Hace tiempo que no vuelo, y al despertar veo un amanecer formado por un sol falso, nacido de la pared. Un hombre que camina sobre una franja de tierra muy larga y estrecha, rodeado de agua que ondula cada vez que lanza sus recuerdos al fondo.
Desde la ventana tampoco aparece ningún signo de vida, y pareciera que lo artificial ha venido a ocupar los entresijos en esta existencia de papel y cartón.
Nos pasamos los días persiguiendo sueños, sin saber que las pesadillas también tienen los suyos propios: Hacer un nido en el cuerpo de alguien. Y no sirven las balas, ni el acero.
Ya dejé atrás aquellos proyectos que se alzaban, suntuosos, y me dedico a fabricar ventanas para los nostálgicos, cuatro tablas de madera y vistas al pasado. "Oh, no te preocupes por el dinero. Lo que tienes que darme no se fabrica con metal fundido en mentiras". Siempre es la misma historia. Algunos no lo soportan y se lanzan al otro lado, entre los maizales de sus mentes. Los pobres no saben que nunca fueron espantapájaros, y que los cuervos seguirán ahí, graznido tras graznido.
Y, a veces, lanzo alguna señal para ver si alguien responde, aunque lo normal es encontrarme con respuestas que se pierden en el eco. Ningún engranaje encaja, aunque el segundero no se para. He hecho muchas cosas, lo sé. Lo que ocurre es que, de vez en cuando, una mano que nunca he tocado viene a decirme que podría haber hecho otras.
Todo se derrumba.
https://youtu.be/tXHj_EW_JpQ
Bienvenido a un mundo tan abstracto como lo que pasa por mi cabeza. Literatura rompecabezas que significa cualquier cosa menos la que es. O puede que veas la realidad.

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sábado, 27 de febrero de 2016
sábado, 2 de enero de 2016
Viajes
Cogeré un coche esta noche, y me marcharé a las horas pasadas. Muchas caras aparecerán, y me recordarán momentos amargos, tragos difíciles de pasar. Sobre la mesa, podrán platos repletos de errores y una sonrisa burlona que dispare justo en el pecho.
Pero no importa, somos lo que hemos hecho de nosotros mismos. Tiraré la primera piedra si hay que reconocer la imperfección, el límite insano de la equivocación.
Alguien cercano me dijo que lamentaba haber hecho muchas cosas, que si pudiera volver atrás las cambiaría. Tuve que decirle que si él era así, se debía a todas sus acciones. Incluidas esas. Y que seguramente el haber sido así, provocaba que ahora fuese distinto.
Y, ¿saben qué? Terminó aceptándolo. No hay vuelta atrás. Sólo tratar de ser mejores con el paso del tiempo.
https://youtu.be/_OnP2MGyuis
Pero no importa, somos lo que hemos hecho de nosotros mismos. Tiraré la primera piedra si hay que reconocer la imperfección, el límite insano de la equivocación.
Alguien cercano me dijo que lamentaba haber hecho muchas cosas, que si pudiera volver atrás las cambiaría. Tuve que decirle que si él era así, se debía a todas sus acciones. Incluidas esas. Y que seguramente el haber sido así, provocaba que ahora fuese distinto.
Y, ¿saben qué? Terminó aceptándolo. No hay vuelta atrás. Sólo tratar de ser mejores con el paso del tiempo.
https://youtu.be/_OnP2MGyuis
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Jacinto
Lo
conocí en un momento en que la memoria es turbia. Sólo algunos
recuerdos. Nada más. Parodias sobre el cuento de Caperucita
Roja.
Una nochevieja en casa de mis abuelos paternos, las campanas sonando.
Muchas de esas lagunas se resuelven por lo que otros me cuentan, pero
es más fuerte lo que se puede visualizar.
Él se marchó, aunque sé que no quería. Todavía era
joven. Se lo llevaron a cumplir condena carceleros que no son de este
mundo. Una prisión perpetua que deberían sufrir otros, más
crueles, más inhumanos.
Yo no lo vi, es cierto, pero me lo dijeron. Luces de
ambulancia, rostros de terror. Apenas esperanza. Pasos corriendo en
las escaleras. Es cierto que un riñón cuesta más de lo que
creemos. A veces, todo lo que nos queda por sentir.
Se marchó, aunque se quedó con nosotros. Una foto
antigua. Una cadena con su nombre, o un anillo. Una camiseta, tal
vez. Nada más.
Microrrelato seleccionado en concurso "Donde nací, donde vivo", de Letras con Arte.
Va para mi tío, que murió al carecer de riñones, siendo yo un niño. No se te olvida.
domingo, 8 de noviembre de 2015
La batalla
Cambian los
campos,
ayer de flores,
hoy de plomo,
mañana, quizá,
de nada.
Reclutado por
fuerza,
yo no quiero
jugar
a la ruleta rusa,
pues todas esas
balas
llevan mi nombre.
Agachado en la
trinchera,
esperando,
aquí las bombas
estallan
sin detonarse.
Cobarde que odia
la deserción,
fiero,
mantiene las
líneas
de la
destrucción.
Y las ráfagas
dibujan
una enorme M,
metralla de
castigo
sobre el pelotón.
Ejército de
sonrisas
en los
cementerios,
ya no cabe ningún
frágil
armisticio.
Y el eco retumba,
quizá sea el
único
que recuerda
todo aquello que
se llevó el
olvido.
Finalista en I Premio Nacional de Poesía Villa de Madrid, de la AEPE.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Al pie del cerezo
Sus ojos
se humedecieron cuando se encontró frente al viejo cerezo. Al pie
del árbol había enterrado sus recuerdos, de cuando conoció a M y
habló con ella. En una caja de cartón, ahí cabían todos.
Cogió
la pala, y comenzó a excavar. Aún sabía el lugar exacto. La flor
del cerezo estaba en su apogeo. Igual que aquel día. La encontró
por casualidad y se quedó prendado. Lo intentó. Intentó acercarse
a ella. Pero eso no siempre es posible. Lo extraño de todo es que
lloró ella, no él. Una daga de doble filo, el amor.
Paró de
excavar. Sacó la caja y la abrió. Sonrió con amargura y se fue. No
había nada.
Seleccionado en II Concurso Internacional de Microcuentos, de la editorial Talento Comunicación.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Para nadie
La aurora no aparece,
me acostumbré
a la noche del destructor,
unas manos que rompen
todo lo que construyen.
No conservo el eco,
nada susurra ya,
habré olvidado la dicha
en el tercer barranco;
allí donde arrojo
lo que nunca hago.
No quiero ser ni
permanecer, diluir
todas las huellas,
pues mi impronta
es señal de ruina.
Aquellos que no ven
las barreras, ¡cuidado!,
entrar es la muerte;
salir, la memoria.
Si buscas, encontrarás
imperios de pesadilla,
sueños de cartón
y la furia del solitario.
No todos ven la puerta,
inocentes que observan
la ventana de sus vidas;
esto no es un juego,
aunque se acabe la partida.
Si sobrevives al horror,
haré para ti un residuo,
hecho de tiempo y gloria,
forjado con sangre y calor.
Y si los cristales rajan
la piel que hay en tu cara,
dejaré que te lo lleves,
pues nada hay que perdure más.
No es el fuego, no, ni el agua;
ni el temblor de las piernas,
ni los gritos del placer, no,
lo que te llevarás es el recuerdo.
https://youtu.be/YjkyalaqrSo
me acostumbré
a la noche del destructor,
unas manos que rompen
todo lo que construyen.
No conservo el eco,
nada susurra ya,
habré olvidado la dicha
en el tercer barranco;
allí donde arrojo
lo que nunca hago.
No quiero ser ni
permanecer, diluir
todas las huellas,
pues mi impronta
es señal de ruina.
Aquellos que no ven
las barreras, ¡cuidado!,
entrar es la muerte;
salir, la memoria.
Si buscas, encontrarás
imperios de pesadilla,
sueños de cartón
y la furia del solitario.
No todos ven la puerta,
inocentes que observan
la ventana de sus vidas;
esto no es un juego,
aunque se acabe la partida.
Si sobrevives al horror,
haré para ti un residuo,
hecho de tiempo y gloria,
forjado con sangre y calor.
Y si los cristales rajan
la piel que hay en tu cara,
dejaré que te lo lleves,
pues nada hay que perdure más.
No es el fuego, no, ni el agua;
ni el temblor de las piernas,
ni los gritos del placer, no,
lo que te llevarás es el recuerdo.
https://youtu.be/YjkyalaqrSo
viernes, 16 de octubre de 2015
La droga más antigua
El AP025 era una sustancia creada para
borrar del cerebro los malos recuerdos. Concebida para perpetuar la
felicidad, su uso fue extendiéndose a todo el planeta, siendo su
consumo habitual.
Esto desplazó a otras sustancias como
el alcohol, las drogas de diseño o la marihuana, puesto que el AP025
no creaba adicción ni tampoco efectos secundarios. Podía ser tomada
a diario sin más efectos que el borrado parcial de la memoria.
Juan también usaba dicha sustancia. Un
día, se encontró a una mujer en la parada del bus. Empezó a
sentirse extraño; no mal, sino de una forma rara. No la recordaba,
pero sabía que conocía a aquella mujer. Y si no sabía quién era
se debía a que formaba parte de un mal recuerdo.
Sin embargo, tenía ganas de conocerla.
Le llamaba la atención. No importaba que antes hubiera ido mal. Se
acercó a ella, y la saludó. Ella, con voz cantarina, le respondió.
- ¿Quién eres? ¿Nos conocemos?
- No. Creo que no. Aunque me gustaría.
¿Te apetecería un café?
- Esto es extraño... Pero bueno, vale.
Acepto.
Aquel día no se tomó el AP025. Ni el
siguiente.
Microrrelato seleccionado en V Concurso de Narrativa "Ciencia Ficción", de Letras con Arte.
lunes, 12 de octubre de 2015
Los árboles viejos
- ¿Qué has estado haciendo hoy? Además de observar las estrellas, quiero decir.
- Algo que no estoy seguro de que sea bueno. Aunque tampoco es malo.
- ¿El qué?
- Fui a visitar los viejos árboles. Lo necesitaba.
- ¿A los viejos árboles? ¿No te gustan los de ahora?
- Sí, sí me gustan. Pero también los viejos. Me vi a mí mismo entre las sombras, mis estupideces y la emoción. Sí, así, en ese orden. No es lo único, claro. Te vi a ti, una sombra alargada que todavía puebla las raíces. Vi un corazón dispuesto a todo, ansioso, pletórico de vida; y una garra lanzar un zarpazo. Y siento las heridas, aunque a mí nunca me tocó esa mano. Y respiro la nostalgia. Casi puedo verme desde el otro lado de la ventana llorando, por no poder hacer nada contra algo que no me concierne y que nunca tuvo lugar para mí. Casi puedo leer una vieja poesía, con los ojos borrosos, y a esos espiritualistas que me cargan de escepticismo, y que, aún así, me terminan gustando. Vi la belleza que aún queda, y no los campos sembrados en sal. Quizá porque todo estaba muy oscuro, me encontré en esa penumbra, tal vez ambos somos un mar de negro, y tu tonalidad es sólo menos fuerte que la mía.
- No es buena idea. No es buena idea que hagas eso. Se supone que estamos intentando alejarnos. ¿Cómo vas a conseguir eso visitando los viejos árboles? Si yo misma tengo miedo de ir allí...
- Yo no podría alejarme, sean cuales sean las circunstancias. Incluso en el silencio seguirías estando. ¿Qué quieres? Me pasé los años caminando por tu puente. Mirando. Cogiendo información. Hice mucho con eso. He sentido la complejidad a través de la sencillez y del error. Y, ya sé que no me invitaste a entrar, simplemente encontré esa puerta abierta. Yo, apenas un conocido, destapaba cajas ocultas y temores. Es algo muy poderoso, ¿sabes? Conocer a una persona, aunque sólo sea en parte, y que tú no te expongas. Tal vez por intentar equilibrar eso comencé un periplo de errores que culmina con un acierto que llevó su tiempo. Y, de alguna manera, esa brecha se restableció un poco.
- Idealizar y precipitarte. Tus aportes imprescindibles a la causa del fracaso.
- No niego lo segundo. Para mí fue un proceso largo. Pero tú no conocías nada de eso. Debí haber reflexionado, aunque en esos casos, es difícil pensar con claridad. En cuanto a lo primero, no podría. ¿Qué tiene de ideal el asalto de la tristeza?
- Algo que no estoy seguro de que sea bueno. Aunque tampoco es malo.
- ¿El qué?
- Fui a visitar los viejos árboles. Lo necesitaba.
- ¿A los viejos árboles? ¿No te gustan los de ahora?
- Sí, sí me gustan. Pero también los viejos. Me vi a mí mismo entre las sombras, mis estupideces y la emoción. Sí, así, en ese orden. No es lo único, claro. Te vi a ti, una sombra alargada que todavía puebla las raíces. Vi un corazón dispuesto a todo, ansioso, pletórico de vida; y una garra lanzar un zarpazo. Y siento las heridas, aunque a mí nunca me tocó esa mano. Y respiro la nostalgia. Casi puedo verme desde el otro lado de la ventana llorando, por no poder hacer nada contra algo que no me concierne y que nunca tuvo lugar para mí. Casi puedo leer una vieja poesía, con los ojos borrosos, y a esos espiritualistas que me cargan de escepticismo, y que, aún así, me terminan gustando. Vi la belleza que aún queda, y no los campos sembrados en sal. Quizá porque todo estaba muy oscuro, me encontré en esa penumbra, tal vez ambos somos un mar de negro, y tu tonalidad es sólo menos fuerte que la mía.
- No es buena idea. No es buena idea que hagas eso. Se supone que estamos intentando alejarnos. ¿Cómo vas a conseguir eso visitando los viejos árboles? Si yo misma tengo miedo de ir allí...
- Yo no podría alejarme, sean cuales sean las circunstancias. Incluso en el silencio seguirías estando. ¿Qué quieres? Me pasé los años caminando por tu puente. Mirando. Cogiendo información. Hice mucho con eso. He sentido la complejidad a través de la sencillez y del error. Y, ya sé que no me invitaste a entrar, simplemente encontré esa puerta abierta. Yo, apenas un conocido, destapaba cajas ocultas y temores. Es algo muy poderoso, ¿sabes? Conocer a una persona, aunque sólo sea en parte, y que tú no te expongas. Tal vez por intentar equilibrar eso comencé un periplo de errores que culmina con un acierto que llevó su tiempo. Y, de alguna manera, esa brecha se restableció un poco.
- Idealizar y precipitarte. Tus aportes imprescindibles a la causa del fracaso.
- No niego lo segundo. Para mí fue un proceso largo. Pero tú no conocías nada de eso. Debí haber reflexionado, aunque en esos casos, es difícil pensar con claridad. En cuanto a lo primero, no podría. ¿Qué tiene de ideal el asalto de la tristeza?
domingo, 9 de agosto de 2015
Una extraña despedida
- Yo nunca quise hacer daño. Es solo que todo es tan... Extraño. Sí, quizá sea esa la palabra. No comprendo cómo puede haber una tormenta si las nubes ni siquiera se han tocado. Parece demasiado irreal, aunque intentes mostrar lo contrario. Y asusta. Asusta mucho pensarlo.- Dijo, agachando la cabeza.
- Lo sé. Quizá no sea culpa de nadie. Que hay cosas que se nos escapan. En el fondo me esperaba todo esto, aunque me resistía hasta el final. No es admirable, lo sé. Parece enfermizo incluso. Y, aún así, se ha creado tanto... Cosas hermosas, ¿sabes? En otro momento diría que no tanto como tú, pero ya lo ves... No importa siquiera si ha sido todo una ilusión. Todo lo que salía de ella era verdadero. Al menos se sentía así. Y todo eso es difícil de olvidar. Dudo que lo haga. A pesar de todo.
- Siento que acabe así. Sin siquiera haber empezado. Tal vez si fuese otro tiempo, y otras circunstancias... Si no fuese tan grande que diese miedo mirarlo. Quizá ahí, hubiese sucedido algo. Y entonces mi silencio no sabría tan amargo. Ni las murallas serían tan altas. Ni mis ojos se abnegarían en lágrimas. ¿Quién sabe? No se nos concede siempre lo que queremos, aunque luchemos por ello. Y eso, aunque no guste, hace que haya otras cosas que parecen mejores.
- Podría ser. Otro lugar, otro mundo. Como ha sido siempre. Allí donde el eco no te devuelve la voz. También yo lo lamento. Podrían haber sido tantas cosas... En realidad tú no te irás nunca. No solo porque no te has llegado a quedar, sino porque en las mismas letras moras. Puede ser triste, es cierto, pero a la vez es hermoso. Me has abierto caminos que nadie había dicho que existían.
- Tampoco creo poder huir de todo esto. De alguna manera estamos conectados. El problema es, que aunque todo sea bonito, también es aterrador. ¿Es que no lo ves? Todo lo que haces está en tu cabeza. Y, tal vez sea como dices, pero hay muchas sombras entre toda esa luz. No puedo avanzar así. Todo explotaría como una pompa de jabon gigante. Todo se derrumbaría. Y tú también. Y no haré eso. Pones en mis manos un poder peligroso.
- Sí. Lo veo. Y lo entiendo. Por eso nada cambiará. Tú a un lado del cristal y yo al otro. Te tocaré con las palabras, y tú, tal vez, me acariciarás con las canciones. Te miraré en el rincón de mi mente, y mi silueta cruzará, quizá, de vez en cuando tus pensamientos. Y cada rayo de sol que aparezca ante mis ojos me recordará a ti. Porque siempre fuiste luz. Una luz en mi oscura cabeza.
- Lo sé. Quizá no sea culpa de nadie. Que hay cosas que se nos escapan. En el fondo me esperaba todo esto, aunque me resistía hasta el final. No es admirable, lo sé. Parece enfermizo incluso. Y, aún así, se ha creado tanto... Cosas hermosas, ¿sabes? En otro momento diría que no tanto como tú, pero ya lo ves... No importa siquiera si ha sido todo una ilusión. Todo lo que salía de ella era verdadero. Al menos se sentía así. Y todo eso es difícil de olvidar. Dudo que lo haga. A pesar de todo.
- Siento que acabe así. Sin siquiera haber empezado. Tal vez si fuese otro tiempo, y otras circunstancias... Si no fuese tan grande que diese miedo mirarlo. Quizá ahí, hubiese sucedido algo. Y entonces mi silencio no sabría tan amargo. Ni las murallas serían tan altas. Ni mis ojos se abnegarían en lágrimas. ¿Quién sabe? No se nos concede siempre lo que queremos, aunque luchemos por ello. Y eso, aunque no guste, hace que haya otras cosas que parecen mejores.
- Podría ser. Otro lugar, otro mundo. Como ha sido siempre. Allí donde el eco no te devuelve la voz. También yo lo lamento. Podrían haber sido tantas cosas... En realidad tú no te irás nunca. No solo porque no te has llegado a quedar, sino porque en las mismas letras moras. Puede ser triste, es cierto, pero a la vez es hermoso. Me has abierto caminos que nadie había dicho que existían.
- Tampoco creo poder huir de todo esto. De alguna manera estamos conectados. El problema es, que aunque todo sea bonito, también es aterrador. ¿Es que no lo ves? Todo lo que haces está en tu cabeza. Y, tal vez sea como dices, pero hay muchas sombras entre toda esa luz. No puedo avanzar así. Todo explotaría como una pompa de jabon gigante. Todo se derrumbaría. Y tú también. Y no haré eso. Pones en mis manos un poder peligroso.
- Sí. Lo veo. Y lo entiendo. Por eso nada cambiará. Tú a un lado del cristal y yo al otro. Te tocaré con las palabras, y tú, tal vez, me acariciarás con las canciones. Te miraré en el rincón de mi mente, y mi silueta cruzará, quizá, de vez en cuando tus pensamientos. Y cada rayo de sol que aparezca ante mis ojos me recordará a ti. Porque siempre fuiste luz. Una luz en mi oscura cabeza.
viernes, 22 de noviembre de 2013
And the light
Me convertí en agua hoy. Atravesé lugares que nunca imaginarían vislumbrar, a la velocidad de un fuerte rugido que se escapa de la garganta de un león. No sentía dolor. Chocaba con muchas cosas. Y yo iba rápido. De alguna manera, me había vuelto insensible. Me transformo, me adapto a lo que me rodea. No cambia la función, cambia el personaje. Lo demás sigue igual.
Me siento en una silla que no existe y le cuento cosas a una psicóloga que no tiene título alguno. Como si hubiese sido parte de mí desde siempre. Quizá siento que hablo, y que enfrente de mí solo hay un espejo. Pero no es así. La gente dice que es una estrella. Y es falso. Las estrellas se apagan, dejan de brillar. Y la luz que sigue llegando son un recuerdo constante que termina desapareciendo. No. Ella no es una estrella. Es la luz. Y si alguna vez se apaga, todo habrá llegado a su fin.
http://youtu.be/pSoxlgFi1u0
Me siento en una silla que no existe y le cuento cosas a una psicóloga que no tiene título alguno. Como si hubiese sido parte de mí desde siempre. Quizá siento que hablo, y que enfrente de mí solo hay un espejo. Pero no es así. La gente dice que es una estrella. Y es falso. Las estrellas se apagan, dejan de brillar. Y la luz que sigue llegando son un recuerdo constante que termina desapareciendo. No. Ella no es una estrella. Es la luz. Y si alguna vez se apaga, todo habrá llegado a su fin.
http://youtu.be/pSoxlgFi1u0
lunes, 4 de noviembre de 2013
Words
Un ejército de osos de lana que se mueven sobre un delicado cuerpo de ensueño. Una mano distante que quiere sentir el tacto de la piel en la que habitan dichos animales, y la sonrisa aterradora de un técnico que maneja la electricidad a su antojo, y que, sin embargo, no consigue dominar la tarea del día. ¿Dónde van las palabras que no se dicen? ¿Las devora un atrapasueños invisible que nos acompaña en el hombro, a modo de ángel? ¿Se pierden en la larga carretera del Olvido?
Las sombras del día se vuelven alegres, frente a la melancolía que suscita el caluroso Sol, es una catarsis extraña, donde se rompe con la concepción establecida de que todo lo que tiene que ver con lo luminoso es alegre, y que lo oscuro es triste o trágico. Recuerdos que se entrelazan como un juego de muñecas rusas, donde una palabra suya me conecta con el pasado al tiempo que se forma un boceto del presente. Y los horizontes se amplían, y la desnudez se acentúa, como cuando lees un libro y observas todas las acciones del personaje. Y así, día tras día, la ropa del interior se rompe en jirones. No me dejes sin palabras, solo sin habla.
Las sombras del día se vuelven alegres, frente a la melancolía que suscita el caluroso Sol, es una catarsis extraña, donde se rompe con la concepción establecida de que todo lo que tiene que ver con lo luminoso es alegre, y que lo oscuro es triste o trágico. Recuerdos que se entrelazan como un juego de muñecas rusas, donde una palabra suya me conecta con el pasado al tiempo que se forma un boceto del presente. Y los horizontes se amplían, y la desnudez se acentúa, como cuando lees un libro y observas todas las acciones del personaje. Y así, día tras día, la ropa del interior se rompe en jirones. No me dejes sin palabras, solo sin habla.
martes, 22 de octubre de 2013
¿Sabían ustedes que el cerebro asocia determinadas cosas con emociones? El ejemplo más común es una canción. "Nuestra canción", como dirían las parejas. Pero también existe con otros elementos, como un olor, un lugar, un animal determinado o una situación específica. Al final, se termina creando un torbellino de uniones que, si es algo que te marcó, o que simplemente sigue pugnando por estar en un resquicio de tu memoria; no podrás huir de él.
Y, si todo lo que acaba de leer es cierto, muy posiblemente haya pensado en algo, o en alguien.
Y, si todo lo que acaba de leer es cierto, muy posiblemente haya pensado en algo, o en alguien.
martes, 15 de octubre de 2013
Ausencia
Es curioso ver cómo cosas que no estaban dentro del círculo de la normalidad, un buen día entran y se instalan, pero cuando deciden salir, aunque sea durante un corto período de tiempo, uno siente que algo se marcha de adentro. Y, si la conexión era intensa, comienza a darse una sensación de vacío, igual que un ciego que pierde a su guía, dando tumbos, sin rumbo fijo. No obstante, si aquello que se ha marchado, regresa, o, al menos, se acerca al círculo, notamos cambios relevantes. Se oprime el pecho, la adrenalina se desborda, y gran parte de ese terreno de nadie, vuelve a recuperar las pautas de un camino a seguir.
Decimos que el tiempo es unidireccional, pero, ¿y si no lo fuera? Imaginen un montón de líneas representando el tiempo, y, ahora, una escena aparte: Una persona rechazando a otra. La única dirección temporal nos dice que "A" es así, que no hay otra posibilidad alternativa en ese momento. Pero, ¿y si de forma paralela sí se está aceptando a esa persona, en la línea "B"?
Del mismo modo en que la eternidad no es infinita, sino que es una expansión enorme del tiempo (pero siempre tiene un final), la ausencia de emociones, o de personas que las provoquen, no es interminable, y siempre se encuentran formas de recuperación de las mismas, aunque sea utilizando los recuerdos.
http://youtu.be/aBp5uaqK_BE
Decimos que el tiempo es unidireccional, pero, ¿y si no lo fuera? Imaginen un montón de líneas representando el tiempo, y, ahora, una escena aparte: Una persona rechazando a otra. La única dirección temporal nos dice que "A" es así, que no hay otra posibilidad alternativa en ese momento. Pero, ¿y si de forma paralela sí se está aceptando a esa persona, en la línea "B"?
Del mismo modo en que la eternidad no es infinita, sino que es una expansión enorme del tiempo (pero siempre tiene un final), la ausencia de emociones, o de personas que las provoquen, no es interminable, y siempre se encuentran formas de recuperación de las mismas, aunque sea utilizando los recuerdos.
http://youtu.be/aBp5uaqK_BE
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