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sábado, 13 de junio de 2015

Mil golpes, una salida

Los cristales verdes
se deshacen entre
ríos de púrpura.

Las gotas malditas
saltan una vez,
antes de pegarse
contra el suelo.

Lágrima solitaria
que surca brillante
la palidez mortal.

Un gesto, una mirada,
castillos derrumbándose
sobre el salón.

Los niños miran,
otro juego más,
el miedo los busca
en el escondite.

Silencio que atruena,
ecos reverberan
en las heridas
de la mente.

Un golpe, luego otro,
donde la ceguera
cubrió con su ira
al perdedor.

Gritos enmudecidos,
vano escudo de
dedos agarrotados.

Nunca la espada y
la pared habían estado
tan unidas.

Sirenas iluminan
las calles del horror,
los murmullos trajeron
agentes del caos.

La vida se escapa
en un suspiro,
corre, corre
hacia delante.

Corre, corre,
pues no hay nada
que compense
las magulladuras.

Corre, corre,
pues en la caverna
de las tinieblas
estarás siempre a oscuras.

viernes, 27 de febrero de 2015

Lightning

Viajé a los rincones oscuros del Cocito; no sé qué esperaba encontrar, pero no había nada. Seguí mirando, atravesando los espacios más peligrosos, paracaidistas devorados por los monstruos del agua, miles de muertos agazapados, escudriñando el cielo sin poder ver. Lámparas de aceite en zonas letales, donde regurgitan los heridos de guerra. Banderas rotas, ninguna es mi país, todas blancas, todas negras. Me volví loco. Empecé a correr, y llegué a la zona más iluminada, donde las flores de hielo dibujan bellos paisajes, atrayendo a los pecadores hacia el descanso eterno.

Y allí, cantando, la encontré. Era una sombra sonriente, magnífica, sentada encima de la memoria. Rasgaba las cuerdas del alma con lentitud, dándole a cada acorde un brillo infernal. Conforme me acercaba, el Cocito iba congelándome el cuerpo. Tiritando, ardiendo, conseguí ponerme enfrente.

La sombra, extrañada, me miró.
- ¿Cómo has llegado aquí? Nadie puede acercarse sin ser absorbido por el lago.
- Lo sé. Pero quería hacerte un favor. Te ruego que me escuches.
- Umm... Has llegado hasta aquí, ¿por qué no? ¿Qué quieres?
- Quiero que invoques el poder del rayo. Quiero que limpies el Cocito por completo, y que la luz vuelva a inundar los valles.
- Eso que me pides es difícil. Ninguna sombra antes que yo lo ha conseguido. ¿Qué te hace pensar que yo sí?
- Tu poder lleva haciéndose grande desde hace años. Has conseguido dominar gran parte del lugar, y, al contrario de lo que creía, estás en el lado más luminoso.
- De acuerdo. Lo puedo intentar, al fin y al cabo, pareces muy convencido.
- Bien. Estaré impaciente por verlo.

Me di la vuelta, y comencé a andar.
- ¡Ah, sí! Olvidé decirte que yo no me congelo, porque todo lo que hay en este lugar es mío. Yo creé este sitio. Y confío en que tú me ayudes a manejarlo.

http://youtu.be/CRTa7l511nU

jueves, 26 de febrero de 2015

Vida y obra de una lágrima

Me deslizo entre las hojas que pueblan los astros de la avenida 16, no me muevo yo, me mueve el viento. Choco contra las tinieblas de tu cuerpo, un visitante más, un litro de sangre menos; se quedó pegado a ti, cuando cerraste las compuertas de los faros. Me muevo entre la arena de tus tapices, y es cuando me voy quedando pegado a tu pintura: Ya avanzo poco. Es entonces que una enfermera me inyecta el 0 negativo, y vuelvo a correr entre la eterna llanura que baja al inframundo por un único camino.

Pero no creo poder bajar, cuando el parapeto me lleva a cárceles de porcelana, y, ahí, me lanzo al vacío para ser arrastrado de nuevo. Los dulces y yo no encajamos, qué le vamos a hacer. Qué le vamos a hacer si, aunque el momento sea alegre, soy salada como el mar.


lunes, 14 de julio de 2014

I'm come back

Estuve corriendo sobre campos de minas, parapetado bajo trincheras y con el brazo manchado de rojas heridas de bala, enemigo de un solo ojo. Noches en vela queriendo vencer a mi rival más temido en aquellos días de ardiente escarcha, un opositor que quería desgarrar mis entrañas de una forma tan dulce que yo mismo quería probar aquello. Una estúpida sonrisa enfrente de mi rostro, en el lugar donde se difumina la muerte con la vida, como un cuadro de Da Vinci, hasta que ya no pude más, y cerré los ojos. Me venció el sueño y yo he vuelto. Ya no estamos en guerra, bendita tregua temporal.

sábado, 7 de diciembre de 2013

La calle M

Una orquesta de tambores camina por las calles de la materia gris cerebral. Los soldados disparan al aire con sus rifles, y se sincronizan con los golpes de la percusión. Pom. Pom. Pom. Y el corazón de un muchacho con un globo funciona al mismo ritmo que la estridente música que se escucha.

Caras largas, automatismo. Hoy la alegría se quedó en la cama con resaca. Ya llevaba muchos días de fiesta, y un exceso de alcohol sobrecargó los límites de la comisura de su boca. El ambiente se vuelve frío, protocolario, y el agua comienza a fluir por carreteras humanas, llena de sal y torpeza.

Y el niño que lleva el globo sabe que no puede detener lo que se mueve a su alrededor, y se pregunta cómo hacer que todo aquello desaparezca. Entonces echa a correr, el globo se escapa de sus manos, y se esconde en una casa de la calle M, esperando a que su propietaria vuelva, y, con un abrazo, aislar todo el ruido que llega de afuera.