La alegría se escapa como el agua que recogen mis manos; quizá soy un recipiente inadecuado. Tras la cortina se ven los ojos que observan y vigilan; y, al igual que semillas en el granero, guardo las palabras que no pueden ser olvidadas.
No soy fuerte, nada lo es. Hasta la imponente montaña se vuelve cañón. Hasta la roca más poderosa torna en arenilla, horadada por el agua y el viento. Las corazas sólo son monstruos que detienen bestias; un enemigo que abate posibles peligros. Y eso no sirve. La espada del doble filo es sangrienta a más no poder. ¿Dónde he dejado tiradas mis viejas ilusiones?
Espero un mes que se aproxima, largo como los días y corto como la vida. Entre la maleza del recuerdo existe una mujer que peleó y que aún se corta; y allí donde los caminos se rompieron supimos mantener un pie al lado de la línea.
Rodeados de paraísos perdidos seguimos pisando la misma tierra que juramos defender, y las olas que derriben el barco serán las últimas. Tal vez se convierta en una armadura si mi cuerpo es su espada; en el filo del olvido necesitamos la voz de la llama.
Voy en su busca, y quiero pensar que yo soy buscado; entre los pasos que avanzan y los que retroceden hay un trecho. Puedo entregar más de lo que hay en los muros y la tinta; y a cada dicha responderé con otra mayor. Pero si mis manos tocan ceniza y mis labios besan cristales, entonces me ahogaré en otros mares. Y no arrastraré a nadie a las profundidades.
El arcoiris nunca refleja el negro de tus ojos.
https://youtu.be/XbthRHKOuo8
Bienvenido a un mundo tan abstracto como lo que pasa por mi cabeza. Literatura rompecabezas que significa cualquier cosa menos la que es. O puede que veas la realidad.

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sábado, 30 de abril de 2016
lunes, 19 de octubre de 2015
Los monstruos
- ¿Qué le ocurre al bosque? ¿Lo sabes?
- Me temo que sí. Sin quererlo se han escapado pequeños monstruos que guardaba, y ahora pueblan la espesura. Pero tranquila, terminan volviendo.
- ¿Monstruos?
- Sí. La tristeza desgarradora; la soledad aislante; los celos ahogadizos; en fin, todo eso que anida en el fondo del horror de los humanos, aguardando su momento.
- ¿Y por qué se han ido a este bosque? - Inquirió, asustada.
- Les gusta el lugar. Yo no puedo controlarlos.
- Si quieres, yo podría terminar con ellos, por ti.
- ¡Oh! No, no te podría pedir eso. Y, aunque realmente quisieras hacerlo, no te sería posible acabar con todos.
- ¿Y eso por qué? ¿No me crees capaz?
- No. No es eso. Te quedaría un monstruo aún más grande, uno que tú no querrías matar, porque ha terminado formando parte de ti, de una forma u otra.
- ¿Qué... Qué clase de monstruo es ese que me describes?
- Yo mismo.
- Me temo que sí. Sin quererlo se han escapado pequeños monstruos que guardaba, y ahora pueblan la espesura. Pero tranquila, terminan volviendo.
- ¿Monstruos?
- Sí. La tristeza desgarradora; la soledad aislante; los celos ahogadizos; en fin, todo eso que anida en el fondo del horror de los humanos, aguardando su momento.
- ¿Y por qué se han ido a este bosque? - Inquirió, asustada.
- Les gusta el lugar. Yo no puedo controlarlos.
- Si quieres, yo podría terminar con ellos, por ti.
- ¡Oh! No, no te podría pedir eso. Y, aunque realmente quisieras hacerlo, no te sería posible acabar con todos.
- ¿Y eso por qué? ¿No me crees capaz?
- No. No es eso. Te quedaría un monstruo aún más grande, uno que tú no querrías matar, porque ha terminado formando parte de ti, de una forma u otra.
- ¿Qué... Qué clase de monstruo es ese que me describes?
- Yo mismo.
lunes, 5 de octubre de 2015
Reflejos
Me corté con los cristales,
bola de acero que rompe
el espejo engañoso.
Cicatriz abierta, dulce,
riega el sueño olvidado,
riega el desengaño.
Yo quise disparar, lo juro,
y se encasquilló el mundo
junto con la verdad.
No vi el monstruo que
me agarraba de frente,
absorto como estaba
en un futuro inerte.
Y grito, y callo, solo,
nadie más en casa,
nadie más asustado.
Lo juro, creí en la
coraza de la risa,
y hoy sólo conservo
un olvido recordado.
Lo juro, creí que
veía mi rostro reflejado,
y ahora descubro
que rompí la barrera
que nos unía.
Poema finalista en II Certamen de poesía "Piezas de misterio", de Cuponeta Editorial.
martes, 26 de mayo de 2015
La ciudad de las sombras
Las viejas ramificaciones se unen con
las nuevas, dentro del árbol milenario de la ciudad. Las sombras se
esconden entre los pulmones de la vida, y todo viajero sabe que puede
ser atraído por el afilado corte de la curiosidad. No sabes qué hay
en cada portal, en cada esquina, cuando tus pasos te llevan a lo
antiguo.
¿Qué se esconde tras las máscaras de
la gente? Ellos también respiran la oscuridad de la ciudad. Algunos
conocen bien por dónde se mueven los monstruos y prefieren
evitarlos. Otros, en cambio, se unen a ellos para aumentar las
legiones. El humo de las tinieblas puede deslizarse por el gaznate,
entrar en las venas diluido en sangre, o meterse por la nariz,
carcomiendo el tabique con su mala praxis.
Todo visitante es atraído por la falsa
luz atractiva de los neones, que indican el camino hacia el negro
palacio de la noche. Claro que, todo tiene un precio. Nada es gratis
en la cuna del placer.
Intrincados callejones hacia la locura,
nuevas experiencias, donde los museos de lo cotidiano cambian de
exposición conforme pasan las horas. Los templos de los abstemios
solo se llenan una vez, durante el día, hasta que los cubren las
alas de la bruma, la niebla de los sentidos, los jinetes tenebrosos.
Los cuadros de la gente se difuminan, y se confunden, surreales,
extraños, obras de Monet en la distancia. Ser parte o no de la
ciudad, te preguntarás. Fundirse con los muros, las pisadas
uniformes del espectro que lo controla todo. O correr persiguiendo la
salvación, en contra de los designios del corazón, que domina los cerebros
de la gente que entra en su circulación.
Si me preguntas a mí, no sé qué
decirte. Si me preguntas a mí, puede que no sepa la respuesta.
Porque nunca traspasé la línea que separa la ciudad de mis pies.
domingo, 17 de mayo de 2015
Monstruos
Él esperaba sentado a que alguien
fuese a llevárselo. Lo que no sabía era que nadie haría eso. Nunca
se había parado a sembrar nada, tan descuidado como era, y, aunque
la soledad vivía haciéndole compañía, se las apañaba y se
consolaba pensando que algún día llegaría una persona que lo
salvaría.
No le gustaba su entorno. Había
crecido aprendiendo a recluirse de aquello que no le gustaba. El día
a día. La ignorancia que rezumaba de las demás personas. Las
burlas, los dedos acusadores sobre el fantasma extraño que
representaba. Un golpe invisible tras otro, junto a algunos de
verdad, habían hecho de él la persona que era. Quizá no era
especial, es cierto, pero aprendió a valorar los pequeños gestos,
las palabras amables y las sonrisas sinceras. Aprendió a valorar
aquello que escaseaba entre los laberintos de la calle.
Encontró las manos amigas entre hojas
de papel manchadas de tinta, los ojos que no apuñalan, y la burla
que no destroza, se quedaron entre las esquinas de la mente.
¿Cómo puede quejarse la voz colectiva
de su reclusión entre las plácidas cárceles del conocimiento,
cuando fueron los hijos bastardos del odio y el rencor los que
apedrearon su frágil escudo?
¿Cómo puede quejarse si aquello que
resulta diferente es presionado hasta la destrucción? Quizá con la
salvedad de que si vuelve al redil se le protegerá de las
dentelladas de las ovejas blancas.
Y ahora, cada vez que intenta crear una
relación productiva, le tiemblan las manos al sujetar la regadera.
Porque la realidad duele. La realidad asusta. Porque los monstruos de
verdad no son ficticios.
Te saludan por la calle.
lunes, 13 de abril de 2015
Sal
De nada sirvió darle la mano al silencio que tú misma me diste. Resignado, las estrechamos, como dos educados enemigos que no tienen más remedio que convivir juntos. Asentí con la cabeza, y, con un saludo, me marché. Él se vino conmigo, claro, ¿con quién iba a marcharse entonces?
Y, justo cuando ya nos llevamos bien, hasta el punto de olvidar las viejas rencillas, apareces tú de la mano del caos, y me apartas de mi compañero. Quizá entendí alguna de las palabras que dijiste, no lo sé. Fue extraño. ¿Qué sentido tiene aparecer ahora?
Ya enterraste en una fosa a medio hacer todas las palabras que pude formar para alejar al silencio, y tú te encargaste de dar la orden que abrió fuego. Entonces, ¿qué haces aquí ahora? Llevas en tu mejilla la sangre de los vencidos, donde el carmín se vuelve pálido, y tu sonrisa recrea monstruos ya desaparecidos.
Lárgate, márchate. No está bien dispararme en la pierna para luego salir corriendo y pedir que te siga. No le veo la lógica.
La sal no es lo mejor para las heridas, deberías saberlo.
Y, justo cuando ya nos llevamos bien, hasta el punto de olvidar las viejas rencillas, apareces tú de la mano del caos, y me apartas de mi compañero. Quizá entendí alguna de las palabras que dijiste, no lo sé. Fue extraño. ¿Qué sentido tiene aparecer ahora?
Ya enterraste en una fosa a medio hacer todas las palabras que pude formar para alejar al silencio, y tú te encargaste de dar la orden que abrió fuego. Entonces, ¿qué haces aquí ahora? Llevas en tu mejilla la sangre de los vencidos, donde el carmín se vuelve pálido, y tu sonrisa recrea monstruos ya desaparecidos.
Lárgate, márchate. No está bien dispararme en la pierna para luego salir corriendo y pedir que te siga. No le veo la lógica.
La sal no es lo mejor para las heridas, deberías saberlo.
miércoles, 18 de marzo de 2015
El hombre extraño
La fuente de las almas ya no funciona, alguien la ha cortado. Entre las tuberías del infierno debe haber una avería, y todas salen por el mismo lado, sin poder acudir a su cita con la eternidad del dolor. Pero, ¿quién ha podido hacer eso? Veamos...
Hay un hombre riéndose al fondo, con un parche en el ojo, y un semblante que da miedo. Si le preguntas te dirá que no sabe nada, que solo es uno más entre miles, cuando en realidad guarda en su bolsillo algo que es más fuerte que nuestro poder sobre el inframundo.
Nadie puede detenerlo, a pesar de las múltiples órdenes de captura que hay contra él, tanto por parte del cielo, como del infierno. Es una persona peligrosa, y un gran enemigo. Camina y trabaja solo, y quiere subvertir el mundo irracional que hemos creado para los humanos.
Unos dicen que es un monstruo, otros que es un fantasma anterior a todo cuanto existe. Pero solo yo sé qué es. Simplemente es un humano, que, cuando alguien quiere atraparlo, saca una libreta de su bolsillo, y comienza a escribir. Entonces suceden muchas cosas. Aquí, en el inframundo, nosotros carecemos de imaginación, porque nos está prohibida desde nuestro nacimiento, por orden de los entes que dominan nuestras vidas. Aunque no para él.
Así pues, empiezan a salir objetos de la nada, animales, personas hermosas, o, simplemente una profunda niebla que te impide perseguirlo. Puede obtener cualquier cosa de ahí, y eso nos molesta, y mucho. Porque nosotros también queremos y no podemos.
Nos hace dudar de la supremacía de las matemáticas y de la armonía de lo existente. No hay tal cosa. El que no podamos cogerle nos muestra de una forma irritante que el caos impera junto con el orden, inseparables. Y empiezo a creer que realmente va a transformar todo, porque, ¿quién no quiere hacer aparecer lo que sueña?
Solo hay un problema, que es el que me contó antes de irse, y es que, los muros de la realidad hacen que aquello que nos muestra ante nuestros ojos, solo es posible leyendo la hoja de la libreta que deja caer, del mismo modo en que esta voz no resonaría en tu cabeza si no estuvieras leyendo esto.
Aquel hombre, sin nosotros, no sería nada. Nosotros, con aquel hombre, lo somos todo.
Para María.
Palabras clave: Imaginación, irracional, matemáticas.
Hay un hombre riéndose al fondo, con un parche en el ojo, y un semblante que da miedo. Si le preguntas te dirá que no sabe nada, que solo es uno más entre miles, cuando en realidad guarda en su bolsillo algo que es más fuerte que nuestro poder sobre el inframundo.
Nadie puede detenerlo, a pesar de las múltiples órdenes de captura que hay contra él, tanto por parte del cielo, como del infierno. Es una persona peligrosa, y un gran enemigo. Camina y trabaja solo, y quiere subvertir el mundo irracional que hemos creado para los humanos.
Unos dicen que es un monstruo, otros que es un fantasma anterior a todo cuanto existe. Pero solo yo sé qué es. Simplemente es un humano, que, cuando alguien quiere atraparlo, saca una libreta de su bolsillo, y comienza a escribir. Entonces suceden muchas cosas. Aquí, en el inframundo, nosotros carecemos de imaginación, porque nos está prohibida desde nuestro nacimiento, por orden de los entes que dominan nuestras vidas. Aunque no para él.
Así pues, empiezan a salir objetos de la nada, animales, personas hermosas, o, simplemente una profunda niebla que te impide perseguirlo. Puede obtener cualquier cosa de ahí, y eso nos molesta, y mucho. Porque nosotros también queremos y no podemos.
Nos hace dudar de la supremacía de las matemáticas y de la armonía de lo existente. No hay tal cosa. El que no podamos cogerle nos muestra de una forma irritante que el caos impera junto con el orden, inseparables. Y empiezo a creer que realmente va a transformar todo, porque, ¿quién no quiere hacer aparecer lo que sueña?
Solo hay un problema, que es el que me contó antes de irse, y es que, los muros de la realidad hacen que aquello que nos muestra ante nuestros ojos, solo es posible leyendo la hoja de la libreta que deja caer, del mismo modo en que esta voz no resonaría en tu cabeza si no estuvieras leyendo esto.
Aquel hombre, sin nosotros, no sería nada. Nosotros, con aquel hombre, lo somos todo.
Para María.
Palabras clave: Imaginación, irracional, matemáticas.
jueves, 12 de marzo de 2015
Las sombras de la ciudad
El espectro de la ciudad es un árbol con ramificaciones extrañas, perturbadoras. Un murmullo de oscuridad corroe los callejones y las alcantarillas exteriores. Figuras grises, no hay matiz, no hay conocimiento sobre el tamaño del monstruo o de la cuchilla. Da igual que quieras protegerte el cuello, si no tienes cuidado, el farolillo rojo te atraerá hacia la misma puerta de las tinieblas.
Las sombras de la ciudad están ahí, aunque no puedas verlas, aunque no quieras verlas. Tú eres parte de ellas, en mayor o menor medida. De ti depende que te absorban o luchar contra ellas. Es cierto que no sabes cuales son, pero de algún modo, se distinguen de lo demás porque rompen con lo que esperabas. Seguridad, armonía, olvida eso. Si no puedes ver la brecha en las pisadas del asfalto es que realmente ya te ha devorado la ciudad.
Las sombras de la ciudad están ahí, aunque no puedas verlas, aunque no quieras verlas. Tú eres parte de ellas, en mayor o menor medida. De ti depende que te absorban o luchar contra ellas. Es cierto que no sabes cuales son, pero de algún modo, se distinguen de lo demás porque rompen con lo que esperabas. Seguridad, armonía, olvida eso. Si no puedes ver la brecha en las pisadas del asfalto es que realmente ya te ha devorado la ciudad.
lunes, 2 de marzo de 2015
En Versión Original
Me quedo mirando el cielo desde el porche, mientras el último cigarrillo de la tarde me consume. Todo pasa igual que una película muda en blanco y negro. No hay sonido, no hay gritos, ni ruido. Solo los gestos torpes de quien pretende manejar universos que no le corresponden. Un vulgar intruso en el territorio de sombras ya desvanecidas por el miedo y el espacio. No se escuchan los golpes, ni los gemidos, solo un sordo rumor que el viento se lleva. De fondo, la voz de Joan Baez no cesa de repetir una y otra vez una frase, igual que si un disco rallado se hubiese apropiado de mi cabeza: "And there you stayed, temporarily lost at sea".
Miles de mariposas frente a mi puerta, exigiendo paz, pidiendo flores, ¿qué puedo daros yo, si soy la marioneta de esta nueva era? ¿Qué castigo podéis exigirme si aplasté la vida entre las palmas de mis manos? Fuera, fuera de aquí. Los palos venenosos de mis pulmones romperán vuestras alas. Fuera, fuera de aquí. Los monstruos no mostramos nuestro verdadero rostro.
https://www.youtube.com/watch?v=1ST9TZBb9v8
Para María
Palabras clave: Folk, años 60, cine clásico.
Miles de mariposas frente a mi puerta, exigiendo paz, pidiendo flores, ¿qué puedo daros yo, si soy la marioneta de esta nueva era? ¿Qué castigo podéis exigirme si aplasté la vida entre las palmas de mis manos? Fuera, fuera de aquí. Los palos venenosos de mis pulmones romperán vuestras alas. Fuera, fuera de aquí. Los monstruos no mostramos nuestro verdadero rostro.
https://www.youtube.com/watch?v=1ST9TZBb9v8
Para María
Palabras clave: Folk, años 60, cine clásico.
domingo, 1 de marzo de 2015
La abogada
- ¿Cómo le fue ayer el día señorita N? ¿Siguió mis consejos?
- Bueno... Intenté hacerlo, pero no tuvieron efecto. Volví a romper cosas. Me han abierto un expediente. Suspendida de empleo y sueldo durante un mes.
- ¡Pero eso es terrible! ¿Qué ocurrió?
- Ya le conté que nos habían puesto por parejas para realizar el seguimiento del juicio a la farmaceutica Kronos, ¿no? Pues, mi compañero y yo, somos dos caras de la misma moneda. Él cruz, y yo cara. Es la persona más insensible que me he encontrado en todos los años que llevo ejerciendo la abogacía. Solo piensa en el beneficio, y le da igual todo lo demás. Y eso choca completamente conmigo.
- Por eso le dije que intentase abstraerse, pensar en otra cosa, e intentar llevarse bien con él a pesar de sus diferencias. Son compañeros de trabajo. Lo personal debe apartarse.
- Lo sé, lo sé, pero... Lo que ocurrió ayer pudo conmigo.
Respiro hondo, y comienzo a narrar lo sucedido.
- Verás, paralelamente al juicio pendiente, estuvimos estudiando el resultado de otro procedimiento con la farmacéutica Shini-GMI, quién comercializó un medicamento que provocaba focomelia a los bebés, pues se usaba para calmar las náuseas en período de embarazo. El caso es, que este resultó favorable para la farmacéutica en España, y, aunque es uno de muchos casos, mi compañero expresó abiertamente que era normal esto, pues no había negligencia alguna por parte de la farmacéutica. Que todo era, responsabilidad de quien compró el medicamento sin informarse bien de sus posibles efectos.
Me detuve un poco, frenética como estaba, con la ansiedad dominando el pecho, y la música de la intranquilidad retumbando en mi cabeza.
- Fue ahí, cuando, ajena a cualquier control de mi cuerpo, comencé a derribar cosas. La mesa, por los suelos. Las sillas, lanzadas contra los armarios. Las tazas del café, hechas añicos, con el líquido corriendo sobre pavimentos de papel y oscuridad. Me sujetaron los compañeros. Algo me había invadido. Dormido como estaba, aquellas palabras despertaban el monstruo que descansaba en mi interior.
Me detuve. Estaba sudando. Revivirlo todo no me hacía ningún bien. sobre todo cuando volvía atrás.
- Comprendo... Pero, no debería tomarse así las cosas señorita N, trae problemas, como ya has visto. No dejes que la sensibilidad controle tu cabeza. Tienes que mantenerte firme. Ten, te recetaré unas nuevas pastillas, ven a verme mañana, cuando estés más calmada.
- Está bien. - Suspiré, contenta de que aquello acabase.
Lo que no sabía la psicóloga, es que el hermanito de N murió por una malformación en la cabeza, que conforme iba creciendo, le iba aplastando el cerebro. Quizá el juzgar, y el hablar sin conocer realmente lo que hay detrás sea lo que crea locos donde no los hay, y cuerdos donde solo hay locura.
Para Nuria.
Palabras clave: Indómita, temperamental, sensible.
- Bueno... Intenté hacerlo, pero no tuvieron efecto. Volví a romper cosas. Me han abierto un expediente. Suspendida de empleo y sueldo durante un mes.
- ¡Pero eso es terrible! ¿Qué ocurrió?
- Ya le conté que nos habían puesto por parejas para realizar el seguimiento del juicio a la farmaceutica Kronos, ¿no? Pues, mi compañero y yo, somos dos caras de la misma moneda. Él cruz, y yo cara. Es la persona más insensible que me he encontrado en todos los años que llevo ejerciendo la abogacía. Solo piensa en el beneficio, y le da igual todo lo demás. Y eso choca completamente conmigo.
- Por eso le dije que intentase abstraerse, pensar en otra cosa, e intentar llevarse bien con él a pesar de sus diferencias. Son compañeros de trabajo. Lo personal debe apartarse.
- Lo sé, lo sé, pero... Lo que ocurrió ayer pudo conmigo.
Respiro hondo, y comienzo a narrar lo sucedido.
- Verás, paralelamente al juicio pendiente, estuvimos estudiando el resultado de otro procedimiento con la farmacéutica Shini-GMI, quién comercializó un medicamento que provocaba focomelia a los bebés, pues se usaba para calmar las náuseas en período de embarazo. El caso es, que este resultó favorable para la farmacéutica en España, y, aunque es uno de muchos casos, mi compañero expresó abiertamente que era normal esto, pues no había negligencia alguna por parte de la farmacéutica. Que todo era, responsabilidad de quien compró el medicamento sin informarse bien de sus posibles efectos.
Me detuve un poco, frenética como estaba, con la ansiedad dominando el pecho, y la música de la intranquilidad retumbando en mi cabeza.
- Fue ahí, cuando, ajena a cualquier control de mi cuerpo, comencé a derribar cosas. La mesa, por los suelos. Las sillas, lanzadas contra los armarios. Las tazas del café, hechas añicos, con el líquido corriendo sobre pavimentos de papel y oscuridad. Me sujetaron los compañeros. Algo me había invadido. Dormido como estaba, aquellas palabras despertaban el monstruo que descansaba en mi interior.
Me detuve. Estaba sudando. Revivirlo todo no me hacía ningún bien. sobre todo cuando volvía atrás.
- Comprendo... Pero, no debería tomarse así las cosas señorita N, trae problemas, como ya has visto. No dejes que la sensibilidad controle tu cabeza. Tienes que mantenerte firme. Ten, te recetaré unas nuevas pastillas, ven a verme mañana, cuando estés más calmada.
- Está bien. - Suspiré, contenta de que aquello acabase.
Lo que no sabía la psicóloga, es que el hermanito de N murió por una malformación en la cabeza, que conforme iba creciendo, le iba aplastando el cerebro. Quizá el juzgar, y el hablar sin conocer realmente lo que hay detrás sea lo que crea locos donde no los hay, y cuerdos donde solo hay locura.
Para Nuria.
Palabras clave: Indómita, temperamental, sensible.
viernes, 20 de febrero de 2015
Apuestas
Andar bajo la lluvia puede ser alentador, sobre todo si no tienes adonde ir. Caminar, caminar, y avanzar hacia una ciudad derruida, donde los destrozos cubren el pavimento, y los edificios parecen haber sido cortados con una espada en un corte diagonal.
Ustedes no saben lo que es ver la completa calma en movimiento. Coches destrozados, brisas de aire que se llevan la primavera lejos, y monstruos de nieve que buscan destrozarte con sus gélidos abrazos.
No sé si soy un perdedor, cuando en este momento solo estamos yo y la soledad. No sé si hago mal mis apuestas, jugándome lo único que me queda. Mi ropa, un libro, y una sonrisa. Si te atreves, ven, haz tu apuesta.
Ustedes no saben lo que es ver la completa calma en movimiento. Coches destrozados, brisas de aire que se llevan la primavera lejos, y monstruos de nieve que buscan destrozarte con sus gélidos abrazos.
No sé si soy un perdedor, cuando en este momento solo estamos yo y la soledad. No sé si hago mal mis apuestas, jugándome lo único que me queda. Mi ropa, un libro, y una sonrisa. Si te atreves, ven, haz tu apuesta.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
Planes
Hoy no estoy aquí. Me perdí. Un monstruo que no dispone de sus cinco sentidos ocupa mi lugar. Es una sensación extraña tiritar de miedo, cuando todo lo que habías formado en la hipótesis se derrumba como un castillo de naipes. Y, sobre todo, la impotencia de no poder hacer nada para evitar eso. Solo si eres previsor puedes idear formas de salvar una parte de la estructura, pero ni aún así controlas lo más mínimo: solo te vuelves un juguete de las acciones externas.
Es cierto eso de que nada que sea importante sale tal y como lo planeas, pero, ¿no es eso acaso lo que hace más interesante el desarrollo? La agudeza, el ingenio, cualquier cosa sirve como aliada para salvar los obstáculos y tomar otro camino, que, quizá sea menos placentero, pero tiene el mismo fin. Lo que no se puede hacer es quedarse mirando la barrera natural de la carretera, eso es la perdición.
http://youtu.be/cQW9yrYtjEw
Es cierto eso de que nada que sea importante sale tal y como lo planeas, pero, ¿no es eso acaso lo que hace más interesante el desarrollo? La agudeza, el ingenio, cualquier cosa sirve como aliada para salvar los obstáculos y tomar otro camino, que, quizá sea menos placentero, pero tiene el mismo fin. Lo que no se puede hacer es quedarse mirando la barrera natural de la carretera, eso es la perdición.
jueves, 3 de octubre de 2013
¿Dentro?
Al principio fue como una hormiga pequeña que se quedaba enredada en la tela de una hambrienta araña. La hormiga pugna por escapar de aquella prisión pegajosa, mientras ve acercarse a aquel monstruo que, en cuanto pueda, le drenará la vida.
Luego fue como si un ejército de termitas empezaran a invadir las calles. Seres temibles, que provocan pavor solo con ver su color rojo. Ahora son ellas las depredadoras. Dan igual los obstáculos. Llega la caballería. Y es que ella construyó a su alrededor un muro protegido con alambre de espino, donde solo tenían cabida los finales felices. Enormes campos de minas impedían la entrada de finales truculentos, tristes o desagradables. No podían entrar. La vida era demasiado dura como para dinamitarla con aún más dureza. No importaba lo que había antes del fin. Las balas le laceraban el corazón con la misma fuerza.
Entonces dejó que atravesara la aduana un completo desconocido, o casi. No tenía conocimiento sobre lo que aquella persona podría hacer dentro de su protegido mundo. Ella quería volar, toda vestida de blanco, rumbo a una isla desierta, junto a una persona de ensueño. Pero el misterioso personaje se mostraba, aparentemente, bajo una careta de payaso, dispuesto a hacer mil y una locura. Rompía sus esquemas, trastocaba su mundo y dejaba un reguero de sombras en el futuro donde se suponía que habría luz, pero confiaba en que ese tiempo posterior no sería sino más claro de lo que era su presente. Aquel hombre ya tenía en sus manos el detonador. De él dependía destrozar las pocas barreras que quedaban, o, por el contrario, volarla a ella en mil pedazos.
http://youtu.be/Y3qseZJOkeI
Luego fue como si un ejército de termitas empezaran a invadir las calles. Seres temibles, que provocan pavor solo con ver su color rojo. Ahora son ellas las depredadoras. Dan igual los obstáculos. Llega la caballería. Y es que ella construyó a su alrededor un muro protegido con alambre de espino, donde solo tenían cabida los finales felices. Enormes campos de minas impedían la entrada de finales truculentos, tristes o desagradables. No podían entrar. La vida era demasiado dura como para dinamitarla con aún más dureza. No importaba lo que había antes del fin. Las balas le laceraban el corazón con la misma fuerza.
Entonces dejó que atravesara la aduana un completo desconocido, o casi. No tenía conocimiento sobre lo que aquella persona podría hacer dentro de su protegido mundo. Ella quería volar, toda vestida de blanco, rumbo a una isla desierta, junto a una persona de ensueño. Pero el misterioso personaje se mostraba, aparentemente, bajo una careta de payaso, dispuesto a hacer mil y una locura. Rompía sus esquemas, trastocaba su mundo y dejaba un reguero de sombras en el futuro donde se suponía que habría luz, pero confiaba en que ese tiempo posterior no sería sino más claro de lo que era su presente. Aquel hombre ya tenía en sus manos el detonador. De él dependía destrozar las pocas barreras que quedaban, o, por el contrario, volarla a ella en mil pedazos.
http://youtu.be/Y3qseZJOkeI
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