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jueves, 16 de junio de 2016

Clara es la noche

Espero un momento que no llega, el deshielo de otras horas que ya no están. Basta un día para destruir los años, aún cuando se apuntaló hasta el último devorador de sueños.

A veces creo ver una bengala marcando mi lugar, pero sólo es otra estrella caída, un punto negro más en el cielo. Quizá este desierto lo crearon mis manos: Nunca supe que leer tanto formase un erial a mi alrededor. Y mientras el bosque crecía en mi cabeza, las manos sostuvieron el hacha de la soledad.

Yo marcho, con los fantasmas arremolinando sus ecos sobre mi corazón. Me dieron una pistola, y gasté las balas disparando a lo que ya no estaba. Por eso no me extraña que los monstruos devorasen mi alma en la primera noche, cuando ya el frío había empapado mis oscuros iris.

¿Qué quieres que haga? Mis dedos crean, aunque sólo destruyan. Ningún círculo se cierra. Ninguna puerta se abre. Y ante las murallas, no hay arqueros más fieros que los míos. Sin pasar hambre, ni sed. No pueden sucumbir ante lo que ya padecen.

Desconozco si las vallas estaban ahí o las puse yo, ya no lo recuerdo. Lo único que sé es que no puedo pasar. No puedo cruzar al mundo de la normalidad. Y hacer llover en la mirada no sirve, porque ya nada me hace sentir.

Es cierto que hago fluir los ríos, que los ejércitos salen de mi mente. Y pareciera que se desgarra la piel, las entrañas. Que el dolor de estas palabras frena el desbordamiento del agua. Sin embargo, nada se encuentra tras la hoja y el cristal. Un vacío que campa a sus anchas y dibuja la niebla de los tiempos.

No obstante, debo decir que a veces encuentro una leve chispa que hace arder lo que soy. Y apaga mi sombra. Ojalá durase más de lo equivalente a un suspiro.

Qué espero, me preguntas. Cuando ya las cosas no vienen dadas ni logradas. Cuando las espinas atraviesan las rosas y los lagos se ahogan.

Te espero a ti, que has visto pasar las mismas cuchillas frente a tus ojos. Y no quiero salvarte, ni ser salvado. Me basta ser lo que jamás pude ser. Una mano en tu cuerpo, un recuerdo en tu olvido.

Seleccionado en Concurso de Relatos breves "Espero...", de Letras con Arte.

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