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miércoles, 21 de octubre de 2015

La chica del parque


Era como estar
ante un libro cerrado,
de mirada profunda,
con letras hermosas
dibujadas en la piel.

El temblor ligero
controlando la mano,
no quieres saber
lo que esconde
un autor desconocido.

Poema seleccionado en I Concurso de Poesía "Libripedia", de Libripedia y Diversidad Literaria.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Cerrado por quiebra

Ya saben ustedes que todo esto no es más que una obra de teatro. Caótica, desordenada, fuera de control. Y que, como todo, necesita de alguien más aparte de la persona que se empeña en aporrear a las letras para que salgan en orden. Solo se necesita de una persona para mantener viva la función. Ya sé que pensarán que si fuera así, esto sería algo parecido a un ruinoso negocio. "Cerrado por quiebra" sería lo que esperarían encontrar si alguna vez pasasen por delante de este sitio. Pero esto no es un negocio, así que, usted, que lee esto, no es un número. Yo no sé quién es, cierto. Y, a pesar de ello, podría ponerle cara. No un rostro normal. Quizá solo sea un libro colocado en la cabeza. O una palabra expresando su estado de ánimo. Tal vez incluso podría colocarle una máscara si se siente incómodo sin la forma natural de su cabeza.

Y, dado que esto no es una empresa con ánimo de lucro, quizá debería salir a bolsa. Una bolsa con un formato tan especial, que no tendrían que comprar o vender acciones. Sino crear y cambiar palabras, emociones. Nadie pierde. Todos ganan.



jueves, 24 de octubre de 2013

Nothing

Hoy no tengo nada sobre lo que escribir. Las palabras se agolpan sobre un estrecho callejón y no saben cómo reaccionar. Se revuelven, se colocan, inconexas, como una oración sin sentido alguno. No fluye tinta por mis venas, solo litros de alcohol y la desesperación de perder los pasos ganados, el terreno conseguido. Porque se avanza muy lentamente, pero todo se pierde demasiado deprisa. Tampoco quiero una guerra de trincheras, donde uno desangra al otro sin avanzar, con tierras de nadie, muertas, en el horizonte. ¿Es el paraíso lo que busco? Descansar en su mirada puede ser algo maravilloso, pero tan incierto que no sabes cómo conectar las letras. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? Ando a ciegas por el filo de un barranco, puedo caer o salvarme. O quedarme así. Y, quizá, lo único que necesito sea una señal, porque disparo hacia delante, y el proyectil no se instala en ningún sitio. Solo el vacío llena el espacio que me separa de ti. Y es tan grande, que a veces pienso en saltar solo para ver si vienes a rescatarme.

Lo dicho. No sabía qué poner, y no he puesto nada.

"¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro."

sábado, 12 de octubre de 2013

¿Soy o eres?

Soy el blanco
más oscuro,
residente del
imperio estelar,
regente de
tu otro lado.

Suenan disparos
distantes, lejos,
guerras frías y
muros berlinenses,
que son ajenos
a nosotros.

Eres más de hacer
estallar sonrisas,
que de lanzar
terribles torpedos.

Eres más de formar
burbujas unilaterales,
aún cuando todo al
rededor se desmorona.

No intentes dormirme,
esa magia no funciona,
quédate a mi lado
y tal vez me afecte.

No intentes controlar
el cauce de los ríos,
depende del caudal
y del nivel de mis aguas. 

Lo que sí puedes, 
es llenar de libros
esta biblioteca,
coloca tu firma
y te daré las letras.


miércoles, 2 de octubre de 2013

La historia

Cuando era pequeña, tenía un amigo que me contaba historias. Y una de ellas me impactó por lo que os relataré ahora después, cuando cuente la historia:
Érase una vez un mundo habitado solo por números y letras, donde todos ellos, al igual que los humanos, hablaban, caminaban, tenían manos, ojos, y pies. Un día, la S llegó pronto a casa, y vio cómo a la letra L le estaba golpeando el número 3. No cesaba de golpear a la letra, implacable, con furia. La letra S salió corriendo de su casa, llorando, hasta que no pudo más con su aliento.

Desde aquel momento supe que siempre odiaría los números. Me encerré en los libros, en las palabras que, como la letra S, se sentían golpeadas y maltratadas. El abismo que se abrió entre los números y yo fue tal, que incluso me molestaba verlos.

Más tarde supe que en realidad aquella historia que me contaba, era lo que él vivía en su casa todas las semanas, y la letra S era Susana, su madre. El número 3 era su padre, y le puso ese número porque cuando iba bebido, creía que la mujer le ponía los cuernos. El tres representaba a la tercera persona, ficticia, que su padre inventaba.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Posturas

Es posible que no consiga resolver la ecuación que rige mi vida, nunca fui un buen matemático. Siempre me pareció algo estático, ortodoxo, que no ofrece salidas ni puertas traseras. La exactitud de los números. Es cierto que muchas cosas dependen de eso, pero no termina de encajar con mi forma de ser. Frente a ese poder inmutable, yo esgrimo la constante del error, la belleza de la imperfección, la racionalidad cogida de la mano con los sentimientos; distintos, sí, pero no incompatibles.

Yo le canto al poder de la palabra, aunque admiro la precisión del número. Pero hay cosas que los números no pueden hacer, como conseguir que la mente saque a relucir emociones internas, a menos que esos números estén relacionados con las palabras, como puede ser el 69, un número familiar para todo aquel que haya oído alguna vez de la existencia del kamasutra. Yo siempre quise leerlo, y a la vez ponerlo en práctica, por eso no he pasado de la primera página.

El caso es que, mediante el uso de las letras, previamente ordenadas, se puede conseguir derribar barreras mentales, provocar química dentro del cuerpo, similar a las drogas. Se crea así una dependencia a algo sano, provechoso y agradable, mientras que el número, aunque permite formar las drogas, que causan sensaciones magníficas en primera instancia, no puede lograr eso sin destrozar la composición natural del cuerpo.