Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Mostrando entradas con la etiqueta lugar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta lugar. Mostrar todas las entradas

martes, 26 de enero de 2016

El mar imposible

Existe un mar en el que nunca podremos bañarnos. Muchas veces intentaremos acceder a él, porque sabemos que no es inaccesible: Vemos a otras personas bañándose en él, o que ya lo han hecho y vuelven a casa.

Pero no nosotros. Lo contemplaremos, cuando el sol se eleve en el cielo. Llegaremos a oler la humedad, imaginarnos la sensación del agua cubriendo nuestra piel. Nada más.

Porque hay lugares que simplemente no se hicieron para nosotros, estrellas apagadas en un cielo lleno de luces. Y no importa lo que intentemos. Siempre habrá un mar en el que jamás podremos estar.

Siempre habrá una playa con la arena fina que no pisaremos, descalzos, sobre un suelo de piedras que rajan la planta de los pies. Y recordaremos, oh sí, lo haremos.

Recordaremos que esos sitios nos hicieron crecer, avanzar, hacia otros que no habíamos visto.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Al pie del cerezo


Sus ojos se humedecieron cuando se encontró frente al viejo cerezo. Al pie del árbol había enterrado sus recuerdos, de cuando conoció a M y habló con ella. En una caja de cartón, ahí cabían todos.

Cogió la pala, y comenzó a excavar. Aún sabía el lugar exacto. La flor del cerezo estaba en su apogeo. Igual que aquel día. La encontró por casualidad y se quedó prendado. Lo intentó. Intentó acercarse a ella. Pero eso no siempre es posible. Lo extraño de todo es que lloró ella, no él. Una daga de doble filo, el amor.

Paró de excavar. Sacó la caja y la abrió. Sonrió con amargura y se fue. No había nada. 


Seleccionado en II Concurso Internacional de Microcuentos, de la editorial Talento Comunicación. 

sábado, 21 de diciembre de 2013

Out

Es cierto que te sales de la composición, el cuadro en la pared, y tú no deberías estar ahí, pero yo tampoco. ¿Qué hacemos en medio de jardines de cenizas? Con la escarcha danzando a nuestro alrededor, y sintiendo las palabras como dagas de hielo. No, no perteneces a ese lugar. Fuera. Me marcharé contigo. Y por el camino cantaremos canciones que hablen de las llamas que prenden de los faroles. Y pisaremos los charcos mientras vemos diluirse en ellos la luna llena, danzando igual que una bailarina de madera sobre el rompeolas de la playa.

Te mostraré cosas que antes habían permanecido encerradas, y las alarmas de los cinco sentidos saltarán en mil pedazos, y tal vez entonces salgan los lobos aullando en el bosque de tus ojos...

http://youtu.be/3GqTzn7Hi3U

viernes, 29 de noviembre de 2013

Cold water

Vamos a andar sobre los charcos. Se sentirá igual que pisotear el cielo. Humedad. Ligereza. Llegará un momento en que quieras saltar, no basta con tocar, necesitas sentir. Sentir que tu presencia se nota, salpicando alrededor. Que tus decisiones alcanzan otros puntos de tu diminuto mundo. Tira el paraguas a la carretera, las ideas deben empaparte por completo, no bloquees el flujo natural de las cosas. Si necesitas volar, solo extiende tus alas, la lluvia no impedirá que seas otro barquito más en la inmensidad del océano aéreo. Es extraño encontrarte aquí, en la ciudad, ¿sabes? Pareces haber venido de un lugar lejano, donde nada perturba la paz y la justicia es algo más que una palabra vacía, un lugar ajeno a la mano del hombre. Y aquí estás, en esta jungla de humo y hormigón, esperando a que llueva algo que no sea ácido para poder saltar en los charcos. 




martes, 26 de noviembre de 2013

Universos paralelos

Se empieza a crear nieve en la habitación, y me encuentro en el centro. Todos los espacios se van tiñendo de blanco, exceptuando el lugar que ocupan mis pies, y un poco más. Se forman picos de hielo en la madera de la cama, asemejando a una gélida cárcel impenetrable. Comienzo a tiritar. La ropa que llevo comienza a humedecerse y no es suficiente para retener la calor. Me agacho y me abrazo sobre mis piernas. El gélido aire que hay dominando el lugar contrasta con el de mi aliento, y ambos se pelean, formando vahos visibles. No se puede salir. Alguien selló la puerta desde el exterior, y nada sirve para combatir la temperatura que se forma.

En el momento en que pienso que ya no hay escapatoria y me rindo a la situación, se abre la puerta, despacito, con timidez. Y aparece ella, tranquila, sin prisas. Derrite la nieve que hay en cada rincón que pisa, y las jaulas naturales que formaban el hielo, se transformaban en charcos de agua. Al llegar a mí, colocó su mano sobre mi rostro, y, sonriéndome, recorrió el resto de mi cuerpo con su otra mano. El calor corporal se estabilizaba allí donde posaba ella su piel, y, antes de perder del todo la consciencia, no pude evitar robarle un poco de luz de su mirada.



lunes, 25 de noviembre de 2013

Mister sonrisas

Hay gente a la que le gustaría tener una vida diferente, el cuerpo de una persona distinta, tal vez. A mí a veces me gustaría ser un muñeco. Trasladarme en un aura azul a varios kilómetros de aquí y meterme en un oso. Habitaría en una cama, y sentiría el aliento de alguien posarse sobre mí. Quizá también algunos abrazos. La voluntad estática del cuerpo impediría que me moviese, y, aún así, habría un intercambio de la materia más básica. Electrones saltando de un sitio al otro. Entonces volvería a cambiar de lugar, y sería el electrón. Recorrería su cuerpo detalle a detalle, como un doctor que busca el origen a una enfermedad extraña.

Y, sin embargo, la electricidad que se forma al entrar en contacto mi verdadero cuerpo con el suyo, es algo que no podría dejar al azar de los recipientes menores de la materia. 

martes, 22 de octubre de 2013

¿Sabían ustedes que el cerebro asocia determinadas cosas con emociones? El ejemplo más común es una canción. "Nuestra canción", como dirían las parejas. Pero también existe con otros elementos, como un olor, un lugar, un animal determinado o una situación específica. Al final, se termina creando un torbellino de uniones que, si es algo que te marcó, o que simplemente sigue pugnando por estar en un resquicio de tu memoria; no podrás huir de él.


Y, si todo lo que acaba de leer es cierto, muy posiblemente haya pensado en algo, o en alguien. 



miércoles, 9 de octubre de 2013

Mensaje sin botella

Recuerdo un combate de sumo entre un hombre delgado, y otro enorme, bastante gordo. Los dos dentro de un círculo que delimita la victoria y la derrota. A veces me pongo a dar vueltas alrededor, hasta quedar mareado. Es entonces cuando echo las cuerdas alrededor, hasta formar un árbol en el centro.

Dibujo una ley en la arena del suelo: "Puedes cambiar de lugar, de estación, o de situación. Pero queda prohibido alejarse a más de un palmo de nuestras cabezas." Entonces lanzo al mar un ramo de flores, que es engullido por el agua, y llevado de viaje al otro lado del mar. Se queda esperando en la orilla, hasta que su destinataria las recoja y regrese de vuelta a casa.

viernes, 4 de octubre de 2013

Nuevas hojas

Bolas de algodón
cruzan Ivalice,
frías y húmedas
sobre el paredón.

¿Quién es el reo?
Murmura el viento.
¿Quién el verdugo?
Susurra el pueblo.

Ante el pelotón
de fusilamiento se
haya la firme Nada, 
pena capital por
vivir por cuatro años
en el mismo lugar.

El sucio estanque
de feos patos,
los tristes campos
de cizaña sembrados.

Los grises bosques
de fuego quemados,
los olvidados prados
de bellas rosas cortados.  
 
Apretó el gatillo
el capitán Alegría,
llenando de luz
la sombra del día.

Y fue justo entonces
cuando aguas verdes
y patos feos mueren.

Y fue justo entonces
que dibujó sonrisas
en el lugar donde las
lágrimas tenían prisas.


"Hay placer en los bosques sin senderos, hay éxtasis en una costa solitaria. Está la soledad donde nadie se inmiscuye, por el océano profundo y la música con su rugido: No amo menos al hombre pero si más a la naturaleza."-Lord Byron.

sábado, 21 de septiembre de 2013

El derecho como papel mojado

Se alza ante mí una interminable vía, que decido recorrer de noche, aún cuando las luces se apagaron antaño, y los peligros acechan en cada rincón. No sirve el grito ahogado frente a la sordera social, ni la señal visual frente a la ceguera colectiva del problema ajeno.

Los pasos retumban en mis oídos, construyendo caprichosas reverberaciones que me impiden pensar con claridad, aumentando el nivel de adrenalina en la sangre, pero también el miedo. El área de visión de mis ojos se estrecha de forma inevitable, y la baja luminosidad del lugar tampoco me hace ningún bien, pues solo puedo mirar hacia delante, caminar en ese único sentido, pero con la cabeza en lo que pueda haber a mi alrededor, sin poder mover un dedo.

Solo cuando llego a mi destino, consigo recuperar la normalidad: El latido del corazón se vuelve a niveles estables, el sudor de mi frente desaparece; y el campo de visión regresa a la normalidad. Es entonces cuando me pregunto si realmente se puede ser libre en un lugar donde, para conocer la seguridad, debes permanecer en un lugar cerrado; o, si no lo es, un lugar donde haya gente, concurrido, y ni aún así tienes la certeza de conocerla en su totalidad.


jueves, 19 de septiembre de 2013

Llamando a la puerta

- ¿Qué esperas encontrar aquí? ¿Por qué has venido?- Preguntó el guardián.
- No lo sé... Las palabras de este enorme lugar me atrajeron con una fuerza que no podía reprimir. Me cogieron de la mano y me trajeron aquí. Supongo que lo que busco es un lugar donde cobijar mi mente, un sitio donde poder sentirme abrazado frente a todos los peligros de ahí afuera.
- Podrás atravesar la puerta de entrada, pero no el resto. Te quedarás en el rellano.
El guardia se apartó y dejó que entrase dentro del inmenso castillo.
Allí, había otra puerta custodiada, pero no por un hombre, sino por una bestia.
- ¿Qué buscas aquí? El acceso está vedado para aquellos que vagan errantes por este mundo.
- Aún lo desconozco... El agradable cantar que despedían las notas de este rincón del universo me hicieron venir aquí casi de forma inconsciente. Creo que lo que busco es poder escuchar esas melodías, y dejar que invadan mi cabeza y mi alma.
- Podrás pasar, pero solo se te dejará entrar a las habitaciones secundarias.


 Continué avanzando, y, tal como me había dicho el último centinela, solo podía entrar a habitaciones pequeñas y sin mucha complejidad. Hasta que llegué a otra puerta, esta guardada por dos gigantes, al final de una enorme sala de baile, coronada por una enorme lámpara. Al llegar allí, surgieron los improvistos de antaño.
- ¿Quién eres? ¿Qué deseas de este lugar? El camino está cerrado para aquellos que buscan lo que no les pertenece.
- Mi nombre... Poco importa. Pero, a decir verdad, no sé por qué he llegado aquí. Imagino que fueron los agradables paisajes y las hermosas flores que crecían por este lugar, todo ese colorido y esa explosión de armonías visuales deben ser las que me han traído de cabeza a este magnífico edificio.
- De acuerdo, pasa.- Respondieron mientras me dejaban paso.

Entré en una habitación plenamente iluminada, y allí había una chica, con un libro cerrado en sus manos. Al notar mi presencia, alzó la mirada.
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué esperas encontrar en este rincón del mundo?
- Cuando llegué a este palacio no lo sabía muy bien. Al principio creía que era por las palabras, luego, que era por el sonido que emanaba, después opiné que sería por lo que había visto. Pero ahora que he llegado hasta aquí, puedo decir casi con toda seguridad que no vine por nada de eso. Entré en este palacio porque quise formar parte de ese libro que guardas entre tus manos, porque este mundo no es otro que el de tu mente, y yo no quiero ser un intruso, sino parte de estas habitaciones, y parte de esas hojas. ¿Me dejas pasar?


http://youtu.be/J9IYkgstMEM