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jueves, 7 de junio de 2018

Fracturas

Olvidé que era una mota de polvo en tierra de gigantes. Sí, aunque parezca extraño había borrado de mi mente lo frío que es el acero, la fuerza de lo invisible. Me ahogo en ríos que no puedo pisar y el agua me cruza la cara. ¿Qué haces cuando el enemigo a vencer está dentro de ti? ¿Cómo se aniquilan los monstruos a los que les devuelves la mirada? Persigo el mismo rayo de Luna que Bécquer y no puedo remediarlo.

Las manos tiemblan, los ecos gimen, y una sonrisa que me parte en dos revolotea en mi cabeza. Luchar por algo que nunca podrás conseguir es una empresa estúpida, y yo no suelo ser muy lúcido. Me quedo al lado del volcán, paseo junto al tornado y acaricio leones hambrientos en una jaula.

Estoy varado en medio del camino y me paro en un rincón, asustado. Me aterra el futuro, me atenaza el presente. Vi su cara hoy y, mientras se detenía el tiempo, entendí que jamás estaría con esa persona. Supe que sus pies quieren viajar por otras constelaciones, y que sus manos acariciarán otras estrellas. En realidad siempre fui consciente, pero vivía en otra realidad. ¿Has visto alguna vez un campo devastado? La sensación es parecida. Un hombre con una azada en medio de los zarzales.

Un juguete usado del que alguien se cansará y reemplazará por otro. Un círculo que siempre empieza, con distintas personas, de la misma manera. Quiero encerrarme en lo más profundo del Cocito, pero no puedo, me amarran en la superficie las raíces de las emociones. Observar que otros con un chasquido de dedos pueden conseguir lo que yo no pude en años es una oleada de impotencia que emerge como un magma ardiente. 

Dime, ¿se acaba alguna vez la agonía? ¿Cómo se destruye toda la inseguridad que mana de los mares, de los bosques y las finas partículas del polen? Rompí los espejos, cerré los ojos en los reflejos de los charcos y miré alrededor. Estaba solo. La gente hablaba y yo devolvía el saludo. Asentía con la cabeza. Seguía el juego de la pelota, ayudaba y sonreía. Seguía riendo. Incluso algún resquicio de alegría me acariciaba de vez en cuando. Pero nada era igual.

Yo ya no sabía quién era.

https://youtu.be/PY2gqS1Lyu0
 




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