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viernes, 11 de diciembre de 2015

El fin de los días

- He visto crecer una rosa en la zona del desierto. ¿Tiene algo que ver contigo?

- Es posible.

- Si fueses tú la causante, sería un gran regalo.

- ¿Y eso por qué?

- Porque detendrías el avance del desierto. Y tú serías cada vez más tú, y no lo que hace de ti el yermo.

- Piensas que el bosque te dejará pasar si eso ocurre.

- Es una de las razones, sí. Pero eso sólo es una esperanza. No es el motivo real. Realmente me gustaría ver crecer flores en la arena. Verte brillar a través de las zonas más impenetrables del bosque.

- ¿Y cómo sé que no quieres sólo intentar entrar?

- Porque ya hay algo en marcha. Algo que no podrás parar. Verás, te contaré una adivinanza, es posible que te ayude. "Cuando renazca de nuevo el fin de los días, y sus hijos hayan dado los primeros llantos; un hombre llamará a tu puerta y te dirá que aunque la espera sea larga, aquellos que quieren algo, moverán tierra, mar y aire para conseguirlo. Y que no importa el esfuerzo, si la medida del tiempo son las sonrisas que te arranca. Entonces te dará algo que no imaginabas: Un reloj de arena congelado".

https://youtu.be/4b2vfg_XoRk

miércoles, 18 de febrero de 2015

Fantasmas

Vamos a cerrar los ojos, y a imaginar que no tengo pies de gigante. Que las flechas no cercenaron ninguna zona de mi cuerpo. Nunca caí, y todas mis empresas tuvieron éxito. Y jamás, jamás se apagó el brillo en mis ojos, porque en ningún momento el cuchillo del dolor fue dirigido hacia mí. Tampoco me arrepentí nunca de nada, porque todas mis decisiones eran correctas; ningún error, ningún error.

Siempre lo olvidé todo, nada que recordar, solo hojas muertas tras de mí, veneno en mis huesos, cenizas en mi boca, y un cigarrillo sin apagar en la mano.

Vamos a cerrar los ojos, y a imaginar que los fantasmas no existen.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Prisión

Podría decir que he caído preso en una laguna, donde la oscuridad no es completa, y el agua me llega a las rodillas. Sería extraño ver a una sirena con plumas siguiendo el caudal del agua, pero lo cierto es que no me extrañaría. Su voz atrae a todo ser viviente, y sé que tiene plumas porque la corriente las lleva hasta mi invisible hogar. Sé que son suyas, pues aparecen brillando, luces de luciérnagas en el color negro de las plumas, igual que bombillas oscuras iluminando la presencia de la noche. Y se ve la arena del fondo, las pequeñas piedras que pueblan los cristales líquidos, y algún que otro insecto acuático dentro de mi cárcel de sonido.

Quizá, lo único que espero en este lugar es poder verla, pero entonces las barreras que me detienen se harían añicos, y marcharía directo a envolverme entre sus hilos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Shine

Se necesita un solo minuto para que todo lo que vivías empiece a notar cambios. Es algo asombroso. Imaginen caminar sobre una línea. Usted toma una dirección, a pesar de que la suya no es la única línea existente. Detrás hay otras. Unas nunca las tomó. Otras, estaban conectadas con la principal, aguardando a que las cogiera, sin haber sido vedadas. Hay tantas, que muchas no las vemos. Pero no tema, el creador de líneas es usted, puede conectarlas, cerrarlas, elegir otra vía. Cierto es que muchas de ellas no dependen solo de nosotros, de hecho pocas son exclusivamente nuestras.

Ahora imaginen que cada línea tiene un brillo, del color que prefieran, y será más o menos intenso dependiendo de la influencia de las líneas en nosotros. Esto nunca es algo rígido, va variando a lo largo de nuestra vida. Entonces, una de las líneas, comienza a brillar con más fuerza. Llevaba años estando ahí, brillando, unas veces más y otras menos, aunque sin apagarse. Y haces el intento: te gustaría cambiar a ese lugar. Habías estado todo el viaje mirándola de reojo, sin poder realmente tomarla. Y ahora sientes que puedes alargar la mano y rozarla ligeramente con los dedos. Nada más. Tal vez se pueda hacer más. Y no estrellarse en la carretera.

http://youtu.be/rs8hraY1OJ0

lunes, 21 de octubre de 2013

Fear

El miedo es un señor con sombrero de copa que comienza a lanzar dardos de curare hacia el cuerpo y la mente. Hoy vino a visitarme. Llamó a la puerta, me saludó quitándose el sombrero, y estuvo conmigo todo el día. Me escondo en el bosque de mi mente, en los lugares más recónditos, donde el sol no puede observarme, donde cristalinos lagos brillan con la luz de sus ojos. Todo a mi alrededor es vegetación. Nada de malas hierbas, ni arbustos de espino, nada agresivo. Pero ni siquiera ahí estoy a salvo. Él me huele, con un olfato que eclipsa al canino más desarrollado. Avanza lento, sin prisas, como un confiado cazador que sabe que su presa nunca escapará. Y lo trastoca todo. Las flores mueren; el agua, se estanca y se enturbia; el aire, se vicia, tornándose una atmósfera casi irrespirable; aparecen zarzas y se transforma todo en una pesadilla. Él sonríe y extiende la mano a modo de saludo. Entonces echo a correr, no importa donde, mientras no lo vea a él. En mi huida, noto su mirada clavada en mi nuca, fría, calculadora, y observo que todo el paisaje ha cambiado. Nieve bajo mis pies, el aliento expira vapor debido al gélido ambiente, y todo se vuelve complejo. Un estado mental que nunca había visitado. Tal era el poder de aquel hombre.

Al poco tiempo me pudo el cansancio, y caí rendido al suelo. Cerré los ojos, y, cuando volví a abrirlos, mi captor se encontraba tumbado junto a mí, observándome. Se levantó y me extendió la mano. Esta vez la acepté, muy a mi pesar. Una vez en pie, le pregunté.

- ¿Por qué has vuelto?
- ¿Volver? Nunca quisiste que me fuera.