Existe un mar en el que nunca podremos bañarnos. Muchas veces intentaremos acceder a él, porque sabemos que no es inaccesible: Vemos a otras personas bañándose en él, o que ya lo han hecho y vuelven a casa.
Pero no nosotros. Lo contemplaremos, cuando el sol se eleve en el cielo. Llegaremos a oler la humedad, imaginarnos la sensación del agua cubriendo nuestra piel. Nada más.
Porque hay lugares que simplemente no se hicieron para nosotros, estrellas apagadas en un cielo lleno de luces. Y no importa lo que intentemos. Siempre habrá un mar en el que jamás podremos estar.
Siempre habrá una playa con la arena fina que no pisaremos, descalzos, sobre un suelo de piedras que rajan la planta de los pies. Y recordaremos, oh sí, lo haremos.
Recordaremos que esos sitios nos hicieron crecer, avanzar, hacia otros que no habíamos visto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario