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sábado, 28 de julio de 2018

Eclipse

Puede ser que hoy
la viese, o quizá no.

Me dijeron que era
de color rojo,
con brumas oscuras,
con brillos alternantes.

Me dijeron que con
el paso del tiempo
se hacía pequeña,
se desvanecía sin fin.

No sólo me dijeron,
también me enseñaron
el instante que ya no está,
el momento que muere.

Y yo miro la neblina,
el manto nocturno,
la sangre que brota
y el surco vacío.

Y yo miro las luces,
los ríos de colores,
y pienso que es la 
luna quien me habla.

Y pienso que es una estrella
aunque ella no lo sepa,
y quizá crea su fuego
apagado y extinto.

Pero yo la miro, sin verla,
porque no está delante,
y pienso que no es fugaz,
pero que concede deseos.

Qué suerte la mía
por haberla encontrado.

viernes, 27 de julio de 2018

El baile

Te conocí en
el desierto, 
eras el agua fresca,
un espejismo prohibido.

Entendiste que
si estiras del hilo correcto
la ropa se desgarra,
lo oculto de descubre.

O quizá no lo supiste
pero entraste al momento,
como si tuvieses las
llaves que creía perdidas.

Desconocía el significado
de las danzas, la emoción
del baile y sus compases,
la ligereza del cuerpo.

No desconocía la belleza,
ni la sonrisa que se
desparramaba como agua
del cántaro sobre el pecho.

Habían más miradas,
sonaban otras voces,
pero tú eras el sol
rodeada de estrellas.

Yo no sé aún quién soy,
aunque sepa que si
tus pies bailan con los míos,
no los detendré jamás.

Yo no sé aún quién eres,
aunque sepa que si
tus lazos se enredan con los míos,
no querré deshacerlos jamás. 

https://youtu.be/yPRAX4gtIe4

viernes, 20 de julio de 2018

Sueños

Había recibido una invitación para poder asistir a la I Convención Internacional de Baile que se celebraba en Londres. Era un espectáculo que se realizaba en Trafalgar Square, y el número de personas que podían asistir era muy limitado, por lo que me sentía muy afortunado al haber obtenido un regalo de esa clase.

La función empezaba al ocaso, y aquel día recuerdo que las tonalidades rojo ocre manchaban un cielo que usualmente estaba nublado. Al fondo, focos apagados aguardaban a ser encendidos cuando se fuese por completo el sol. Empezó a sonar la música, con notas vibrantes, lentas, y entonces la vi. No necesitaba que las luces se posase sobre ella: Su forma de moverse era la luz misma. Llevaba un vestido largo que llegaba hasta las espinillas, de un color gris sucio, y una media corona de cristal reluciente se posaba sobre su cabeza.

Nadie hablaba. Nadie se movía. Todos habíamos caído presas de la hipnosis del movimiento, del compás de la música con sus piernas. Creo que ni siquiera bailaba, éramos nosotros quienes nos movíamos en la quietud, quienes deslizábamos las manos y repicábamos el suelo al ritmo de la pieza musical. Sé que estaba sentado pero me sentía muy lejos de allí, como si mi cuerpo no me perteneciese en absoluto. De alguna manera, durante aquellos minutos eternos, yo era de la danza, de las notas, de su figura.

Entonces todo comenzó a ir más rápido. Ya no había lentitud, era una explosión, un frenesí. Se encendieron los focos y una oleada de bailarines se unieron a aquella mujer. Ya no me sentía aletargado: Mis sentidos ahora estaban excitados, quería moverme, unirme a las personas del escenario. Quería que la chica del principio cogiese mis manos y me llevase por la tabla de madera hasta que mis piernas no pudiesen aguantar de la emoción.   

El público parecía compartir mis emociones. Se palpaba en el ambiente un cambio, como si la plaza entera fuese un eco que se extiende por todas partes. Cuando se detuvo el baile rompimos a aplaudir, pero en el fondo sé que nos sentíamos insatisfechos. Había conseguido vivir un momento que se hacía eterno y efímero a la vez. Mis ojos buscaron a la persona que había brillado con más fuerza desde el inicio, pero no pude verla.

Aún hoy me pregunto si realmente la vi, o si lo que yo viví en aquella plaza no fue más que el reflejo de lo que deseaba sentir.

https://youtu.be/dn4sCGi0E6Q

lunes, 16 de julio de 2018

Cuestión de perspectiva

No sé cuántos ojos 
me miraban,
momentos congelados 
y niños que posaban,
me observaba un bebé
con ternura,
otro caía de rodillas
alzando los brazos.

Tenía las manos llenas
de nudos, hebras doradas
iluminaban el alba
en días que fueron 
antaño oscuros.

Era bambú de viento,
surcos sobre nieve
con las picaduras de
la noche más hermosa,
no puedo forzar sonrisas.

Un lecho que no me pertenece,
un cuadrado dividido
entre el blanco y el negro,
soy trozos cambiantes.

Un par de figuras rezan
a aquello que el público
no podrá ver nunca,
dibujos inimaginables.

Vine aquí por el azar,
y no supe entender
que cada palabra que 
rodeaba mi desnudez
había sido por mí hecha.

Los libros me leían a mí,
y cada muerte era mía,
cada lágrima había sido
por mí derramada.

Un amor roto o triunfante,
una amistad perdida o encontrada,
reinos que caían y se alzaban,
el calor en el pecho.

Yo era todo eso, y al mismo tiempo, 
para otros ojos, para otras miradas,
era sólo una mujer en un cuarto 
cuya espalda sin ropa era fotografiada. 

https://youtu.be/Ad4T-j_bOVc 

No lo sabes

Tú no sabes cómo quema la pólvora, ni te han empujado cuando decían estar agarrándote. No te han dado alas para después mancharlas de brea a mil metros de altura, ni te dejaron la marca del asesino en el pecho. Desconoces la sensación de descubrir que el agua de la que bebías con ganas en realidad estaba salada y sólo deshidrataba más. Ver que las luces que te rodeaban eran sólo fuegos fatuos en medio de cenagales. El mejor sabor del mundo navegando por tu boca se vuelve amargo y ni siquiera hubo oportunidad de cambiarlo.

Tú no sabes que un minuto basta para destrozar días, meses y años. Que el mismo aire que te da el oxígeno te deja sin él, y que los granos del reloj de arena caen mucho más despacio. Ni siquiera sabes lo que es ser ciego pudiendo ver, ni que te devuelvan la visión usando más de un puñal. Que da igual lo que siembres, un tornado lo puede arrancar en un momento, mientras que otras personas se llevan grandes cosechas de la misma nada. Balanzas descompensadas, dobles varas de medir y la ausencia de una ley natural de la reciprocidad, eso es lo que domina. Y es que no sabes lo que es dar todo y recibir lo contrario.

¿O sí lo sabes y en realidad estas palabras te pertenecen a ti?


https://youtu.be/Sd52NSV6rbY  

viernes, 6 de julio de 2018

Miradas

Te he visto 
a traves de rendijas,
a través de una 
hebra en la madera.

Había un tablero
lleno de peones, 
tú en una silla y enfrente
el temido espejo.

Había un muro, 
ya erosionado por 
las miles de gotas
que lo desbordaron.

Había un monstruo
cuya figura se movía
entre dos líneas marcadas,
una sonrisa inquietante.

Había una probeta 
con las horas derramándose
sobre cientos de libros,
sobre historias olvidadas.

Había un laberinto
y tú estabas en el centro,
a veces perderse no
parece tan malo.

No sé qué más veré,
ni si estas palabras serán
las últimas que me den
tus brisas del sur.

Tal vez el lugar desde
donde escribo ya no existe,
ni lo hacen ya los años
que han pasado por ti. 

Lo que sí quedará 
es el sordo murmullo
de una felicitación
que se desvanecerá con el viento. 

https://youtu.be/ruQsv709MA0 

Feliz cumpleaños Alicia :)

 
 

miércoles, 4 de julio de 2018

La voz dormida

Nunca pensé que
escucharía la hipnosis,
ni que las notas
arroparían el mundo.

Vi la inocencia rasgar
más de un velo, romper
más de una coraza
que se pretendía inmortal.

Para lo que unos es
un momento ya olvidado
se convierte en un
rayo que lo llena todo.

Todo tal vez no esté lleno,
ni de ti, ni de mí,
pero sí fuiste la eternidad
en apenas cinco minutos.

No sé si tu casa está
realmente pintada,
pero debes saber que yo
ya llevo tus colores.

No sé siquiera cuáles son
o cómo llegaron aquí,
pero son cálidos como
los días en que te vi.

Y quizá nunca sabrás quién soy,
y quizá nunca sabré quién eres,
porque nos movemos en
otras aguas, en otras direcciones.

Pero recuerda que hasta
el gesto más simple 
puede ser una ola cargada
que calma y enciende.

No es cierto que sólo quien
ama vuela, yo he atravesado
las nubes con tus letras,
las galaxias con tu melodía.

Tal vez la poesía no es 
de quien la escribe,
sino de quien, como tú,
la transmite como el fuego.