No quiero salvarme,
he vivido cinco minutos
comprimidos en años,
la sonrisa invisible.
Esta jaula infinita
no se siente opresiva,
¿si no ves los barrotes
es una prisión?
Este hilo que danza
no aprieta ni ahoga,
desconozco su color
aunque lo crea rojo.
No quiero marcharme,
siento la vibración
impregnar los dedos,
alas palabras resurgir.
Esta ola que golpea
lo hará de nuevo,
¿donde empezó tu
huella a formarse?
Este círculo que empieza
se cierra en tus manos,
eres el camino correcto
aunque lo crea vedado.
No quiero perderte,
me he encontrado
en unos iris lejanos,
olvidados por la brisa.
Esta lágrima que cae
refleja viejas alegrías,
¿cuando dejó de importar
la carne y el cristal?
Este mundo que creas
se transforma, lento,
y me fundo en cada
partícula del núcleo.
No quiero quererte,
soy un huracán ciego
que hace destrozos,
tu dolor es mi miedo.
Esta valla que se alza
no existe en tu cuerpo,
¿he sido un mal jugador
al arriesgarlo todo?
Este verso que haces
no es el último,
este fuego que evocas
no es el primero.
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