Sigues siendo la misma estrella que se avista desde la lejanía, un brillo que permanece, imposible de tocar. He encontrado en ti un antídoto frente a la apatía, el hastío y la soledad. Bajo tu luz puedo ser yo, sin máscaras ni apariencias, una cebolla sin capa alguna. Y no me ahogo, ni tampoco pierdo las ganas de seguir mirando el cielo.
Nunca me gustaron las cuerdas, y tal vez por eso me agrada la idea de que existan los hilos. Siempre pensé que la libertad de elección se debe ejecutar sin condenas, sin censuras, y por eso cada uno de nosotros tomará su camino, con la conciencia tranquila y la seguridad de que habrá una mano impidiendo las caídas irrecuperables.
Ahora bien, sería injusto pensar que nuestros actos no tienen consecuencias. Cada paso que damos, cada movimiento, provocará algo, desde una magnitud banal a líneas de no retorno. Incluso cuando se tienen todas las puertas abiertas para siempre, hay ventanas y paisajes que se perderán, aunque no debería importar, siempre que no nos interesen para nada.
Es por eso que le prendo fuego a todo lo que no tiene que ver con tus árboles. Lo que no sé, es si seguiré siendo un pirómano.
https://youtu.be/S0BDS0-ZwOw
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