El miedo se esconde bajo los adoquines de la calle, se camufla entre las nubes que se observan cuando echas la vista al cielo. Es un ente poderoso que se va haciendo más grande cuanto más conoces de lo que te rodea. En realidad no se hace mayor, sino que cada vez te va mostrando un poco más su poder.
No es un juego, ni una ilusión. Existe, y tiene un control enorme. Esto es debido a que se refugia en otras personas, gente sin escrúpulos, que ejercen de mensajeros por él. Y, ahí, ahí, es cuando sus fauces lo devoran todo. La autocensura. El sectarismo que te apunta con la pistola que no mata, pero ahoga.
Es difícil ser valiente cuando tanto depende de ti. Complicado decir lo que piensas, cuando la libertad de expresión no es más que una quimera controlada.
El miedo deja de ser un humano y se convierte en una idea, que normalmente es únicamente dinero. Y ahí solo entran los tuyos. Que caigan por la borda los demás, con suerte en el fondo encontrarán migajas.
¿Qué es el miedo? Me preguntas. Es más de una cosa, y más de un motivo. También vergüenza, en el mal sentido. El que vive rodeado de él, lo sabe. Y quien no, lo ejerce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario