¿Qué se hace cuando ni siquiera escribir libera de la pena? He quemado los puentes y camino por una cuerda angosta, tensa. Me aguarda el precipicio.
El río ya no fluye, y el agua se estanca, ahora el que lucha por hacer añicos lo que ya está roto soy yo. He perdido el ánimo, la visión, después de estas palabras un blanco interminable cubrirá mi mente. Me harté de luchar en batallas perdidas, de morir en cada esquina. Que venga lo que tenga que venir. Ya no importa. Quiero sentir las cuchillas mutilar los restos que quedan, que el frío me consuma y dejar de lado cualquier atisbo de emoción.
Otro día amanecerá y ni siquiera seré una bestia, porque no corre la furia en mis venas, vuela la apatía. No estoy hecho para nadie, salvo para mí mismo. Y ni siquiera eso es cierto.
A partir de aquí, todo será distinto.
https://youtu.be/mx04rGwuqtU
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