De allí donde vengo no existe bosque alguno. Las personas sólo representan ramas desnudas, y las piedras de una ciudad milenaria dominan el suelo. Quizá por eso me gusta perderme entre lo más recóndito del mundo, a pesar de tener mis huellas grabadas en esas rocas monumentales.
Camino a través de estelas imprecisas, persiguiendo la luz, aunque nunca la encuentre. Una vez me miró fijamente y me dijo que mis ojos hacían desaparecer cualquier rayo disponible. Nunca la creí. Y por eso me persiguen.
Cada noche, cuando cierro los ojos, aparezco corriendo en un estanque donde la luna se refleja y se torna de color rojo. Es ahí cuando figuras de agua emergen y vienen a buscarme, para llevarme de vuelta a un reino desconocido. Lo peor es que a veces pienso que debería irme con ellos.
Es en ese momento cuando una voz susurra mi nombre y me dice que yo no soy la princesa Kaguya. Que eso es sólo una estratagema de la luna para acabar conmigo.
"¿Por qué?" Acabo preguntando siempre.
"Porque te tiene envidia. Tu luz eclipsa la suya."
Para Mari, feliz cumpleaños guapa :3
Palabras clave: Bosque, luz, agua.
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