Mis manos tocan porcelana, mis labios, en cambio, rozan las
púas de un erizo enfadado. Un cazador con la escopeta cargada, ningún galgo
lanzado a por el único conejo que corretea por el campo. Dos minaretes que se
alzan, poderosos, ante los dedos de un gigante hambriento, que derrama saliva
sobre las rocas que los forman.
Nunca antes la furia del león en la gracilidad de la gacela,
hasta que iniciaste esa danza primitiva tuya, haciéndome disparar dos salvas,
usando para ello el mar que habita bajo tu cuerpo. Nunca antes vi nada igual.
Lástima que solo estés en el libro que he terminado de leer
ahora.
Microrrelato seleccionado en VI Concurso de Microrrelatos Eróticos "El placer manda", de Letras con Arte.
Microrrelato seleccionado en VI Concurso de Microrrelatos Eróticos "El placer manda", de Letras con Arte.
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