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miércoles, 29 de junio de 2016

Perderse

A veces me pierdo entre las fauces de un mundo que no comprendo, que se queda atrás; y mis huellas no pueden abrir los caminos que quisiera. Desconozco lo que se esconde tras el hormiguero de las ciudades, tras el ruido de los pueblos.

Y creo que hace falta valor para mirar la oscuridad de frente, cuando otros cierran sus ojos y eligen al enemigo equivocado. Y creo que es mejor estar así, aunque a veces quisiera no saber nada y perderme en las nubes de la más pura ignorancia.

Y pienso que terminaremos perdiendo la guerra de tanto batallar, de tanto jugar a engañar con el adalid de la sinceridad. Las mentiras que disparamos pueden detectarse, y a pesar de ello hacen mella. No hablo de esos espejismos que necesitamos, como la falsa belleza que dibuja el poeta, o la desgarradora realidad que escribe el pintor. De lo que hablo aquí es de quemar la luna, de congelar el sol.

A veces siento la sangre correr libre, es cierto, la hoja de los puñales es afilada. No por ello pierdo la confianza, aunque a mi sombra la observe cada vez que aparece la luz, aunque mida bien las acciones y las palabras. No podría desconfiar de mí misma, porque si llegase ese momento, podría decir que las olas me arrastran y me ahogan, y entonces no sería necesaria mi magia en las voces de la gente, y mi sonrisa no quebraría las cárceles de los humanos.

A veces me pierdo, y, sin embargo, cuanto más lo hago, más me encuentro.



Para Sandra, felicidades bonita :3



Palabras clave: Confianza, valor y sinceridad.

jueves, 23 de junio de 2016

De espadas y palabras

- Mira Adriano, mira, ha llegado un cuervo de tu prima Carmen, pidiendo la ayuda de los caballeros del Valle. Procedemos al ataque, ¿no?- Inquirió José María.

- Por supuesto. Pero primero quiero disparar un par de veces más.- Dijo Adriano, sorbiéndose los mocos.

Mientras el señor de Valle lanzaba su primer disparo (con escaso éxito), José María releyó la carta:

"Querido José María, nuestro ejército es bastante reducido en comparación con el de Toribio. Hemos conseguido la ayuda de Lucía, de la isla del Oso, pero apenas hemos rascado 60 soldados. El pez negro Javier no vendrá en nuestra ayuda, y me temo que José Carlos desconoce el modo de actuar que tiene la mente de Toribio.

La batalla está perdida antes de empezar, y así José Carlos ignora mis consejos y pretende seguir adelante con su amigo, el salvaje Pepe.

Sé que rechacé tu ayuda debido a mi enfado por dejarme caer en manos de mis enemigos, pero te doy la oportunidad de rehacer nuestra relación anterior, pidiéndote para ello tu participación en esta lucha aciaga que se avecina.

Con cariño, Carmen."


- Muy bien, señor, ya habéis lanzado vuestras flechas. Debo decir que habéis avanzado mucho. Pronto seréis tan buen guerrero como lo era vuestro padre.- Dijo José María mientras recogía las flechas clavadas en la hierba, para regocijo de Adriano.

Se dirijieron al castillo, y José María ordenó iniciar los preparativos para marchar. Carmen era una pieza muy importante del tablero, y, de una forma u otra, también había empezado a sentir algo por ella.

- Tío José María, ¿yo podré ir a luchar también? 

- ¡Oh!, lo siento Adriano, será una pelea muy aburrida y no podemos permitir que le pase nada al señor del Valle, ¿verdad? Te quedarás aquí, y jugarás con Senior. Ya te llevaré a luchar en otra ocación.

- Está bien... Pero quiero que me traigas algún regalo, ¿de acuerdo?

- De acuerdo. Así se hará.

Aquello apaciguó al muchacho, y por ello aprovechó para ir a los aposentos. Allí le estaba esperando Senior.

- ¡José María! ¿Cómo puedes hacer esto? Arrastrarnos a la guerra, cuando el Valle se ha mantenido siempre neutral. Llegas aquí, un don nadie que se aupa haciendo carantoñas y manejando al podre Adriano, y esperas que todos bailen al son de tu música.

- Maldito gordo ingrato, te he salvado hace poco de caer por la puerta del cielo, ¿y así me lo agradeces? Un gruñón cobarde como tú nunca entraría en guerra porque desde que naciste lo tenías todo, cuando en realidad no es nada comparado con lo que hay allá afuera. Yo tuve que escalar siendo un don nadie, en efecto, pero, ¿no sería el mundo aburrido si ya nos lo diesen todo hecho? No puedes hablar si no has recorrido los mismos senderos que yo. ¿Crees que sobreviví siendo neutral? Desengáñate, el mundo les pertenece a los que no se anda con medias tintas.

Pausa.

- Te voy a contar una cosa. En mi estancia en la capital, había una persona parecida a mí, Miguel Ángel. Era un eunuco muy listo, él tenía sus pajaritos, y yo los míos. Sin embargo, él sólo buscaba mantener el orden, y permanecer en su posición, complaciendo a todo el mundo. Yo tenía que hacer lo mismo, claro, pero nunca estuve de acuerdo con su forma de pensar. El caos es lo que permite a las cosas moverse, Senior. El desorden aupa a la gente que estaba en los infiernos, y hace descender a los que estaban en lo alto. Que se lo digan si no a Lady Belén y a Lord Isra, que ya no están entre los vivos. La estabilidad sólo la quieren los que ya viven bien, como tú. Y como es estabilidad lo que quieres, escúchame bien, porque no lo repetiré. Harás lo que yo te diga, sin quejas, y te aseguraré una mejor posición cuando las cosas acaben. Pero llévame la contraria una vez más, y me las arreglaré para que tengas un viaje gratis por la puerta de la Luna. Ahora lárgate.

- Sí, sí...- Titubeó Senior.

Mientras comenzaba la cuenta atrás para el inicio de la batalla en los campos del norte, José María reflexionaba sobre las noticias que le llegaban desde el otro lado del mar. Al parecer Sara, la reina de dragones, se había hecho amiga de Miguel Ángel y el gnomo. Un viejo caballero venido a menos como Novoa no le suponía preocupación alguna, pero aquello... Aquello era otra historia. El mapa de los acontecimientos se le antojaba impredecible, pues algo le decía que lo que ocurría allí terminaría por repercutir en el continente. Eso podría trastocar sus planes. 


- Y es que los reyes mueven las tropas, pero Miguel Ángel y yo movemos la información. Y eso, golpea más fuerte que la espada.



Palabras clave: Gruñón e impredecible


Para José María, muchas felicidades ;)

sábado, 18 de junio de 2016

Elecciones

Se acercaban las elecciones, y los cuatro grandes partidos de humanos presentaban sus propuestas. Estos partidos eran los siguientes:

- El Poder Penetrante. Se trataba del partido que había gobernado en los últimos cuatro años. Tenía muchos antecedentes por haber traficado ilegalmente con cerebros y haber restaurado el cementerio de la sede con cerebros negros.

- El Poder Silencioso de Orejas Enormes. Había sido el principal partido de la oposición hasta que irrumpieron otros nuevos. También tenían sus sospechas de tráfico ilegal, y en su bastión del sur los orejunos tenían instalada una auténtica estructura de poder basado en conceder a dedo las licencias para la construcción de necrópolis nuevas.

- Comegramos. Habían sido hasta hace poco un partido de carácter regional, muy parecidos a El Poder Penetrante, pero con el salto al ámbito nacional, consiguieron que en Zombielandia parecieran una opción de refresco.

- Unos Picarones.  Se forjaron bajo la coyuntura ocurrida durante la Cerebrada Zombie, donde los zombies reclamaban más cerebros. Sin embargo, sólo llevaban el nombre de Picarones, ha sido la reciente unión a varios partidos lo que lleva al cambio de siglas. Al parecer les financia el antidemocrático régimen de los vampiros y el de los orcos, aunque no se sabe a ciencia cierta.


El caso es, que el líder de Poder Penetrante, Mardiano Rajabas, ha pedido el voto zombie para evitar que ganen Unos Picarones, y lo mismo han hecho desde El Poder Silencioso. Ésto ha provocado una sensación de malestar en un sistema en el que gobiernan los humanos, en un país con una mayoría zombie, que no duda en ir a votar.

Lo que me pregunto es, ¿qué ocurrirá el día en que los zombies se den cuenta de esto? Aunque no creo que llegue dicho momento, los zombies no tienen cerebro.
Aquí Jordi Petado, informando para PeneCinco.



Para José Manuel, muchas felicidades :))



Palabras clave: El voto zombie



jueves, 16 de junio de 2016

El telón de espino









Hoy han venido otra vez los camiones que dan comida. Khamal dice que no aguanta más y que quiere volver a casa. Papá le riñe y le contesta que es imposible. Es algo que se repite casi todos los días. Lo peor de estar aquí no es el frío que tengo a veces, cuando llueve y se moja el suelo de la tienda; ni el hambre. Es la sensación de estar en una rueda que no cesa de girar.

Juego junto a los demás niños del campamento con los alambres y los palos que encontramos, aunque ya nadie quiere imitar una guerra medieval. Hacemos figuras en el suelo e imaginamos que estamos de nuevo en casa. Shamira nos contó que la suya había sido destruida por las bombas, y que sus padres habían muerto en el derrumbe. Se pudo venir con su tío Hasam montada en unos barcos pequeños, donde estaban muy apretados.

Por las noches escucho a algunos adultos llorar, mientras los bebés se mantienen callados. No sé qué nos retiene aquí, pero papá nos dice que hay que esperar, que ahora mismo no podemos irnos a una nueva casa en Europa.

Es todo muy extraño, ¿sabes? Sucedió de golpe. Yo tenía una vida normal en Deir Ezzor, hasta que un día mi padre llegó a casa, acelerado, y nos dijo que nos teníamos que ir. A mamá le habían disparado por la calle.

Ahora me pregunto si algún día podré irme de aquí...



"Nos vemos en la alambrada".

Clara es la noche

Espero un momento que no llega, el deshielo de otras horas que ya no están. Basta un día para destruir los años, aún cuando se apuntaló hasta el último devorador de sueños.

A veces creo ver una bengala marcando mi lugar, pero sólo es otra estrella caída, un punto negro más en el cielo. Quizá este desierto lo crearon mis manos: Nunca supe que leer tanto formase un erial a mi alrededor. Y mientras el bosque crecía en mi cabeza, las manos sostuvieron el hacha de la soledad.

Yo marcho, con los fantasmas arremolinando sus ecos sobre mi corazón. Me dieron una pistola, y gasté las balas disparando a lo que ya no estaba. Por eso no me extraña que los monstruos devorasen mi alma en la primera noche, cuando ya el frío había empapado mis oscuros iris.

¿Qué quieres que haga? Mis dedos crean, aunque sólo destruyan. Ningún círculo se cierra. Ninguna puerta se abre. Y ante las murallas, no hay arqueros más fieros que los míos. Sin pasar hambre, ni sed. No pueden sucumbir ante lo que ya padecen.

Desconozco si las vallas estaban ahí o las puse yo, ya no lo recuerdo. Lo único que sé es que no puedo pasar. No puedo cruzar al mundo de la normalidad. Y hacer llover en la mirada no sirve, porque ya nada me hace sentir.

Es cierto que hago fluir los ríos, que los ejércitos salen de mi mente. Y pareciera que se desgarra la piel, las entrañas. Que el dolor de estas palabras frena el desbordamiento del agua. Sin embargo, nada se encuentra tras la hoja y el cristal. Un vacío que campa a sus anchas y dibuja la niebla de los tiempos.

No obstante, debo decir que a veces encuentro una leve chispa que hace arder lo que soy. Y apaga mi sombra. Ojalá durase más de lo equivalente a un suspiro.

Qué espero, me preguntas. Cuando ya las cosas no vienen dadas ni logradas. Cuando las espinas atraviesan las rosas y los lagos se ahogan.

Te espero a ti, que has visto pasar las mismas cuchillas frente a tus ojos. Y no quiero salvarte, ni ser salvado. Me basta ser lo que jamás pude ser. Una mano en tu cuerpo, un recuerdo en tu olvido.

Seleccionado en Concurso de Relatos breves "Espero...", de Letras con Arte.

viernes, 10 de junio de 2016

Selectividad: Cuando el enemigo es el saber y no la ignorancia

Ya llegan las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad), y cientos de personas se dedican con furor a estudiar para lograr una nota aceptable con la que entrar en la carrera deseada.

Sin embargo, no deja de resultar paradójico que todo esto se hace para que las personas aprendan. Y yo os pregunto: ¿desde cuándo adquirir conocimientos va de la mano de la ansiedad, los trastornos alimenticios o los nervios asfixiantes?

¿Lo estamos haciendo bien o hay que replantearse el modelo del sistema educativo actual? ¿Queremos que los estudiantes aprendan o que memoricen como robots que buscan un número en su expediente?

Si es lo segundo, tranquilos, lo estamos haciendo estupendamente. El criterio del alumno medio se basa en la nota numérica, no en los conocimientos adquiridos. Es por ello que se busca muy a menudo hacer trampas en los exámenes, y también copiar. Tampoco faltan los que tienen buena memoria y aprovechan dicha virtud para calcar palabras sin saber lo que están leyendo.

La otra cara de la moneda es un grupo de gente con ganas, ilusión, y con menor capacidad de retención de la información. Quizá desempeñarían mejor un trabajo que las personas de los notables, pero no se puede saber, porque el único criterio que se usa es una nota estándar basada esencialmente en la memorización.

Si el objetivo que perseguimos es que los alumnos aprendan, entonces hay que enfocar esto de otra manera. En vez de presionar y ahogar, el objetivo debe ser que las personas se encuentren felices desarrollándose. Que les mueva la curiosidad, que sean críticos. Que no vean en el aprendizaje un lobo amenazador que puede devorarles.

Si alguien considera que adquirir conocimientos es igual al desagrado y al hastío, es que algo no funciona como debiera. Si el enemigo es el propio saber, y no la ignorancia, entonces habrá que reconocer que hemos fallado.

Y es que las notas, al fin y al cabo, no miden las capacidades ni la inteligencia.

http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/selectividad-cuando-enemigo-saber-ignorancia-algo-falla-71839

Batallas modernas

Ya se hunden las estrellas
en el mar del óxido,
allí donde el silencio
militaba en otras guerras.

He perdido el fusil,
y no he ganado sus ojos;
sobre la calma que viene
cae otro soldado en el Somme.


Seleccionado en I Certamen de Poesía "Arte Libros".