Hace tiempo que no vuelo, y al despertar veo un amanecer formado por un sol falso, nacido de la pared. Un hombre que camina sobre una franja de tierra muy larga y estrecha, rodeado de agua que ondula cada vez que lanza sus recuerdos al fondo.
Desde la ventana tampoco aparece ningún signo de vida, y pareciera que lo artificial ha venido a ocupar los entresijos en esta existencia de papel y cartón.
Nos pasamos los días persiguiendo sueños, sin saber que las pesadillas también tienen los suyos propios: Hacer un nido en el cuerpo de alguien. Y no sirven las balas, ni el acero.
Ya dejé atrás aquellos proyectos que se alzaban, suntuosos, y me dedico a fabricar ventanas para los nostálgicos, cuatro tablas de madera y vistas al pasado. "Oh, no te preocupes por el dinero. Lo que tienes que darme no se fabrica con metal fundido en mentiras". Siempre es la misma historia. Algunos no lo soportan y se lanzan al otro lado, entre los maizales de sus mentes. Los pobres no saben que nunca fueron espantapájaros, y que los cuervos seguirán ahí, graznido tras graznido.
Y, a veces, lanzo alguna señal para ver si alguien responde, aunque lo normal es encontrarme con respuestas que se pierden en el eco. Ningún engranaje encaja, aunque el segundero no se para. He hecho muchas cosas, lo sé. Lo que ocurre es que, de vez en cuando, una mano que nunca he tocado viene a decirme que podría haber hecho otras.
Todo se derrumba.
https://youtu.be/tXHj_EW_JpQ
Bienvenido a un mundo tan abstracto como lo que pasa por mi cabeza. Literatura rompecabezas que significa cualquier cosa menos la que es. O puede que veas la realidad.

Mostrando entradas con la etiqueta eco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta eco. Mostrar todas las entradas
sábado, 27 de febrero de 2016
domingo, 13 de diciembre de 2015
Movimientos invisibles
- Creo que te está costando llenar de flores el desierto.
- ¿Por qué?
- A veces escucho los gemidos que trae el eco. Veo la intención, eso sí. Observo a los gigantes de hierba redoblar sus esfuerzos en la zona árida. ¿Crees que debes hacer esto sola?
- Sí. Es un proceso personal.
- Aunque en realidad sabes que la ayuda no siempre es directa, ¿no es así? Que hay cosas que te condicionan a dar esos pasos. Aunque todo dependa de ti.
- Claro. No vivimos aislados de todo. Siempre algo influye.
- Llevas en este bosque tiempo suficiente, y creo que no has sido capaz de verlo por completo.
- ¿A qué te refieres?
- Hay arañas que tejen planes, hormigas que almacenan información; el movimiento es constante, pero silencioso. Grandes proyectos se crean entre estos árboles, gracias a ti; aunque tú no puedas ver aquello que el bosque esconde. Te puedo asegurar que el día menos pensado, el velo caerá de tus ojos y verás lo que había estado haciéndose. Y cuando los refuerzos lleguen a tu puerta no podrás rechazarlos, aunque quieras escapar sola del infierno. ¿O de verdad creías que sólo me limito a observar, como si fuese de un bloque de hielo?
https://youtu.be/MS6ffDHYGZM
- ¿Por qué?
- A veces escucho los gemidos que trae el eco. Veo la intención, eso sí. Observo a los gigantes de hierba redoblar sus esfuerzos en la zona árida. ¿Crees que debes hacer esto sola?
- Sí. Es un proceso personal.
- Aunque en realidad sabes que la ayuda no siempre es directa, ¿no es así? Que hay cosas que te condicionan a dar esos pasos. Aunque todo dependa de ti.
- Claro. No vivimos aislados de todo. Siempre algo influye.
- Llevas en este bosque tiempo suficiente, y creo que no has sido capaz de verlo por completo.
- ¿A qué te refieres?
- Hay arañas que tejen planes, hormigas que almacenan información; el movimiento es constante, pero silencioso. Grandes proyectos se crean entre estos árboles, gracias a ti; aunque tú no puedas ver aquello que el bosque esconde. Te puedo asegurar que el día menos pensado, el velo caerá de tus ojos y verás lo que había estado haciéndose. Y cuando los refuerzos lleguen a tu puerta no podrás rechazarlos, aunque quieras escapar sola del infierno. ¿O de verdad creías que sólo me limito a observar, como si fuese de un bloque de hielo?
https://youtu.be/MS6ffDHYGZM
martes, 24 de noviembre de 2015
Silencio
No encontré más
que una marioneta,
sonriente palidez.
Ni siquiera un
ventrilocuo triunfa
ante tu barrera,
sonriente tristeza.
Ni siquiera el
eco conversa,
amueblada cabeza
que detiene la voz.
Y tus disparos
cercenan fieros,
te escondes bien
tras la muralla.
¡Oh, tremendo alboroto!,
¡oh, tremenda algarabía!,
que tu silencio retumba
y destroza mis tímpanos,
sonriente espejo.
Finalista en Certamen de Poesía "Letras Como Espada", de Letras como Espada.
que una marioneta,
sonriente palidez.
Ni siquiera un
ventrilocuo triunfa
ante tu barrera,
sonriente tristeza.
Ni siquiera el
eco conversa,
amueblada cabeza
que detiene la voz.
Y tus disparos
cercenan fieros,
te escondes bien
tras la muralla.
¡Oh, tremendo alboroto!,
¡oh, tremenda algarabía!,
que tu silencio retumba
y destroza mis tímpanos,
sonriente espejo.
Finalista en Certamen de Poesía "Letras Como Espada", de Letras como Espada.
domingo, 8 de noviembre de 2015
La batalla
Cambian los
campos,
ayer de flores,
hoy de plomo,
mañana, quizá,
de nada.
Reclutado por
fuerza,
yo no quiero
jugar
a la ruleta rusa,
pues todas esas
balas
llevan mi nombre.
Agachado en la
trinchera,
esperando,
aquí las bombas
estallan
sin detonarse.
Cobarde que odia
la deserción,
fiero,
mantiene las
líneas
de la
destrucción.
Y las ráfagas
dibujan
una enorme M,
metralla de
castigo
sobre el pelotón.
Ejército de
sonrisas
en los
cementerios,
ya no cabe ningún
frágil
armisticio.
Y el eco retumba,
quizá sea el
único
que recuerda
todo aquello que
se llevó el
olvido.
Finalista en I Premio Nacional de Poesía Villa de Madrid, de la AEPE.
lunes, 2 de noviembre de 2015
Para nadie
La aurora no aparece,
me acostumbré
a la noche del destructor,
unas manos que rompen
todo lo que construyen.
No conservo el eco,
nada susurra ya,
habré olvidado la dicha
en el tercer barranco;
allí donde arrojo
lo que nunca hago.
No quiero ser ni
permanecer, diluir
todas las huellas,
pues mi impronta
es señal de ruina.
Aquellos que no ven
las barreras, ¡cuidado!,
entrar es la muerte;
salir, la memoria.
Si buscas, encontrarás
imperios de pesadilla,
sueños de cartón
y la furia del solitario.
No todos ven la puerta,
inocentes que observan
la ventana de sus vidas;
esto no es un juego,
aunque se acabe la partida.
Si sobrevives al horror,
haré para ti un residuo,
hecho de tiempo y gloria,
forjado con sangre y calor.
Y si los cristales rajan
la piel que hay en tu cara,
dejaré que te lo lleves,
pues nada hay que perdure más.
No es el fuego, no, ni el agua;
ni el temblor de las piernas,
ni los gritos del placer, no,
lo que te llevarás es el recuerdo.
https://youtu.be/YjkyalaqrSo
me acostumbré
a la noche del destructor,
unas manos que rompen
todo lo que construyen.
No conservo el eco,
nada susurra ya,
habré olvidado la dicha
en el tercer barranco;
allí donde arrojo
lo que nunca hago.
No quiero ser ni
permanecer, diluir
todas las huellas,
pues mi impronta
es señal de ruina.
Aquellos que no ven
las barreras, ¡cuidado!,
entrar es la muerte;
salir, la memoria.
Si buscas, encontrarás
imperios de pesadilla,
sueños de cartón
y la furia del solitario.
No todos ven la puerta,
inocentes que observan
la ventana de sus vidas;
esto no es un juego,
aunque se acabe la partida.
Si sobrevives al horror,
haré para ti un residuo,
hecho de tiempo y gloria,
forjado con sangre y calor.
Y si los cristales rajan
la piel que hay en tu cara,
dejaré que te lo lleves,
pues nada hay que perdure más.
No es el fuego, no, ni el agua;
ni el temblor de las piernas,
ni los gritos del placer, no,
lo que te llevarás es el recuerdo.
https://youtu.be/YjkyalaqrSo
sábado, 18 de julio de 2015
Ecos en el mar
Me senté en la arena. El agua mojaba la planta de los pies, y el sol se había puesto hacía ya rato. Apenas quedaba gente por la playa.
- ¿Crees que cuando hablamos el sonido se lo llevan las olas y luego lo traen aquí, de vuelta a nuestros pies? Ven, acércate. Sé que estás ahí, aunque no hables. Siéntate. - Dije, de espaldas a la otra persona.
Llevaba una mata de pelo negro que se confundía con el color oscuro que iba tomando el cielo, y una sonrisa tímida que se dibujaba en diversas ocasiones. Se sentó, sin decir nada, y se quedó mirando a las olas.
- Hace tiempo que te vengo observando, y no logro entender cuales son tus propósitos. Dime, ¿de qué sirve que yo hable y tú lo hagas solo a veces? Ni siquiera sé si es por ignorancia, dejadez, o hastío. Intento dar un paso y me doy de bruces contra un muro. Que se supone que no está. Escuchar tu propia voz en el eco muchas veces no es bueno, y te diré por qué. Te recuerda que estás solo. Que sigues solo.
Me detengo un momento. Ya no tiene la vista fija en el horizonte. Me mira a mí. Sus ojos tienen un brillo extraño. ¿Interés? ¿Tristeza? No logro descifrarlo.
- Sé que no es algo nuevo, ¿sabes? Pero cuando te das cuenta, es duro. No por el hecho en sí, sino porque quieres cambiarlo, de una forma especial, y ves que no se puede. Y vuelve a aparecer el muro, que solo se salva con las palomas mensajeras. Y tú, estás ahí, presente, y no haces ninguna señal. Me miras, te miro, y dudamos. Porque el mar es peligroso, y nadie quiere tormentas en un naufragio. ¿Dirás algo esta vez? ¿O me hablarás de nuevo con el silencio?
- El mar... Está hoy precioso. ¿No crees? Quizá salga más tarde a navegar. Y quizá te pida que vengas conmigo.
https://youtu.be/JAruwBxhZoI
- ¿Crees que cuando hablamos el sonido se lo llevan las olas y luego lo traen aquí, de vuelta a nuestros pies? Ven, acércate. Sé que estás ahí, aunque no hables. Siéntate. - Dije, de espaldas a la otra persona.
Llevaba una mata de pelo negro que se confundía con el color oscuro que iba tomando el cielo, y una sonrisa tímida que se dibujaba en diversas ocasiones. Se sentó, sin decir nada, y se quedó mirando a las olas.
- Hace tiempo que te vengo observando, y no logro entender cuales son tus propósitos. Dime, ¿de qué sirve que yo hable y tú lo hagas solo a veces? Ni siquiera sé si es por ignorancia, dejadez, o hastío. Intento dar un paso y me doy de bruces contra un muro. Que se supone que no está. Escuchar tu propia voz en el eco muchas veces no es bueno, y te diré por qué. Te recuerda que estás solo. Que sigues solo.
Me detengo un momento. Ya no tiene la vista fija en el horizonte. Me mira a mí. Sus ojos tienen un brillo extraño. ¿Interés? ¿Tristeza? No logro descifrarlo.
- Sé que no es algo nuevo, ¿sabes? Pero cuando te das cuenta, es duro. No por el hecho en sí, sino porque quieres cambiarlo, de una forma especial, y ves que no se puede. Y vuelve a aparecer el muro, que solo se salva con las palomas mensajeras. Y tú, estás ahí, presente, y no haces ninguna señal. Me miras, te miro, y dudamos. Porque el mar es peligroso, y nadie quiere tormentas en un naufragio. ¿Dirás algo esta vez? ¿O me hablarás de nuevo con el silencio?
- El mar... Está hoy precioso. ¿No crees? Quizá salga más tarde a navegar. Y quizá te pida que vengas conmigo.
https://youtu.be/JAruwBxhZoI
miércoles, 1 de julio de 2015
El asesino de obras
Marcos
siguió el rastro de la sangre. La herida debía estar en una parte
elevada del cuerpo, posiblemente en la cabeza. Lo sabía porque las
gotas a esa altura, al caer al suelo, son más grandes que si están
abajo. Cosas de la gravedad.
Conociendo
esto, supo que el criminal no habría ido muy lejos. Como
investigador jefe de la división Fahrenheit, era consciente de la
importancia de ese caso. Todo esfuerzo era poco. Y fue allí, en la
farola encendida de un sucio callejón, donde lo encontró. Marcos no
lo distinguía muy bien desde esa distancia, pero parecía que,
efectivamente, el origen de la sangre procedía de la cabeza. La
cara, roja de la misma, cansada y macilenta, indicaba que no había
muchas esperanzas en aquel individuo. Los ojos, ya sin brillo,
observaban fijamente la figura que se acercaba a darle caza.
- No
esperaba que fueses a cogerme tan tarde. - Le dijo a Marcos, tosiendo
violentamente, con una leve sonrisa.
El
agente se acerca al herido.
- Ni yo
que te rindieses tan pronto, viejo amigo. Sabes que esto acaba aquí,
¿no? - Contestó el aludido, con un deje de tristeza.
- Sí.
Hazlo rápido. Mejor tú que otro.
Un
momento de titubeo, y, al fin, el jefe de la división Fahrenheit
saca el arma, y apunta a la cabeza. Suena un disparo, expandido su
sonido por el eco.
Con
lágrimas en los ojos, Marcos apunta en su libreta: "14 de
Noviembre a las 12:30 pm. El asesino prófugo ha sido ajusticiado.
Delito producido: Eliminar la coma de un fragmento de La Divina
Comedia. Pena impuesta originalmente por el tribunal: Tortura
ortográfica durante veinte años. Fin del parte policial."
Microrrelato seleccionado en I Concurso de Historias Cortas "Relatos Policíacos", de Letras con Arte.
sábado, 13 de junio de 2015
Mil golpes, una salida
Los cristales verdes
se deshacen entre
ríos de púrpura.
Las gotas malditas
saltan una vez,
antes de pegarse
contra el suelo.
Lágrima solitaria
que surca brillante
la palidez mortal.
Un gesto, una mirada,
castillos derrumbándose
sobre el salón.
Los niños miran,
otro juego más,
el miedo los busca
en el escondite.
Silencio que atruena,
ecos reverberan
en las heridas
de la mente.
Un golpe, luego otro,
donde la ceguera
cubrió con su ira
al perdedor.
Gritos enmudecidos,
vano escudo de
dedos agarrotados.
Nunca la espada y
la pared habían estado
tan unidas.
Sirenas iluminan
las calles del horror,
los murmullos trajeron
agentes del caos.
La vida se escapa
en un suspiro,
corre, corre
hacia delante.
Corre, corre,
pues no hay nada
que compense
las magulladuras.
Corre, corre,
pues en la caverna
de las tinieblas
estarás siempre a oscuras.
miércoles, 29 de abril de 2015
Yo creo que no
Dos gallos de pelea, cada uno en un rincón, sin ganas de dar guerra. La sonrisa cansada, frente a un golpe que recorre el cuerpo como un eco. Dudas que juegan al ajedrez, en un tablero que poco se parece al de la cordura, donde los reyes matan a sus reinas y se hacen seppuku.
No sé adonde lleva todo, ni siquiera aparece nada claro. Quizá deba desandar los pasos equivocados. Quizá deba empezar a hacer algo antes de que suba la marea y me coja aquí, desprevenido. No hacer nada también es un acto, pero que no aporta ninguna cosa satisfactoria.
¿Se pueden borrar las marcas que dejamos en los muros arruinados?
Yo creo no.
No sé adonde lleva todo, ni siquiera aparece nada claro. Quizá deba desandar los pasos equivocados. Quizá deba empezar a hacer algo antes de que suba la marea y me coja aquí, desprevenido. No hacer nada también es un acto, pero que no aporta ninguna cosa satisfactoria.
¿Se pueden borrar las marcas que dejamos en los muros arruinados?
Yo creo no.
miércoles, 4 de marzo de 2015
Amistad
Hoy no es un buen día. Todo está nublado, dentro y fuera. Ni siquiera llueve, no. Ni siquiera eso. Quizá sea porque no sé qué hacer para que los hilos de la suerte vuelvan a mis dedos. Los cortaste tú, con una sola mirada. No era una mirada mala, solo era la que no quería ver. Todo es injusto, ¿verdad? Pero no te culpo. No es algo extraño. Solo que, eso puede conmigo.
He construido con mis manos mundos que ni siquiera sabía que existían, solo para ti. Y podría hacer más, si quisieras. No sabes cuántos segundos murieron en la batalla de las horas únicamente para poder acariciar con los dedos las alambradas de tu alma. He acariciado el cielo de tu piel desde el infierno, sin saber qué paso dar para evitar más muertes, rodeado de cloro y gas mostaza, y como máscara protectora, el eco de tu voz viajando a través de la desolación. Conseguí para ti la flor escondida en la ciudad de la metralla, escondida tras barro y metal, bajo un casco de ilusiones.
Yo, que he recorrido kilómetros y kilómetros en lugares únicos, que he viajado bajo el peligro de lo estático, y como única guía, la locura.
Yo, que lo único que quería era embriagarme de tu aliento durante toda la noche, embarcados sobre rayos de erizos.
Y ahora te veo, levantas bandera blanca, y te conviertes en mi amiga. Y quieres paz, cuando yo llevo todo un ejército dedicado a la guerra. Me colocas en la frontera, cuando yo quiero la anexión.
Y es que la neutralidad es extraña. Sobre todo cuando me ofreces una tregua que yo nunca podré ganar.
La del silencio.
Para Marta.
Palabras clave: Amistad, infierno, flor.
He construido con mis manos mundos que ni siquiera sabía que existían, solo para ti. Y podría hacer más, si quisieras. No sabes cuántos segundos murieron en la batalla de las horas únicamente para poder acariciar con los dedos las alambradas de tu alma. He acariciado el cielo de tu piel desde el infierno, sin saber qué paso dar para evitar más muertes, rodeado de cloro y gas mostaza, y como máscara protectora, el eco de tu voz viajando a través de la desolación. Conseguí para ti la flor escondida en la ciudad de la metralla, escondida tras barro y metal, bajo un casco de ilusiones.
Yo, que he recorrido kilómetros y kilómetros en lugares únicos, que he viajado bajo el peligro de lo estático, y como única guía, la locura.
Yo, que lo único que quería era embriagarme de tu aliento durante toda la noche, embarcados sobre rayos de erizos.
Y ahora te veo, levantas bandera blanca, y te conviertes en mi amiga. Y quieres paz, cuando yo llevo todo un ejército dedicado a la guerra. Me colocas en la frontera, cuando yo quiero la anexión.
Y es que la neutralidad es extraña. Sobre todo cuando me ofreces una tregua que yo nunca podré ganar.
La del silencio.
Para Marta.
Palabras clave: Amistad, infierno, flor.
lunes, 2 de marzo de 2015
Sonrisas
Un pájaro carpintero ha hecho un nido sobre hilos negros, buscando comida y picoteando a un solo gusano. El zepelín se estrella, no puede más. El oxígeno prendió la llama. Un salto, luego otro. No sé adonde caigo, pero no hay nada más aquí. La tierra no se puede comer, pero no está mal una vez te acostumbras a probarla. Ya lo ves, el silencio puede destrozar los tímpanos y la energía. Todo alrededor tiembla, y recibe tus balas sin decir nada, sin rechistar. Se comprende. O quizá no, y entonces se vuelve un bucle en el que la bicicleta gira pero no avanza. Nada claro en el brillo de las espadas. Solo impotencia, la de ser un gigante con pies de barro, donde los ecos del vacío se expanden más poderosos que nunca.
Perdí la mitad de mi cara en la guerra de las cenizas, y la máscara, la mascara es lo que dibuja una sonrisa completa libre del horror.
Perdí la mitad de mi cara en la guerra de las cenizas, y la máscara, la mascara es lo que dibuja una sonrisa completa libre del horror.
sábado, 28 de febrero de 2015
Imperios
Mensajes borrados
en agua de lluvia,
bebiendo arena
de tus silencios,
cuando el cañón
ya retumbó anoche.
Todos los puentes
quemados,
derribados,
solo la sombra
de la ilusión.
Un monstruo que
se alimenta,
ojos grises que
se apagan,
y el eco devuelve
mis respuestas.
Sueños polvorientos,
que abrazan,
que persiguen,
que se difuminan
al alba.
Nunca fuí más
que el sapo,
el príncipe destronado
de las palabras,
sentado en sillas
de espejismos.
Y aquí estoy,
sentado en el mar
de la esperanza,
deseando que vuelva
la botella que lancé.
Y cuando suba
la marea,
y la soledad
abrace mi cuerpo,
podré decir:
Basta un solo día
para destruir imperios.
en agua de lluvia,
bebiendo arena
de tus silencios,
cuando el cañón
ya retumbó anoche.
Todos los puentes
quemados,
derribados,
solo la sombra
de la ilusión.
Un monstruo que
se alimenta,
ojos grises que
se apagan,
y el eco devuelve
mis respuestas.
Sueños polvorientos,
que abrazan,
que persiguen,
que se difuminan
al alba.
Nunca fuí más
que el sapo,
el príncipe destronado
de las palabras,
sentado en sillas
de espejismos.
Y aquí estoy,
sentado en el mar
de la esperanza,
deseando que vuelva
la botella que lancé.
Y cuando suba
la marea,
y la soledad
abrace mi cuerpo,
podré decir:
Basta un solo día
para destruir imperios.
miércoles, 11 de febrero de 2015
Mensajes
Cuervos mensajeros cruzan el cielo de horiente. Nadie sabe adonde van, ni qué palabras llevan. Hay quien dice que se dirigen hacia un gran castillo de enormes murallas, fuerte vigilancia, y fosos enormes. Otros mencionan que llevan cartas a soldados rebeldes más allá de Gaal, y que el contenido es muy valioso. Unos pocos aventuran que podrían ser simples mensajes para gentes simples.
Pero lo que no saben es que esos cuervos van directos hacia un muro de piedra infinito que los engulle y hace desaparecer cualquier vestigio de comunicación. ¿No han sentido alguna vez el eco? Pues al otro lado de la barrera, alguien desconoce que cada día, una legión de cuervos cruza el cielo para establecer contacto con ella.
http://youtu.be/TKRGwO6JAHQ
Pero lo que no saben es que esos cuervos van directos hacia un muro de piedra infinito que los engulle y hace desaparecer cualquier vestigio de comunicación. ¿No han sentido alguna vez el eco? Pues al otro lado de la barrera, alguien desconoce que cada día, una legión de cuervos cruza el cielo para establecer contacto con ella.
http://youtu.be/TKRGwO6JAHQ
Ubicación:
23170 La Guardia, Jaén, España
lunes, 14 de julio de 2014
City of echoes
Voces que se entrecruzan y vuelven a sonar, una y otra vez, rebotan, vuelan, saltan, sin querer apagarse. Son mariposas eternas en medio del silencio. Nada. Eran dos luchadores con espadas de papel que podían darse realmente fuerte, y herir al otro. Y el mismo papel usado servía para cubrir la herida. No llega la sangre al río. Ni siquiera sale sangre. Balas de aire. Bombas de insomnio.
Edificios pintados con cera y asfalto de flores, con vehículos transparentes como fantasmas, atravesando todo a su paso. Su luz llenaba por completo la de las farolas, y en medio de la ausencia de ruido, era un estruendoso huracán. Lo removía todo con sus momentos mudos. El largo pelo le tapaba el rostro, igual que si fuese una capucha y un pasamontañas a la vez. Se sentaba allí, en el bar Las Dudas, y bebía sin parar hasta que yo iba a por ella y la devolvía de nuevo a su casa. Una vez allí se calmaba, mientras que los vándalos de la Estabilidad destrozaban el bar. Hasta que volvieran a arreglarlo. Hasta entonces puedo hacer que no sienta la necesidad de pasar por allí.
Seguimos danzando, con ganas, sonido disperso, pétalos flotando. Es la misma danza, mismo son, y las notas atraviesan las corazas más duras. Sabemos que es complicado realizar el baile, pero las ganas pueden con todos los monstruos de la noche, y los escudos que cubren el escenario nos salvan de cuchillas exteriores. El poder de dos se vuelve el de uno solo. Y las olas de nuestras aguas inundarán esta pequeña ciudad llena de ecos.
https://www.youtube.com/watch?v=zukO1h11hrM
Edificios pintados con cera y asfalto de flores, con vehículos transparentes como fantasmas, atravesando todo a su paso. Su luz llenaba por completo la de las farolas, y en medio de la ausencia de ruido, era un estruendoso huracán. Lo removía todo con sus momentos mudos. El largo pelo le tapaba el rostro, igual que si fuese una capucha y un pasamontañas a la vez. Se sentaba allí, en el bar Las Dudas, y bebía sin parar hasta que yo iba a por ella y la devolvía de nuevo a su casa. Una vez allí se calmaba, mientras que los vándalos de la Estabilidad destrozaban el bar. Hasta que volvieran a arreglarlo. Hasta entonces puedo hacer que no sienta la necesidad de pasar por allí.
Seguimos danzando, con ganas, sonido disperso, pétalos flotando. Es la misma danza, mismo son, y las notas atraviesan las corazas más duras. Sabemos que es complicado realizar el baile, pero las ganas pueden con todos los monstruos de la noche, y los escudos que cubren el escenario nos salvan de cuchillas exteriores. El poder de dos se vuelve el de uno solo. Y las olas de nuestras aguas inundarán esta pequeña ciudad llena de ecos.
https://www.youtube.com/watch?v=zukO1h11hrM
sábado, 25 de enero de 2014
Warm
Dos marionetas guiadas por los hilos de sus propios corazones se reunieron bajo la sombra de un viejo árbol que guardaba la entrada a las entrañas de la tierra. Ellas se movían al son del viento, sin interrupciones, hasta que entrada la tarde, montones de insectos aéreos llenaron con su aleteo el lugar. El día se encontraba frío y con un cielo despejado donde el sol se negaba a mostrar su lado más cálido. Oscuro pero claro.
Los muñecos se mueven de sus posiciones, y se dirigen al interior del bosque, a las zonas más oscuras, donde solo los pájaros aparecen de vez en cuando, en el transcurso de su vuelo. Allí, los hilos que portaban se entrelazaron una y otra vez, y la frágil madera empezaba a prenderse con la fricción de los mismos. Era un fuego que quemaba, que inflamaba el pecho, pero que no se expandía más allá de los participantes de aquella transformación. Montones de hormigas corretearon alrededor de los cuerpos, igual que las ondas que crea una piedra al ser lanzada al agua. La tierra, caliente, se levanta, partícula a partícula, con cada suspiro que se escucha en el eco.
Las brumas de la noche cubren los ojos, igual que persianas bajadas para evitar la luz en la habitación, y rayos que llenan el cuerpo estallan en millones de diminutos electrones, que se confunden con el agua que despide la madera de los ardientes muñecos, y, mientras todo ocurre, los trenes viajan transportando curvas en los labios.
http://youtu.be/AQ-iU33vJQU
Los muñecos se mueven de sus posiciones, y se dirigen al interior del bosque, a las zonas más oscuras, donde solo los pájaros aparecen de vez en cuando, en el transcurso de su vuelo. Allí, los hilos que portaban se entrelazaron una y otra vez, y la frágil madera empezaba a prenderse con la fricción de los mismos. Era un fuego que quemaba, que inflamaba el pecho, pero que no se expandía más allá de los participantes de aquella transformación. Montones de hormigas corretearon alrededor de los cuerpos, igual que las ondas que crea una piedra al ser lanzada al agua. La tierra, caliente, se levanta, partícula a partícula, con cada suspiro que se escucha en el eco.
Las brumas de la noche cubren los ojos, igual que persianas bajadas para evitar la luz en la habitación, y rayos que llenan el cuerpo estallan en millones de diminutos electrones, que se confunden con el agua que despide la madera de los ardientes muñecos, y, mientras todo ocurre, los trenes viajan transportando curvas en los labios.
http://youtu.be/AQ-iU33vJQU
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Today
Hoy un globo de cemento se hundía en el fondo del mar, mientras un pájaro carpintero intentaba abrirse paso picoteando entre los pequeños huecos. El sonido de las olas se escuchaba con fuerza, y el pájaro conseguía respirar bajo el agua, como si quisiera golpear por siempre el cemento.
Las voces de siempre se apagaron y solo se escuchaban extraños murmullos, como si de otras personas se tratasen. Un halo de inseguridad y desgana cubren los sentidos, igual que un espectro que lo absorbe todo y te deja sin nada más que un pensamiento aterrador. Los golpes destrozan la madera, y la sangre cae de los nudillos de un muñeco hecho con trapo. La enormidad me hace pequeño, y el eco reverbera en las profundidades de la noche. ¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la felicidad? Se repite como un chiste de mal gusto pronunciado por un bromista de segunda.
Y nadie responde, porque las sombras no tienen boca, solo muecas, y las tinieblas no necesitan hablar para decirte lo que debes saber. Es entonces cuando cristales de sal crecen en mitad de la nada, y, entre ráfagas de agua, descubres que la felicidad no es un estado de ánimo, sino un cisne de color negro volando alrededor.
Las voces de siempre se apagaron y solo se escuchaban extraños murmullos, como si de otras personas se tratasen. Un halo de inseguridad y desgana cubren los sentidos, igual que un espectro que lo absorbe todo y te deja sin nada más que un pensamiento aterrador. Los golpes destrozan la madera, y la sangre cae de los nudillos de un muñeco hecho con trapo. La enormidad me hace pequeño, y el eco reverbera en las profundidades de la noche. ¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la felicidad? Se repite como un chiste de mal gusto pronunciado por un bromista de segunda.
Y nadie responde, porque las sombras no tienen boca, solo muecas, y las tinieblas no necesitan hablar para decirte lo que debes saber. Es entonces cuando cristales de sal crecen en mitad de la nada, y, entre ráfagas de agua, descubres que la felicidad no es un estado de ánimo, sino un cisne de color negro volando alrededor.
Ubicación:
23170 La Guardia de Jaén, Jaén, España
domingo, 27 de octubre de 2013
Loneliness
Estoy en una habitación vacía. No hay muebles, ni adornos, ni lámparas, nada. Solo llega la luz natural a través de las ventanas y el tragaluz del techo. Todo está pintado de un color azul apagado, y mis pies tocan unas baldosas de mármol. Empiezo a hablar. Cuento lo que pasa durante el día. Cosas aprendidas. No hay nadie. Las palabras rebotan en la pared y vuelven a mi cabeza junto al eco. Un triste monólogo que, muy posiblemente, en otro tiempo y otro lugar, me hubiera dado igual. Pero hoy no. Las horas se han cambiado para dejar paso al invierno, ¿qué más da una hora más o una hora menos? Si le hablo al viento y ni siquiera me escucha. Si no estás, y las ciudades comienzan a arder, los puentes a resquebrajarse, y los barcos a hundirse. Eres caos cuando te marchas. Eres caos cuando llegas. Pero cuando te quedas, el caos deja de ser el trueno que rompe, y se vuelve la enfermedad que cura.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Sorpresas
Fantasías que bailan con la esperanza a un baile de cojos, con música para sordos, y luces para ciegos. Se trata de una danza cuidadosa, donde el camino se traza lentamente, y se palpan los barrotes de las celdas. No sabes lo que hay tras las murallas hasta que no las atraviesas, y es por eso que los murmullos del agua dejaron paso a un eco estruendoso, en el que dos voces querían tocarse, y finalmente se fundieron en una sola. Una mano que se aferra a la otra, titubeante, hasta que ve la sonrisa en el rostro de la portadora, y es entonces cuando sabe que no importa si la mano se suelta: Ella estará ahí para impedir que caiga al vacío.
http://youtu.be/6Wg_JpVHkio
http://youtu.be/6Wg_JpVHkio
miércoles, 25 de septiembre de 2013
En la frontera
Bosque cerrado
de sombras,
solo un rayo
en la espesura,
y los ecos ríen
al poder viajar.
Caminaba con
la ninfa Galatea,
sobre piedras
frías y grises,
sobre cielos
blancos y azules.
Nos sentamos,
junto al
Gran Árbol,
donde hablamos,
y solo interrumpieron
torpes orangutanes.
Tiene Galatea
profundos ojos,
que invitan a
vagar a oscuras,
que llevan a valles
bellos y floridos.
Si ella habla,
es Dios que canta,
si ella calla,
es Luzbel que ruge.
El reloj gasta
rápido sus balas,
cuando otras
desenfunda lento,
y la hermosa ninfa
desaparece debajo
del agua cristalina,
diciendo: adiós,
adiós, adiós.
Y, en un último
suspiro silencioso,
echa la vista atrás,
y con su sonrisa
parece decir:
Hasta pronto,
misterioso paladín
de las palabras.
http://youtu.be/Bz8iEJeh26E
de sombras,
solo un rayo
en la espesura,
y los ecos ríen
al poder viajar.
Caminaba con
la ninfa Galatea,
sobre piedras
frías y grises,
sobre cielos
blancos y azules.
Nos sentamos,
junto al
Gran Árbol,
donde hablamos,
y solo interrumpieron
torpes orangutanes.
Tiene Galatea
profundos ojos,
que invitan a
vagar a oscuras,
que llevan a valles
bellos y floridos.
Si ella habla,
es Dios que canta,
si ella calla,
es Luzbel que ruge.
El reloj gasta
rápido sus balas,
cuando otras
desenfunda lento,
y la hermosa ninfa
desaparece debajo
del agua cristalina,
diciendo: adiós,
adiós, adiós.
Y, en un último
suspiro silencioso,
echa la vista atrás,
y con su sonrisa
parece decir:
Hasta pronto,
misterioso paladín
de las palabras.
http://youtu.be/Bz8iEJeh26E
Suscribirse a:
Entradas (Atom)