Estuve corriendo sobre campos de minas, parapetado bajo trincheras y con el brazo manchado de rojas heridas de bala, enemigo de un solo ojo. Noches en vela queriendo vencer a mi rival más temido en aquellos días de ardiente escarcha, un opositor que quería desgarrar mis entrañas de una forma tan dulce que yo mismo quería probar aquello. Una estúpida sonrisa enfrente de mi rostro, en el lugar donde se difumina la muerte con la vida, como un cuadro de Da Vinci, hasta que ya no pude más, y cerré los ojos. Me venció el sueño y yo he vuelto. Ya no estamos en guerra, bendita tregua temporal.
ME ENCANTA EL MISTERIO QUE SALE DE TU BLOG
ResponderEliminarContesto algo tarde, pero gracias, me alegro de que te guste :)
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