muchas puertas que se cierran. Bueno, no son muchas, pero se siente como si así fuera. Tapiadas hasta que el olvido muestre la cerradura, cuando ya no haya llave alguna. No niego que yo tengo parte importante en las causas de esas consecuencias. Ni que haya cometido errores, a cada cual más significativo. Pero tampoco son motivo suficiente como para proceder así.
Y te asaltan las dudas. Y el miedo. Porque, creedme cuando os digo que no son puertas normales. Cumplían una función. Y ya, con un poco de suerte, quizá se pueda echar un vistazo por la rendija. Entonces sucede que es muy complicado encontrar otras puertas de semejante importancia. Y quizá digas: "Oh, no, hay muchas puertas, solo tienes que encontrar una que se adapte a ti".
Pero... ¿Quién va a abrirle la puerta a alguien que no llama a ella?
https://www.youtube.com/watch?v=r7BbL9LPY80
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