No sé donde estoy. Echado en un sofá, sucio, con la cabeza sufriendo un sobrepeso. Olvidé que había vuelto a casa. Tanto alcohol barato, directo a la garganta desde la botella, no ha hecho de mí nada mejor. Un hipoglúcido andante, un nostálgico que sueña con días pasados, girando en la rueda de la rutina.
Apenas puedo levantarme. Tengo ya muy vistas estas calles, igual que el suelo que observo desde mi desastrosa posición. Un par de charcos con vómito de anoche. Ni siquiera el olor me produce ya náuseas. Sólo quiero desaparecer un año. Dejar de lado ese caos numérico que impregna mi vida. Me digo a mí mismo que somos el futuro. Pero, ¿qué clase de futuro? Empiezo a pensar que aplicar la ciencia a ciegas no termina de cuajar. Debería existir una base. Es decir, seré útil, pero, ¿para quién?, ¿a costa de qué?
Quizá sea la metadona, que me hace pensar en tonterías. Siempre vacío el bote entero. Apenas una sacudida. Acabo estrellándolo en la pared, maldiciendo. Descalzo, olvido siempre que los cristales se clavan y me hacen sangrar. Da igual. Ya no lo siento.
Me da hambre. A pesar de que mi aliento debe apestar, y el regusto ácido domina sobre cualquier otro sabor. Cojo algo de la nevera, comprado ayer en la charcutería. Debería dejarlo. Cuando no estaba aquí comía fruta y cosas ligeras. Ahora la carne es la base de la pirámide. No importa. Ya lo acabaré devolviendo. No puedo permanecer sobrio mucho rato. Necesito volver allí.
Y la única manera es marcharme sin moverme del sofá.
Para Fernando, muchas felicidades futuro 100tifiko :DD
Palabras clave: Hipoglúcido, metadona y charcutería.
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